Capitulo 5- Parte 2

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Abrí los ojos temiendo lo peor. No veía nada. Lo que si me di cuenta fué.. que llevaba las manos atadas con algo que se me clavaba en los brazos.

Mis compañeras de clase.. un sol de personas, nótese sarcasmo.

Haciendo un esfuerzo titánico, llegué a un árbol. Y con ayuda de este, me levanté notando dolor en la barriga y un mareo que casi me tira al suelo.

Genial. Estaba en medio del Parque Natural y con las manos atadas. Cada año se vuelven mas psicópatas.

El dolor se hizo intenso a medida que caminaba sin rumbo. Aquello marcaba que.. se había hartado de darme patadas cuando estaba inconsciente.

Oía los ruidos de la fauna mezclarse con el sonido de las hojas crujir bajo mis pies.

Aquello estaba mal. Sino sabía donde estaba, era absurdamente ridículo caminar. Y estar atada de manos no ayudaba mucho, a decir verdad.

Maldito Emilio. ¿Por qué tenías que firmar este campamento?

Suspiré. Debía calmarme. Tranquilizarme y pensar como quitarme aquella cosa de los brazos.

Estiraba de aquello, sintiendo como se clavaba en mi piel. Sin embargo, no sentía dolor. Sino calor. Un enorme calor por todo el cuerpo, aunque temblara.

Aquel proyecto de cuerda cedió, y cayendo en la oscuridad del suelo. Ni me molesté en recogerla. Alcé las manos al cielo, agradeciendo aquella libertad. Y sin pensarlo dos veces seguí caminando.

No era lo mas sensato. Pero aquello había dejado de ser sensato desde que Samuel me trajo en coche.

Samuel. El camarero de ojos azules y pelo negro, que había herido mi orgullo varias veces. El nieto de Hana.

Hana. Mi amable vecina que era como una abuela. La notaba en falta. En aquellos instantes me vendría bien uno de abrazos. Sin duda aquella ancianita se había ganado un lugar en mi vida.

-Hana.. si tu supieras lo que tu Alex esta pasando ahora..- me burlé, tristemente.

Sin ningún motivo aparente. Comencé a correr. Ni yo misma sabia porque corria. Simplemente estaba haciéndolo y ya. Tampoco me prengunté el motivo del mareo que acabó provocandome un desmayo.

Caí al suelo de nuevo. Segunda vez. Comenzaba a pensar que me habían drogado.

-¿Drogarme?- me dije en voz alta.-¡Que va! Son capazes de dejarme semi desnuda con un hombre, en medio de un campo de cereales.. pero.. drogarme.. no cre..

No acabé la frase. Nuevamente me hayaba inconsciente.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora