Capítulo 94

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Ocho meses después...

-¿¡Cómo que Sophia no está!?

Balanceé a Alia un poco más porque comenzaba a protestar entre mis brazos y bajé el tono de voz.

-Me dijo que vendría a ayudarte a tí.

Ese miedo de nuevo. El miedo a que se marche y me deje aquí como si de una vulgar caja se tratase. Tras nacer Alia y ver el poco instinto maternal que tenía... llegué a plantearme si Sophia se quedaría a mi lado aunque ninguno nos quisiesemos. Quizás... sobrevaloré su gusto por la vida acomodada.

-Sabíamos que pasaría tarde o temprano...-comentó mamá, tras beber un poco de café.- ¿Que vas a hacer?

¿Tan claras estaban las malas intenciones de Sophia? ¿Soy el único que pensó que cambiaría? Siempre... espero cosas que no van a pasar.

-Buscarla, claramente. No voy a dejar a Alia sin madre.

-Está mejor sin ella.- Añadió mi madre, dejando la taza en el fregadero.- Y tú lo sabes mejor que nadie.

-Eso no quita que sea su madre. No puedo criarla yo solo.

-Busca a Alex,  ya puestos a buscar a alguien, búscala a ella.

Evadí su mirada y centré la mía en los ojos castaños de mi hija. Desde que nació me prometí... no volver a sacar el tema de Alex. Era el pasado. Un mal recuerdo. Solo habían pasado ocho meses desde que se fué sin importarle siquiera lo mucho que la quería.

Si algo tenía claro en ese momento era... no volver a intentar buscarla. A Sophia me unía una hija aunque no fuera de sangre, a Alex absolutamente nada.

-Vamos, cariño... estás deseando ir a buscarla.- Insistió.

-No fuí yo quién se marchó sin importarle los sentimientos del otro.

Aquello había sonado demasiado herido para mi gusto. Pero era la verdad.

-¿Y si se arrepiente de lo que ha hecho?

-¿La has visto por aquí para disculparse? Porque yo no- ironicé.- Mira, mamá, voy a buscar a Sophia. Me debe una explicación y punto. Alia no se vá a quedar sin madre.

-Eres igual de cabezota que ella...

-Y respecto a Alex. No vuelvas a sacar el tema.

Metí a Alia en el carrito y coloqué el plástico por encima para protegerla de la lluvia. En octubre llovía mucho y lo que menos necesitaba era una bolsita de agua llorona.

-Te miro y no te reconozco.

-La gente cambia.

Abandoné la cafetería silenciosamente. Llevaba meses sin pronunciar su nombre por miedo a Sophia... aquel día tras volver del cementerio... no recuerdo nada peor.

-¿Samuel?

Fruncí el ceño y me giré justo para reconocer el rostro masculino que había ante mí.

-¿Dereck?

En otro tiempo le habría golpeado.

-¡Cuánto tiempo! ¡Hoy es día de encontrarse a todos!

-Algo...-murmuré.- Tengo prisa por volver a casa...

Lo que menos me apetecía en ese momento era hablar del pasado. Sobretodo con la madre de mi hija en paradero desconocido.

-Mira este es mi novio, Zack. Zack este es un amigo de Alexandra.

¿Dereck es gay? Está de coña, ¿no? ¿Después de todo lo que le hizo pasar a Alex?

-Alexandta puso esa misma cara- se rió un poco Zack.

-¿La habéis visto?

-Claro. Está viviendo con su padre en nosédonde.- Respondió Dereck, sonriéndo.- ¿No estáis juntos?

-Nunca lo estuvimos.

Me despedí de Dereck y su novio inmediatamente después. Solo quería volver a casa y encerrarme para que la posibilidad de volverla a ver fuera nula.

Espera, espera, espera.. ¿estaba viviendo con Emilio? ¡Eso si que es un cambio!

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora