Capítulo 91

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Aparté a Samuel, apoyando ambas manos en su pecho. La expresión de felicidad fijada en su rostro me hizo sentir mal por haberle besado. Simplemente si podía tornar la situación peor, lo acababa de hacer.

-¿Te quedas?

Bien, Alex. Comenzando con errores.

Negué con la cabeza y volví a colocarme la capucha. Samuel tenía su vista fijada en mis ojos, tal vez albergaba la esperanza de que siguiese alli. Pero, sinceramente esto no iba a ningún lado.

-¿Me puedes explicar que demonios significo para tí?- gritó con el rostro húmedo pero no precisamente por la lluvia.- Me dices que no te importo y al segundo siguiente me besas. ¿Soy un maldito juego para tí?

Me mantuve en silencio estirando la mano para que las gotas golpearan en mi piel. El leve sonido del agua impactando contra mi puño. Corría la suficiente brisa como para poder oír el rumor de las hojas. Quizás hacía el típico silencio, el cual precede a una gran frase digna de una película americana.

-Eres como la lluvia- esbocé una sonrisa mirándolo- no importa si está ahi, pero a la larga molesta...

-¿Es eso? ¿Estoy entorpeciendo tu camino hacia el sadomasoquismo?- volvió a gritar.

Samuel estaba demasiado alterado y era incapaz de razonar. Lo lógico sería irme inmediatamente. Pero no puedo.

-Alex...

-Samuel, olvídame.

Dí media vuelta y comencé a andar hacia la puerta del cementerio. Era capaz de oír mis pasos por el extraño chapoteo de las zapatillas. No muy lejos se oían unos chapoteos mas toscos con mayor velocidad.

¿Me estaba siguiendo? ¿Cuanto sería suficiente para que se rindiera?

-Samuel...-susurré.

Me detuve y pasé el puño de la chaqueta por mi cara en un vano intento de secado. Estaba algo... no sabría explicarlo. Cansada pero a la vez... molesta. Muy molesta.

-Dime.

-Ya se acabó. ¿Vale? No tienes por qué seguirme ni recordar mi nombre siquiera.

¿Realmente eso quería? Si fuese de aquella manera podría darme la vuelta y ser capaz de decirle eso a los ojos.

-Soy una persona libre.

Suspiré.

-Ten orgullo propio.

-Si eso significa dejarte ir, no lo quiero.

Tensé la mandíbula y proseguí andando hacia la entrada del cementerio. Razonar con Samuel en aquel momento era imposible. No debí haberle besado. Fué un error descomunal.

Me senté en la parada del bus, buscando refugio de la lluvia que se habia tornado un manto grueso. 

Parecía muy lejana aquella vez que me encontraba sentada en ese mismo banco con Dereck, antes de su ataque de psicópata.  Samuel se sentó a mi lado mientras intentaba cogerme la mano.

-¿Que tal Sophia?

-Embarazadisima de un desconocido.

¿Por qué no me extrañaba?

-¿Que guay no?- ironicé tras quitarme la capucha.

-Uy sí.

Un poco mas... y se acabaría todo. Adiós Samuel y adiós ciudad. Solo tenía que aguantar un poco mas. Difícil no era.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora