Capitulo 23

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Desperté tendida en una cama absolutamente desconocida. Al igual que la habitación. Las paredes estaban recubiertas de numerosos pósters de mujeres semidesnudas, que me observaban con aquellos ojos cargados de fotoshop.

Aun veía todo borroso, por lo que me costó identificar a la persona que estaba durmiendo a los pies de la cama, cual animal de compañia vigila los sueños de su amo.

Me froté los ojos, intentando así, identificar al ser aquel. Hasta que recordé dónde me hallaba. Y lo que habia hecho anoche. Algo que no me alegró lo mas mínimo.

El mero hecho de que Dereck estubiera alli tumbado de aquella extraña forma lo decía todo. Y recordar que le habia pedido que no me dejara sola... Acababa por rematar el poco orgullo que me quedaba.

Anoche... Nos quedamos hablando todo el día. Desde que me trajo del instituto, hasta que me quedé dormida en su sofá y me trajo su madre hasta aquí. Desde... que desperté a su familia, gritando, en la madrugada... por tener un sueño similar a la noche de hace dos años.

Recuerdo los dos puntos negros y brillantes, anoche, que me observaron hasta que me dormí. Y todo, porque yo se lo pedí. Algo impensable.

¿En qué demonios estaría pensando al hacer aquello? ¿Se me habia fundido el cerebro de repente, o algo? Seguramente... aquel sueño fuera desencadenado por recordarlo todo. Hacía tiempo que no lo hacia. Mas bién, llevaba tiempo evitándolo. Recordar esos sucesos no eran en absoluto de mi agrado.

-¿Estás mas tranquila?- preguntó Dereck, esbozando una sonrisa amable. Mientras se desperezaba cual gato.- Debió ser muy duro para ti...

-Sí. Pero no hacia falta.. -murmuré, escondiendome dismuladamente bajo las sábanas.- Siento lo de anoche... Creo que debería volver a mi casa ya.

Era extraño estar allí. Su madre no me recordaba. A sus ojos era una amiga de su hijo con problemas. Sin duda el cambio del pelo, me habia vuelto irreconocible. Debería alegrarme por ello, sin embargo no lo hacía. Deseando cambiar había destrozado la herencia de mi madre.

-Mi madre está muy feliz de verte de nuevo.-Comentó, sentándose en la cama.- Aunque no lo pareciera..

-No quiso recordarme que mi madre ha muerto.-Dije sin emoción alguna.- ¿Es eso no?

Dereck asintió y nos sumimos en un silencio tenso. Yo por no saber como reaccionar ante aquella situación. Y él, supuse, que pensaba que habia metido la pata. No sería yo quién lo sacara de su error.

-¿Que harás con Samantha?- preguntó tras un rato.- Podría decir que la golpeaste sin razón. Y conociéndote...

-Dereck. Agradezco mucho tu ayuda. Que ya es más de lo que puedo decir. Pero ya veré lo que hago. Llevo arreglándomelas sola desde que mi madre murió y mi padre decidió que le recordaba demasiado a ella como para vivir conmigo.

Aparté las mantas y me levanté de la cama. Tardé bastante en darme cuenta de.. que acababa de hablar, nada más levantarme. Habia estado tan centrada en buscarle la lógica a la situación, que no me habia percatado de aquel detalle.

-Se lo merecía.-Añadí orgullosa tras mi descubrimiento.- Me he cansado de asentir y defenderme como podía de los ataques de esa víbora.

-Tampoco tenías por qué hacer eso. Por ejemplo.. de haberme habla..

Dereck no concluyó su frase. Se quedó observandome el brazo. Hipnotizado por las dimunutas cicatrices que cubrian mi brazo. Lentamente iban desapareciendo. Y aunque no me abandonaran, me daba igual. Aquello era a causa de mi forma de ser.

-Quítate la camisa.

-¿Eh?

-Déjame verte Alex.

-¿Desde cuando me llamas Alex?-pregunté esquivando su petición.- Creo recordarte que hace tiempo fuimos amigos. He cambiado.

-Ya me he dado cuenta.- Respondió poniéndose en pie.- Pero el guía de la excursión al Parque Natural, te llama Alex. ¿Me equivoco?

-No.

-¿Que hay de diferente entre él y yo, para que no te pueda llamar también Alex?-insistió.- No creo que sea tan malo que me tome confianzas con una amiga de la infancia.

-Ahí está lo que pareces no entender.- Le interrumpí, con una mueca irónica en mi cara. Realmente quiería apartarlo de mi. Anoche me equivoqué al mostrarle parte del peso que llevo cargando todo este tiempo.- He cambiado. Ya no soy la niña con la que jugabas de pequeña. Y pretendo seguir asi.

-Deberías cambiarte. Te acompañaré a casa.- Finalizó Dereck, abandonando la habitación.

Observé por arriba su habitación. Y acabé por encontrar una foto de dos niños pequeños. Una niña rubia de pelo largo y ondulado, que sonreía. Y un niño a su lado que cargaba con numerosas muñecas, mientras sonreía cansado.

Aquellos éramos él y yo. Cogí el portaretratos y saqué la foto. Rompí la parte donde estaba la niña y devolví la foto a su lugar.

Mi madre no estaría orgullosa de mis actos. Pero si ella estubiera aquí todo esto no habría pasado.

A continuación comencé a vestirme. Tenía que regresar a mi piso.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora