Capitulo 6- Parte 3

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Sentada en una mesa de la esquina, observaba mi café sin deseo alguno. No tenía hambre, ni sed. El estómago se me encogía al pensar lo que haría Hucha-Collins para vengarse.

Nada bueno. Tendría que acostumbrarse a que ya no me quedaría calladita y dejara que me abusara.

Miré mis muñecas cubiertas por unas vendas blancas cortesía de Samuel. Oí una taza sobre la mesa y luego una voz masculina sentada enfrente mía. Alzé la vista y nuevamente estaba ahí. Aquel maldito ignorante.

-Alexandra. Puedes confiar en mí.-Insistió Dereck, el nuevo.

Suspiré. Aquellos que querían saber que me pasaba eran peores que los causantes. No toleraba la facilidad humana de fingir interés, empatía o incluso cariño. Era realmente repugnante.

Y aquel chico, estaba condenandose por fingir algo que no sentía sin motivo aparente. Además que conocerme, no era motivo suficiente para preocuparse por mi. Menudo imbécil.

-Deja de ignorarme. Me molesta que lo hagas.-Prosiguió, mirándome fijamente.- No le diré nada a tu padre. No soy tan hijo de..

-Ya te lo he dicho. Cuentale lo que te apetezca. Y no es mi padre, es Emilio. - Finalicé mirándolo a los ojos, también.- Déjame en paz. No tienes ni idea, ni tampoco quiero contarte nada. Vete de aquí, pesado.

Apartó la mirada. ¿Aquello le había dolido o sabia fingir realmente bien? O.. simplemente. haberse acercado a mí para comprobar si era una presa fácil.

Alargué las mangas del gerséi. Y al observarlo me dí cuenta de algo. Aquel gerséi no era mio.

-Nos conocemos de niños..- susurró, volviendome a mirar.- Tu madre era la mejor amiga de la mia. Y nosotros..

-No hay un nosotros.- Le interrumpí.- Mi madre esta muerta. Y el pasado me importa menos que el color de tus calcetines.

Aquel chico.. Dereck, estaba realmente molestándome a tal punto que de un momento a otro tendría una ducha de café frío.

En mi mente se gravó una imagen. Una sonrisa infantil, carente de dientes; que poseía un niño de pelo castaño y ojos marrones, algo rechoncho.

Aquel era mi unico recuerdo de Dereck. Ese y el de la caja de recuerdos que enterramos junto a mi antigua casa. Aquella caja contenía una foto y carta de mi madre. Recuerdo que insistió mucho en que no la abriera.

-¿Alexandra..?-llamó mi atención Dereck.-¿Me estás oyendo?

-La caja.

Ví la sorpresa en sus ojos, y una sonrisa nacer en su boca. Algo cambiada a mi recuerdo pero podría afirmar que era él.

-¡Alex!- oí que alguien me llamó.

Me giré y era Samuel. Desde la entrada del comedor, con mi gerséi en su mano y papeles en la otra mano. Ante la ausencia de una respuesta se acercó a mi mesa. Justo cuando Samantha entraba en escena.

Genial. Otra razón por la que llamarme puta. Que día mas agradable me espera.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora