Capítulo 9

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N/A: Hola! Se que este capítulo esta medio inconcluso, pero les prometo que el próximo será mucho mejor. Intentaré actualizar el martes, pero justo ahora estoy estudiando. Luego le agregaré la lista de canciones recomendadas. No se olviden de votar.
PD: #SixYearsOf1D 💕😊

La tormenta parecía no irse. El viento era cada vez más fuerte y el cielo cada vez más oscuro. Los árboles se movían y algunas hojas caían al suelo. Era como un fuerte silbido que llenaba el ambiente. El frío escurridizo de la brisa inquieta viajaba por la piel descubierta de mis brazos. El olor a tierra mojada embriagaba mis sentidos y algunas gotas pequeñas y frías comenzaban a caer. El suelo empezaba a mojarse, ablandando la firmeza de la tierra bajo mis pies. Cada gota se hacía más pesada y se acompañaba por más y más. Mi cabello estaba cada vez más mojado, pegándose contra mis mejillas que ya habían perdido color y temperatura. Mis sentidos estaban dispersos ante la escena que me rodeaba. Mis ojos, fijos en mis pies, prestaban atención sólo al barro ensuciando mis zapatillas. Mi nariz apreciaba el fantástico perfume a tierra mojada que el viento traía. Mis dedos acariciaban el duro interior de los bolsillos de mi pantalón. Mis labios aún saboreaban el asombroso, extraño y embriagador gusto de Beck. Mis oídos escuchaban la fantástica sinfonía del viento contra las hojas de los árboles que me rodeaban.
Bryce caminaba junto a mí, sus hombros encogidos y su nariz arrugada. Siempre me causó gracia la gente que camina de aquella forma bajo la lluvia, como si así pudieran protegerse de ella. Pero no yo ¿Para qué hacerlo? ¿Para qué protegerse de la lluvia? La lluvia limpia y purifica. Quita los rastros impuros del paisaje, y quedan en el recuerdo de aquellos ojos memoriosos que presenciaron el caos antes de la tormenta. La lluvia es como las lágrimas. Ambas mojan y limpian. Al parecer, hasta el cielo llora de vez en cuando.
El viento chocaba mi cuerpo más y más, como si intentara derribarlo, pero mis pies encontraban la forma de mantener mi cuerpo sobre el suelo. Continué caminando, contra viento y lluvia; en silencio de labios y alboroto de mente. No podía sacudir aquel sentimiento que crecía en mí al pensar en Beck. Quería mantenerme lejos de él, lo más lejos posible, pero parecía ser imposible. Me llenaba de más y más preguntas sobre él, e intentaba descifrar cuál pregunta me hubiese hecho si Bryce no hubiese llegado antes que yo. Miré a mi costado. Un muchacho caminaba junto a mí, uno dulce y amable, tan distinto del que no puedo quitar de mi cabeza. Negué con mi cabeza, sin poder comprender mis propios pensamientos y sentimientos. No comprendía porqué prefería estar de nuevo en aquella cabaña, quitándome mis dudas sobre Beck, y no caminando hacia mi primera "cita" con Bryce.
La mente humana es complicada, al menos la mía lo es. Controla todas las acciones del cuerpo y los sentimientos. No hay nada que podamos hacer sin ella. Puede hacernos actuar de formas que luego nos arrepentiremos y hacernos sentir cosas que desearíamos no sentir. Y no hay nada que podamos hacer, porque nuestra mente es más poderosa que nosotros. Culparía a mi mente de aquel beso con Beck y de haberlo disfrutado, pero lamentablemente no funciona de aquella forma.
Ingresamos al comedor, y el resto de aquella tarde convirtiéndose en noche fue un borrón. Mi alrededor era casi inexistente. Estaba sumergida completamente en mis pensamientos, sin percibir absolutamente nada de lo que me rodeaba. No tenía ganas de estar allí, pretendiendo querer estarlo. No quería estar en aquel campamento. Ya no más. Era una lucha tener que enfrentarme a Beck. Una lucha literal. Sólo quería estar en mi cama, en mi casa. Ya estaba harta de sentirme extraña en frente de Beck, y sentirme cada vez más idiota por seguir dándole oportunidades. Solo quería irme, sin importar cuánto amara aquel lugar.
Bryce llevaba una hora hablando junto a mí detrás del mostrador de comida en el comedor. Mis respuestas se basaban en meneos de cabeza y murmullos. Mientras tanto, mi mente viajaba por todas partes menos hacia él y el resto de la gente que me rodeaba. Cuando menos me di cuenta, el lugar estaba casi vacío, y mi amigo estaba colocando dos vasos y platos en la mesa en que siempre nos sentamos. Supuse que debería aproximarme hasta él, aunque sólo quería dormir. Siempre quiero dormir.
"¿Pizza?" Preguntó Bryce. Menee mi cabeza mientras me sentaba frente a él. El lugar estaba poco iluminado, sólo había una luz prendida. La lluvia seguía cayendo, pero con delicadeza en aquel momento, acariciando el suelo de afuera. El delicioso olor a tomate, queso y masa caliente llegó a mi nariz, y fue lo más excitante que me sucedió en aquella noche. Sólo pensaba en el libro sobre mi mesa de luz que me esperaba en la cama de mi cabaña. Esta cita es espantosa ¿Es una cita? No lo sé, sólo espero que no.
"¿Te encuentras cansada?" Nuevamente preguntó Bryce. Quería decirle que estaba aburrida y que no quería estar allí, sino que prefería estar en mi cama. Pero no pude, ni realmente quería decirle algo así. Sólo asentí y le ofrecí una sonrisa "Entonces... ¿De qué quieres hablar?" Ay no, todo menos esa pregunta.
"Em...no lo sé" Respondí y llevé un pedazo grande de pizza a mi boca, eso me ahorraría unos cuantos segundos de charla.
Me gusta Bryce, realmente. Solo que no estoy segura si me gusta de aquella forma, ya sabes, como cuando no dejas de pensar en él y no aguantas las ganas de verlo. Es un lindo chico y buena persona, pero ¿Después qué? Falta ese 'factor fuego artificial', que siempre explota con colores y luces, y te arranca el aliento, y sin importar que lo hayas sentido miles de veces, te sigue sorprendiendo. Una cosa es cierta, y es que las novelas de romance han elevado mis expectativas románticas a un nivel casi imposible, y creo que es por eso que nunca siento nada importante por nadie. Nunca me ha gustado nadie. Claro que encuentro chicos atractivos, pero hasta allí llega. Nunca he tenido un beso verdadero, por supuesto que mi beso con Beck no cuenta, porque no hay sentimientos involucrados ¿No cierto? No lo sé.
Bryce habló durante nuestra cena, y vaya que sí habló. Me contó algo sobre que su mamá estaba de viaje en Colombia o Venezuela, luego que su compañero de cuarto en la universidad se llamaba... ¿Mark? ¿Matt? Yo aporté a la conversación con una mirada perdida y esporádicos murmullos. No sabía qué decirle, no tenemos muchas cosas en común. Tenemos diferentes edades, estamos en distintas etapas de nuestra vida y nuestras formas de pensar difieren mucho. Él cambió mucho desde el campamento pasado. Tal vez su ruptura con Julie lo haya hecho así, ya que nunca habla de ella. Me pregunto qué habrá hecho como para que Bryce no la perdonara.
"...Y luego Mike salió corriendo, y me empezó a gritar que lo persiguiera" Bryce contaba entre risas, mientras limpiaba una lagrima de su ojo. Creo que me perdí su graciosa historia sobre sus aventuras con Matt...Mark... ¿Mike?
"Entonces..." Murmuré con mi voz llena de aire. Mi vista estaba baja. Una mezcla de cansancio y aburrimiento me embriagaba. Por algún motivo, lo único que me interesaba saber sobre Bryce en ese momento era sobre su relación con Julie. La curiosidad forma parte de mí, y ya que estaba teniendo un momento muy aburrido con un chico que se supone que debe agradarme, aproveché esa situación para alimentarme con un poco del chisme. Lo sé, soy patética "¿Qué sucedió con tu ex novia?" Bien hecho, Zoe, podrías haber sido más sutil. Bryce tensó sus hombros y frunció sus cejas. Se notaba que estaba incómodo al hablar de este tema, y no comprendía por qué le estaba haciendo aquella pregunta "Lo siento...yo no quería...eh..." Me quedé muda y él me miraba fijo "Lo siento, no sé por qué pregunté eso. Solo tenía aquella duda girando en mi cabeza, y no sabía cómo preguntarte"
"Está bien, Zoe" Bryce sonrió, aunque aún lo notaba tenso "Bueno...Julie y yo...lo nuestro no funcionó. Como ya te había dicho antes, ella cometió un error muy grande y no pude perdonárselo. Pero lo que más me dolió es que no me pidió perdón, sino que quiso culparme a mí por lo que había sucedido. Ahora que lo miro desde la distancia, noto que aquella relación estaba destinada a la perdición desde un comienzo" Bryce miraba a sus manos y no a mis ojos. Notaba que hablar de ella le dolía. No quise preguntar más, ya comenzaba a sentirme mal por haber sacado ese tema. Era más que obvio que ella lo había lastimado mucho "Julie nunca fue como el resto ¿Sabes? Nunca fue a un especialista ni nada, pero sé que algún problema tenía. No me malinterpretes, era una chica genial, pero su mente funcionaba de formas extrañas y nunca la comprendí. Eso lo vi cuando terminamos, porque cuando ella me quiso culpar a mí de su error, ahí me di cuenta de todo".
"Oh..." Simplemente respondí. Me sentí muy incómoda en aquella situación. Sentía como si me estuviese metiendo en la privacidad de Bryce y Julie sin su consentimiento.
Fingí un bostezo que se transformó en uno verdadero. Bryce me miró y se puso de pie para ser muy caballero a la hora de acompañarme hasta mi habitación. El agua ya no caía, y la luz de la luna comenzaba a aparecer a través de las nubes que empezaban a moverse. Eran casi las diez, estuve dos horas allí escuchando a Bryce divagando sobre anécdotas que no escuché.
Caminamos en un incómodo silencio por el sendero de tierra. Pasábamos algunas cabañas donde las luces aún estaban prendidas. En algunas se oían voces, en otras risas. En una pude ver la silueta de dos chicos a punto de golpearse y el grito de su consejero intentando separarlos. El campamento sirve para cambiar las actitudes de los acampantes, no de todos, pero realmente funciona.
Llegamos frente a mi habitación y allí nos quedamos. El me miraba a los ojos y yo espiaba por encima de su hombro a la cabaña de Beck. Las luces estaban encendidas, incluso en la distancia podía notarlo.
"¿Qué tal Beck?" Pregunté con la mirada pérdida en la cabaña 47 "Me refiero a su relación y cómo se comporta en el campamento" Lleve mi mirada hasta los ojos de Bryce, que me pusieron extrañamente incómoda.
"Igual que siempre supongo" Su respuesta fue rápida y sonó como si no quisiera responder aquella pregunta. Era más que obvio que Bryce odiaba hablar de Beck "Bueno, creo que estas cansada Zoe. Nos vemos mañana" Sus ojos estaban fijos en los míos, demasiado fijos. Y nuestra cercanía comenzaba a ser peligrosa. Había una sonrisa de lado en su rostro, y cuanto más se acercaba más grande se volvía.
"Lo siento, Bryce, pero creo que... No es lo indicado" Lo frené con mi mano en su pecho. Nuestras frentes estaban a centímetros de rozarse, y podía sentir su respiración contra la mía.
No dudé ni un segundo más en hacer un paso atrás y subir los escalones de mi cabaña. No miré hacia atrás porque sabía que había herido sus sentimientos y me sentiría mal. No quiero besar a nadie más en este campamento. Ya besé a Beck, un chico con quien solo discuto, y por algún motivo disfruté aquel beso. Demasiado ¿Qué pasaría si me beso con Bryce? Tal vez no le guste. O peor, tal vez a mi no me guste y prefiera mas besar a Beck. 
Me senté al borde de mi cama y dejé escapar un fuerte suspiro. Podía escuchar a mi mamá dándose una ducha en el baño al fondo de la cabaña. Me quite mis zapatillas y las dejé bajo mi cama. Cerré las cortinas para poder quitarme el resto de mi ropa sin tener a alguien espiándome afuera. Mi pantalón termino en el suelo, como de costumbre y mi camiseta sobre mi cama. Levanté mi almohada para buscar mis pijamas, pero no estaban allí. El orden no es una cualidad que me caracterice. Comencé a caminar en mi ropa interior, en busca de mi pijama. Ya comenzaba a hacerme frío. El agua de la ducha frenó. Tal vez mi mamá sepa donde dejé mi pijama. Camine hasta mi cama nuevamente, levantando el edredón y arrojándolo al suelo.
Decidí darme por vencida, no encontraría nada en aquel caos. Levanté mi ropa del suelo, dispuesta a dormir en ella por aquella noche. Cuando levante mi vista, encontré una nota sobre mi mesa de luz.
"Zoe, estaré hasta tarde en la cabaña de los cocineros, es el cumpleaños de Sarah. La ducha de la cabaña de Paul se rompió, así que le ofrecí la nuestra por esta noche. Te quiero, Mamá"
Me quede dura. Mi madre no estaba en la ducha, sino Paul. Me apresuré a ponerme mi ropa, pero todo estaba al revés. Mi piel se congeló cuando la puerta se abrió. Tomé el edredón y me cubrí con el. Mi pecho, estómago y piernas estaban cubiertas, pero toda mi parte de atrás no. Estaba enfrentada no con Paul, sino con Beck. Un Beck con cabello mojado que caía hasta sus hombros y una toalla peligrosamente atada a su cadera, dibujando una V por encima de ella.   
"Asumo que esto es tuyo, pecas" Dijo el sosteniendo en su gran palma mi pijama perfectamente doblado. Su otra mano reposaba sobre el nudo de lo toalla, que se amolda perfectamente a la parte baja de su cuerpo.
Podía sentir mi shampoo en su cabello mojado, pero se mezclaba con un potente y embriagador perfume que no reconocía. Su fragancia quedó impregnada en mi.
"Si, gracias" Dije caminado hasta él. Mi edredón era muy largo y se metía entre mis piernas y debajo de mis pies. Antes de lograr tomar mi pijama de su mano, sentí como mi pie resbalaba. No pude hacer nada, y lentamente observé como mi dignidad caía junto conmigo. Mi rodilla chocó contra el suelo y el resto de mi cuerpo golpeó también. Me intenté cubrir lo más rápido posible, y me puse de pie lo más rápido posible.
"Cuidado pecas, te puedes lastimar" Dijo Beck con un sonrisa de lado. Su palma estaba aún extendida con mi ropa en ella. La tomé y murmuré un débil 'gracias'.
Me besé con Beck en su cabaña y ahora estamos casi desnudos en la mía ¿Es esto un reality show?
"¿Qué haces aquí?" Le pregunté, intentando desviar la situación de mi caída.
"Nuestra ducha se rompió, así que tu madre me dejó ducharme aquí. Asumo que no sabias, sino no hubieses estado caminando desnuda por tu habitación" Dijo Beck entre risas. Sus hoyuelos se marcaron y no pude evitar sonreír. Todo marchaba bien. Su sarcasmo no había florecido aún y no hubo burlas respecto a mi desnudez y caída inoportuna. Tal vez prejuzgué a Beck muy rápido.
"Puede ser" Respondí, acompañándolo en las risas. Aquella situación era muy incómoda, y por poco casi olvido que ambos estábamos desnudos. Casi desnudos.
"¿Qué tal tu cita con Ken?" Sus hoyuelos no se notaban más.
"Bryce" Lo corregí, intentando no reírme del apodo que había elegido.
"Ken. Se viste con remeras polo y pantalones hasta las rodillas" Beck rió. Ese no es el atuendo usual de Bryce, su gusto en la ropa es mejor que el mio, solo que lo que usa en el campamento es el uniforme. Pero noté que Beck quería burlarse de el. Debería estar defendiéndolo, pero honestamente, sus chistes eran una de las pocas cosas que me habían hecho reír "Además, el otro día lo encontré en bóxer en la cabaña, y te puedo asegurar que es igual a Ken" Beck largó una fuerte carcajada.
"No fue una cita" Corregí lo que había dicho, intentando desviar el tema de sus burlas y chistes pervertidos "Fue una cena de amigos"
"Bueno" respondió Beck girando sus ojos "¿Qué tal estuvo su cena de amigos?"
"Bien, bien" Mentí.
"Mientes" Beck me delató. Me puse nerviosa. Nunca fui buena para mentir, y Beck parece tener un radar para los mentirosos "Dijiste 'bien' dos veces seguidas y con voz aguda. Es claro que mientes" Dijo él con una sonrisa.
Le sonreí, intentado suavizar la situación. No quería contarle que me había aburrido, pero sabía que él insistiría.
"No la pasé mal" Defendí indirectamente a Bryce. Beck ladeo su cabeza y me ofreció su mirada de 'no soy estúpido, cuéntame todo' "Estaba cansada, y no hablé mucho" Intenté suavizar mis palabras.
"Entonces, Ken habló toda la noche, tu no dijiste ni una palabra y te aburriste como nunca en tu vida" Yo sonreí y Beck dejó escapar una carcajada, a la que yo me sumé "Espérame aquí, tengo que cambiarme " Beck interrumpió nuestra conversación, aun con una pequeña sonrisa en su rostro. Tomó una camiseta negra que estaba doblada sobre una silla, y caminó nuevamente hasta el baño. Su espalda no tenía ni un solo tatuaje, solo estaba cubierta de un perfecto bronceado dorado.
