Epílogo

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- ¿Y aquí está el abuelo?

Asiento mientras paso una mano por su espalda. Anne no parece contenta de estar en el cementerio pero ya era hora de que conociera a sus abuelos.

- ¿Y papá?- pregunto algo confundida- si estaba aquí hace nada.

Por más que miro en todas direcciones no veo a mi marido y mi hijo. La verdad es que no suelen desaparecer así y menos en un lugar que no conocen. Miro la hora. Aún falta para irnos a comer...

- No sé. Andará con Carlitos.

- Anne quédate aqui, ¿vale? Si papá vuelve que espere aquí contigo.

Anne asiente exageradamente mientras vuelve la vista a la lápida con el ceño fruncido. Saber lo que debe estar rezando una niña de siete años es muy difícil, y teniendo en cuenta que no encuentro a César ni lo intento antes de comenzar a andar por el cementerio.

Nada. No aparece. Quizás se quedó en la tumba de mi madre. Pero, ¿para qué?

Y cuando vislumbro la tumba ahí está César, mi marido, con mi hijo menor; Carlos. Además de una chica que debe tener un par de años más que Anne. Una vez soy capaz de distinguir rasgos es imposible no reconocerla.

Es idéntica a su madre.

-¿Alia? ¿Qué haces aquí?

- ¿Quién eres?- da un paso atrás.

No puedo evitar sonreír ante ese gesto. Emilio no habría reaccionado así y su madre menos. Quizás... el papá del año lo hizo bien, si es así habrá merecido la pena. Todo.

- Cariño- César me pasa la mano por la cintura cuando llego a su lado-, ¿la conoces? Se ha perdido.

Intento no recordar mucho del pasado ni lo que significa ver otra vez a mi hermana. Doy un par de pasos y la abrazo. La nostalgia me invade negándose a soltarme. Alia me devuelve el abrazo, tal vez me recuerde o posiblemente Samuel le hablase de mí; cosa que dudo mucho que haya hecho.

- Es mi hermana.

Es mi familia. Parte de mi familia.

- ¿Esa hermana?- repite, asombrado.

- Sí.

Le he contado toda mi vida. Desde principio a fin. Apenas hay secretos entre César y yo. Apenas.

-¡Alia!

Esa voz que resuena en mi cabeza.

- ¡Papá!

Esa voz que no he olvidado aunque debería.

Alia se separa de mí y corre junto a un hombre de barba, que va cogido de la mano de una pelirroja. Su madre. ¿Sophia? Corre junto a ellos y Samuel la alza en brazos.

- Imagino que ese es el famoso Samuel.

No le conté que no le he olvidado. No lo admitiré en voz alta nunca más. El primer amor nunca se olvida.

Y menos uno como el mío.

- ¡Mamá! - grita Anne apareciendo por detrás.

Eso llama la atención de Samuel y Sophia, pero no tiempo a hacerles caso porque primero está mi hija... no hay celos, no hay tristeza, no hay soledad. Hay paz. Él está bien, yo estoy bien. Y ya está.

- ¿Álex?- su voz pronuncia mi nombre con confusión, no es como en mis recuerdos.

- No, lo siento. Vamos amor- cojo a Carlitos con cuidado ya que se ha quedado dormido, antes de darme la vuelta.

Sé que César entiende porqué lo he hecho. No hay necesidad de remover el pasado. Pero Samuel sabe que he mentido.

No más despedidas, no hay vuelta atrás.


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Un año y medio me tomó escribir esto. Es largo de cojones eh, a ver si hay ovarios de llegar hasta aquí jajajajaja. Realmente me encanta Álex es muy como yo, a veces nos fundimos. Ha sido un placer escribirlo y leer comentarios. Acabo de salir del trabajo y me apetecía zanjar esto. Pienso empezar otra novela (probablemente) titulada Be my forever espero que tenga éxito. Y sino tenéis otras novelas cortas. Podéis comentar y votar. Muchisimas gracias por haberme acompañado todo este tiempo. Un beso de Álex.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora