Capítulo 40

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Ryan me mensajeó hace una hora preguntándome cómo estaba todo. Le dije que todo marchaba bien, pero no le dije la realidad, y es que no quiero volverme a casa. Quiero quedarme aquí y aprovechar el día con Beck. Una parte de mí no puede creer que todo esté bien con él y aún siente que tarde o temprano, su personalidad dará un giro de 180 grados. 

Lo miro a mi costado, aún durmiendo con su pecho contra el colchón. Sus mejillas se aplastan y no puedo evitar tomarle una fotografía. Me agrada que esta sea la primera foto de él en mi teléfono. Ya hay luz dentro de la habitación entrando por la puerta. Me resisto a seguir mirándolo dormir y salgo de la cama. Mis piernas sienten el frío contraste con el interior de la cama, pero la sensación no me molesta. Tomo del suelo la sudadera de Beck que me quité en medio de la noche, y la paso por encima de mi cabeza, cubriendo por completo mi pantalón corto de piyama. Camino hasta la cocina y siento mi estómago rugir. Pongo música en mi teléfono, lo suficientemente baja como para que no despierte a Beck, y comienzo a preparar el desayuno para ambos. No hay mucho en su refrigerador, pero logro hacerlo funcionar. 

"Buenas" Me dice una voz áspera en mi oído. Me estremezco del susto al sentir sus manos en mi cintura. Él ríe al ver mis manos llenos de la mezcla de panques "¿Dormiste bien?" 

"Genial ¿Tú?" Se sienta en un taburete en la esquina y se ríe en cuanto alejo rápidamente mi mirada de su cuerpo únicamente cubierto por unos muy apretados boxers. Nuevamente, se que lo hace a propósito. 

"No recuerdo cuándo fue la última vez que dormí así" Me concentro en mezclar, intentando no enfocarme en su torso descubierto. En cuanto desperté, lo único que pude ver fue su espalda. Al parecer no fui la única que se desvistió en medio de la noche. Por algún motivo, tengo una extraña necesidad de analizar cada uno de sus tatuajes y hacerle toneladas de preguntas por cada uno de ellos. Beck silva acompañando la música sonando en mi teléfono, mientras me observa mezclar la masa "Si quieres mirarme, hazlo sin disimulo que aún es temprano en la mañana y acabo de despertar" 

Extiende sus brazos, mostrándome aún más tatuajes en su cuerpo. Le echo una mirada enojada ante su asqueroso comentario y sigo mezclando. Beck se ríe e intento reprimir una sonrisa. Es extraño, toda la situación en general. No comprendo aún el estado de nuestra relación, pero no me atrevo a preguntar ¿Somos novios? No lo creo, tampoco creo estar lista para llamarlo mi novio. No nos conocemos lo suficiente ni hemos pasado tanto tiempo juntos. Hay un magnetismo inevitable que me hace sentir que Beck ha formado parte de mi vida desde hace ya mucho tiempo. 

"No he encontrado el te" Le digo, recordando qué estaba buscando antes de que llegara y me asustara. Beck asiente y se pone de pie. Se para sobre la punta de sus pies y quita una caja violeta del fondo de la alacena y la pone junto a mí "¿Por qué la escondes tanto?" 

"Es que cada vez que Jay viene, quiere llevárselos porque no los conseguimos aquí en Estados Unidos. Es demasiado bajo como para llegar hasta allí y jamás se pondrá a buscar" Me río y él pone a calentar agua para ambos. 

Nos sentamos en el sillón, cada uno con una taza humeante de te y un plato con panqués. Cruzo mis piernas, comenzando a sentir el frío, pero Beck las toma en sus manos y las lleva hasta las suyas. Sus ojos están enfocados en una serie que no comprendo, mientras hace subir y bajar sus dedos desde mi rodilla hasta mi tobillo. Recuesto mi espalda en el sillón e intento prestar atención a lo que está viendo. No comprendo mucho. Hay una cárcel y un sujeto con muchos tatuajes, me recuerda a Beck. Comienzo a reír, imaginándomelo a él sin cabello como los personajes de su series. Me mira sin comprenderme ni un poco, causando más risas en mí. El té se derrama de mi boca, mojando mi mentón. Las risas de ambos se pierden en el pasar de los minutos, mientras ambos nos concentramos en la historia sucediendo en la televisión. 

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