Abrí los ojos al notar unos suaves golpecitos en mi cara. Lo primero que ví, fueron unos ojos azules.
Abrí la boca pero ningún sonido salió. ¿Acaso me habia dormido? Seguramente.
-Hemos llegado al albergue.- Anunció María, detrás de Samuel.- Tendreis que bajar y tomar vuestras cosas, Josep os espera con el reparto de habitaciones. Mientras..
Dejé de prestar atención a lo que aquella mujer escupía por la boca. No era de mi agrado y su voz chillona tampoco.
Samuel seguía con la mano en mi cara y el ceño levente fruncido. Suspiré, intentando no agobiarme por no poder decirle unas cuatro cosas sobre su mano. La aparté de mi cara y me estiré, provocando su risa.
-Pareces un gato.
Lo que aquel tipo pensara sobre mi realmente me importaba menos que los papeles que tiraba a la papelera.
Lentamente el autobús se fué vaciando, y a Samuel se le ocurrió dejarme pasar de última. Asique ahí estaba yo, sentada en mi asiento mientras todos cogían sus pertenencias. Bajo la luz de la farola.
Aun era de noche. Y lo mas seguro fuera, que apenas asignaran las habitaciones.. cada uno continuara durmiendo en su cama.
Bajé del autobus, y perdí de vista a Samuel. María y Josep se lo llevaron. Aquello no me importo lo mas mínimo. Es más, estube agradecida por semejante favor.
Estaba segura que de un momento a otro oiría a alguien llamarme Cereal. Pero no por mi nombre.
-¡Alexandra!
Me giré y lo ví. Era el chico de ayer, el nuevo. Desconocía su nombre. Y sus intenciones. Porque recuerdo que le advirtieron que no se acercara a mí.
-Toma.- Me tendió mi paraguas.- Te lo dejaste en el autobús ayer.
-Gra.. cias.
Apenas me había salido la voz. No estaba tan segura de que me hubiera oido. Hasta que esbozó una sonrisa. Aquel chico me era conocido. Deduje que sería por sus rasgos. Pelo castaño, ojos marrones, tez morena. Muy común.
-Soy Dereck.- Se presentó.- ¿Te acuerdas de mí?
Fruncí el ceño. ¿Aquel chico me conocía? A mi me sonaba, pero no podía concretar de que. De todas formas era un habitante más de la clase.
-Vete con Alvaro y La Choni, antes de que te arrepientas.- Susurré, pasando por su lado.
No iba a permitir que el novato hiciera una obra de caridad ante los ojos de los demás. Almenos no conmigo. Ya tenía suficiente con el nieto de Hana, molestandome.
Cogí mi bolsa y me dirigí junto a Josep. Que estaba acabando de organizar las habitaciones. Y como una especie de castigo que habían impuesto pronunció mi sentencia:
-Alexandra, Samantha, Claudia y Sophia.
Por Claudia y Sophia no tenía inconveniente. Pero no quería dormir con La Choni, Samantha. No podría dormir ni respirar en semejante infierno.
Samantha eranla encargada de las "ingeniosas" bromitas que se me eran propinadas a lo largo del curso escolar. Desde robarme los deberes y fotocopiarlos para todos hasta arrinconarme y.. No quise seguir pensando en ello.
Cuando me dispuse a exigir otra habitación, una mano clavó las uñas en mi brazo. Arrastrandome con el vulgo dentro del albergue. Supe quién era por el aroma de me intóxicaba los pulmones.
La Choni acababa de fijarme como objetivo. ¡Como si tubiera otro!
Sentí un poco de miedo cuando entramos en la habitación y nos cerraron las puertas. En algún lugar habia dejado mi maleta. Pero aquello no importaba.
-Aish mi Cereal. ¿Por donde empezamos? ¡Han pasado dos años!
Tragué saliba mirándo a Claudia y Sophia. Ellas evitaron mirarme.
Justo cuando La Choni me llevó al espejo para que viera su cara. Alguien golpeó la puerta.
-Alex, te dejaste la maleta. Y necesito mi..- Entró diciendo Samuel-.. chaqueta.
Asentí y le dí su chaqueta que aún llevaba puesta. Ademas de arrastrar mi maleta hasta lo que parecía ser mi cama.
-Gra.. cias.
Lo ví fruncir el ceño e irse. No dijo nada mas.
Sin duda, esto era el Apocalipsis.
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Quiero un beso bajo la lluvia
De TodoQuiero un beso bajo la lluvia es la vida de Alexandra Grahams, una chica de pelo rubio ondulado, a la cual rodea un aura de soledad. Su apellido le ha ocasionado un cierto numero de motes hirientes a los que ella ha respondido con la indiferencia, d...