Me voltee en cuanto lo vi cruzar el umbral de la puerta del baño. Tomé mi pijama con una mano, procurando que no se me cayera el edredón que cubría mi cuerpo. Subí mis shorts de algodón hasta mi cadera y luego deslicé por mi cabeza una remera blanca.
Pasaron segundos hasta que Beck salió del baño con una playera negra y sus jeans ajustados del mismo color. Estaba descalzo y noté un tatuaje en su dedo. Subí mis ojos hasta los suyos, y lo encontré moviendo su cabello, despeinandolo para que, de alguna forma, luciera mejor.
"Tierno" Dijo con una sonrisa de lado. Yo fruncí mi ceño, pero su sonrisa me hizo sonreír a mi también, era casi inevitable. Se supone que estábamos peleados y que yo no le hablaría más, pero parece que no puedo cumplir una promesa ni conmigo misma "Hablo de tu atuendo. Es tierno"
"Supongo" Respondí sin saber qué decir. Beck debe estar acostumbrado a ver chicas con pijamas lujuriosos de seda o en ropa interior de catalogo de modas. Mis pijamas se basan en ropa vieja y grande, y mi ropa interior nunca es del mismo color.
"Tu y yo tenemos que hablar" Beck espetó en tono sereno. No esperaba que sacará el tema ahora, pero la duda de saber qué tenía que decirme me estaba matando. Nunca sabía que saldría de sus labios "¿Puedes hacerlo ahora?" Asentí, insegura de mis acciones y de la dirección que tomaría aquella conversación.
Beck caminó hasta mi cama, y en pocos largos pasos ya había llegado. Yo lo seguí y me pare detrás de él como un niño pequeño. Él se sentó sobre mi colchón, haciendo que se hundiera. Su mentón se elevó y sus ojos buscaron los míos. Aquella sonrisa de costado seguía en su rostro, nunca lo había visto tan poco serio. Con su mano palmeó sobre la cama, indicando que me sentará junto a él. Podía sentir una extraña tensión en nosotros, no una mala precisamente, solo extraña. Beck estaba siendo asombrosamente amable conmigo, y no sabía si aquello era buena señal, o si tan sólo era la calma antes de una avasallante tormenta.
"¿De qué quieres hablar?" Le pregunté un poco desconfiada. Mis piernas estaban cruzadas encima del colchón y casi rozaban las suyas que caían hasta el suelo. Sus manos estaban unidas, y podía ver una pequeña cruz tatuada cerca de su pulgar.
"Quería pedirte perdón" ¿Qué? ¿Porqué me pediría perdón? Quiero decir, es lo que corresponde, pero eso no significa que Beck vaya a hacerlo. Sus palabras me sorprendieron. Realmente no esperaba disculpas de su parte. Es alguien de pocas palabras, y realmente valoro que una de esas pocas sean unas de arrepentimiento "Creo que no empezamos bien y me parece que deberíamos arrancar desde el principio"
"Si lo pones así... Zoe, Zoe Milano" extendí mi mano frente a el. Beck río y elevó la suya. Su piel rozó la mía y una electricidad creció en mi al volver a sentir su tacto caliente.
"Beck Ryder" Su nombre se repitió en mi cabeza una y otra vez, y nuestras manos seguían unidas.
"Lindo acento el que tienes ¿Británico? " dije con una voz exagerada, pretendiendo no conocerlo. El simplemente asintió con su cabeza. Definitivamente las palabras no son lo suyo "¿Qué haces en Estados Unidos?" Beck apartó su mirada de mi y se puso de pie.
"Creo que es suficiente con las preguntas por hoy" espetó, aunque noté que intentaba ser lo más educado posible. Caminó hasta la puerta y yo lo seguí "Gracias por la ducha, pecas"
"Cuando quieras" Le respondí. El abrió la puerta y cruzó el umbral "Buenas noches, Beck"
El se inclinó y besó rápidamente la comisura de mis labios. Nuevamente su aroma y sabor llegó a mi y mis sentidos reaccionaron inmediatamente. Mi mente estaba entumecida. Sus dedos rozaron levemente los míos. Y tan rápido como me besó, se fue. Bajó las escaleras y descendió por el sendero a pasos largos y veloces.
No se porque sigo dejando que sucedan este tipo de cosas. No puedo seguir besándolo ni conversando con el a la noche como si fuese un juego. Ahora que el se ha disculpado, podemos empezar una amistad. Beck se merece una segunda oportunidad. Luego de aquella pequeña conversación, no creo que tenga más problemas con Beck. No problemas importantes, al menos.

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