Capítulo 98

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Desperté en una cama vacía, pero ya estaba acostumbrada a ello. ¿Cuánto tiempo llevaba reprimiéndome así? Ah, sí... desde la muerte de Luca había pasado días siendo mirada mal... cuando creía que por fin tenía mi sitio.

Observé mis brazos cubiertos de líneas blancas. ¿Soy un monstruo verdad? Si no he sabido cuidar a la poca gente que se ha acercado a mí... Cerré el puño con fuerza. Soy incapaz de proteger a nadie. Fué estúpido pensar que podría salvar a esos niños.

Aparté la sábana y me vestí con una camiseta que había sobre una silla. Salí de la habitación, recordando momentáneamente lo que había pasado. Lo único que llegó a mi mente fué... el olor a tostadas y café recién hecho. Por un segundo me permití pensar que Hana era el origen de aquellos aromas...

Entré en la cocina encontrándome una escena dolorosamente hogareña. Fué como si me abofeteasen con la realidad de que ya no pertenecía a aquel lugar, nunca llegué a pertenecerlo ya que todos lo que se me acerca acaba destrozado.

Dí un paso atrás pero Susana ya me había visto. Llevaba un bebé en brazos. ¿Aquel era el hijo de Sophia?

-¡Alex que sorpresa!- exclamó la madre de Samuel, haciendo que él cargase con su hija para abrazarme.- Ha pasado mucho tiempo, ¿eh?

Asentí sin palabras a causa de la imagen de Samuel con un bebé en los brazos. La familia feliz, ¿eh?

-Debería irme...- susurré apartándola para ir a buscar mi sudadera.- Ha pasado demasiado tiempo.

Había apartado a Susana y corrido hacia la habitación, aún así, temblaba. ¿Envidia tal vez, eh Alex? Es hipócrita sentirme así, todo esto..m podría pertenecerme a mí... si tan solo no le hubieta dejado de la forma en la que lo hice.

-Alex, ¿podemos hablar?

Lo admito, había olvidado completamente la amabilidad de Samuel. ¿Me había acostumbrado a ser esa persona donde descargaban el odio sin razón? Puede. Los cortes en los brazos que le había dejado hacerme a Luca para romper el sentimiento de ser dejada atrás. Solía pensar en lo estúpido de cortarse a si mismo pero... una persona a la cual han golpeado tanto... el dolor me transmite paz.

-Soy un monstruo, ¿sabes?- me quité su camiseta frente a sus ojos.- Soy lo contrario a un vino, yo... empeoro con el tiempo. Todo lo que toco lo destrozo o lo daño. Debería quedarme allí donde mis manos no puedan alcanzar nada valioso...

Proseguí diciendo cosas depresivas y Samuel simplemente me miró. Resultaba irónico que con tan solo una mirada ya cubriese las cotas de afecto de un mes completo.

-¿Quieres contarme eso de que has matado a alguien?- se apoyó en el quicio de la puerta mientras fruncía el ceño.- No te estoy diciendo que me interese, ni nada similar. A diferencia de tí, yo sí te quise y no es tan fácil olvidar.

Dejé escapar una lágrima e inmediatamente la sequé con la manga de la sudadera. Tras acabar de ponerme las botas opté por abandonar el lugar sin despedirme, no necesitaba llevarme el recuerdo de lo estúpida que había sido.

¿Si me hubiera quedado con Samuel habría muerto él? No podría haber soportado algo así, yo le debo mucho a ese hombre. Algún día desapareceré completamente y por fín le pagaré todo lo que hizo por mí.

Debería apurarme y desaparecer o... morir. Lo que quede mas cerca.

-Y dime Luca...-susurré mirandome la mano- ¿tú también sentías esta impotencia luego de comenzar con tus primeros cortes?

Bajé las escaleras del portal y salí a la calle. No tardé en inirme a la multitud que a finales de octubre se precipita por la calle. Ya sabía de antes que alguien en compañia podía sentirse solo pero... saberlo en mi propia piel desde pequeña, era doloroso.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora