REBEL

Capítulo 54

Ryan no logra seguirme los pasos mientras prácticamente corro por los pasillos del hospital. Algunos enfermeros me reconocen e intentan saludarme, pero los ignoro por completo, intentando llegar lo antes posible a la habitación 47. Esa es la ventaja de que mi mamá sea enfermera, puedo hacerme paso por las habitaciones del hospital- siempre y cuando no me descubra algún medico. Cuarenta y cinco, cuarenta y seis...CUARENTA Y SIETE. No me detengo a tocar la puerta, giro la perilla y empujo la madera. Dos pares de ojos me miran a mi, ambos expresan sorpresa. Los ojos azules viajan de Beck hacia mi repetidamente, como esperando a que algo sucediera entre nosotros. Los ojos verdes lucen rendidos. Noto en su mirada que había intentado ocultarme el hecho de que estaba internado, pero su plan no funcionó. Beck gira sus ojos y deja caer sus hombros. Camino a él para analizarlo de más cerca. Su mano derecha esta cubierta por un yeso de color blanco. Parte de su ceja está cubierta por una venda y hay un corte en su labio ¿Qué diablos le sucedió? 

"Entonces esa enfermera si era su mamá" Jay rompe el silencio. Me siento, rendida y confundida, al costado de la cama, junto a sus piernas. Beck lo fulmina con la mirada pero su primo no se disculpa. 

"Antes de que preguntes algo," Beck se me anticipa justo cuando mis labios se despegaron "estoy bien" 

"¿Bien?" Espeto. Agito mis brazos en el aire, golpeando una botella de agua en la mesa de luz, y arrojándola al suelo. Beck se muerde el labio, intentando no reír. Lo miro fijamente, intentando mantener un poco de seriedad. Sólo espero que, por lo menos esta vez, Beck sea completamente honesto con lo que sucedió "Tienes la mano enyesada, Beck ¿Por qué no me dijiste que estabas aquí?" 

"Porque sabía que te pondrías así" Su voz suena cansada. Seguramente durmió mal. Espero que no esté adolorido. Enfócate, Zoe. Primero tienes que retarlo "Además ¿Por qué debería haberte llamado a ti?"

"Pues, porque...somos amigos" Beck sonríe de lado, notando la falta de credibilidad en mi argumento. Trago saliva, intentando prevenir el calor crecer en mis mejillas. Bueno, si, somos amigos. No estoy mintiendo. Somos amigos que se gustan, y de vez en cuando se besan y duermen en la misma cama. Amigos particulares. 

"Para eso tengo a Jay, Pecas. Estoy bien. Sólo son rasguños y moretones" Su única mano sana toma la punta de mis dedos. Mi corazón palpita ante la simple idea de que Jay y Ryan nos están mirando. No les importa realmente, pero no puedo evitar sentir los clavos punzando en mi estómago ante la simple idea de una demostración pública de afecto "Veo que te has preocupado por mí" 

"¿Qué?" Intento cubrir la realidad e intentar borrar su sonrisa de triunfo que ya comienza a formarse "Claro que no, sólo necesitaba venir aquí para gritarte ¿Qué diablos has hecho para quedar así?" 

"Nada, nada" Jay respira pesadamente. Lo observo pero su mirada está clavada en el suelo. Al parecer no soy lo única a la que no le agrada la situación. 

"¿Quién lo dejó así, Jay?" Él eleva su mirada, sorprendido por mi pregunta. Beck lo fulmina con la mirada, obligándolo mantenerse callado. Jay me mira y luego a él. Elevo mis cejas, intentando crear un poco de confianza en él. 

"¿Le dirás tú?" Jay clava sus ojos en Beck, quien no deja mirarlo intensamente. La tensión se puede cortar con tijeras. Trago saliva, impaciente. Elevo mi vista hacia Ryan, quien simplemente mantiene silencio. Noto que está igual de confundido que yo. Se que tengo que ser paciente con Beck, que no tengo que pretender que corra a mi par, pero la realidad es que ya me cansan sus juegos. Creo que ya no me oculta nada y que debo considerarlo como algo más que sólo amigos, pero luego algo nuevo aparece. Tal vez debería dejar fluir todo, seguir el consejo de Ryan y no preocuparme tanto. Pero mis decisiones están demasiado nubladas por sus actos.