Capítulo 19

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El auto frenó sin previo aviso, haciendo que mi cuerpo se moviera hacia adelante. Escuché el ruido del seguro de la puerta a mi derecha y llevé la vista hacia allí. Beck mantuvo silencio, dando por sentado cuáles serían mis actos. Claro está, si le grito "No iré a ningún lado contigo", frenará para que me baje. Sólo que no esperaba que se lo tomara literal. Manejó una hora y ahora es cuando decido gritarle que no quiero estar aquí con él. Estupida, estúpida, Zoe. Mi teléfono vuelve a sonar. Es la tercera vez que Ryan me llama y le corto. No puedo lidiar con dos cosas al mismo tiempo. Necesito saber qué diablos haré. Tengo dos opciones: 1) Voy con Beck a Dios sabe dónde 2)Me tomo un autobús de regreso a casa. La opción dos es la más lógica de todas. Tengo algo de dinero encima, creo que me alcanzará para el pasaje. 

"¿Te vas o te quedas? No te rogaré, si eso es lo que quieres" Giro mi cabeza como una lechuza y lo miro con una ceja levantada. Él no responde. Creo que mi intento de intimidarlo por fin funcionó. 

"Me iré a casa en autobús" Le respondo con voz pequeña, dándome por vencida con la pequeña cantidad de posibilidades que tengo. Él mantiene el silencio. No se si está pensando o si tan sólo espera a que me baje de su coche para poder arrancar. Lo escucho suspirar levemente, y por algún motivo, imito su acción. 

"Te daré mi número por cualquier cosa ¿Si?" Hay un tono extraño en su voz, que sobrepasa aquella dosis extraña de amabilidad que lo ha envuelto en la pasada hora. Luce genuinamente bueno, hasta preocupado incluso. Ya exageras, Zoe. Extiende su mano para que le entregue mi teléfono. Miro sus dedos largos frente a mi, meditando por un cuarto de segundo qué hacer hasta que me percato de la situación. Quito mi celular de entre mis piernas y se lo entrego. Desliza su dedo sobre la pantalla y me mira, esperando a que ponga la clave para desbloquearlo. 

"De acuerdo, avísame cualquier cosa. Si no es emergencia, no llames" Asiento con mi cabeza sin saber qué decir y bajo del auto. Miro por encima del techo del auto a la ciudad que me rodea. Notablemente más grande que Mount Vernon. Bajo mi vista al auto apunto de arrancar y golpeo el vidrio con mis nudillos. Beck baja el vidrio y eleva sus cejas, esperando impacientemente que me vaya. 

"¿Dónde está la parada del autobús?" Él simplemente se encoge de hombros y sin más, arranca el auto y se aleja de donde estoy parada. Genial.  

¿Recuerdas a Brian, el chico de frenos del meme? Ese soy yo, no hay nada que me logre salir bien. Estoy en otro bendito estado y no se cómo regresar a casa. Saint Louis es mucho más grande que Mount Vernon, me siento tan pequeña. Las calles son mas grandes y están repletas de autos. Veo unos cuantos autobuses, pero no se cuál me llevara a casa. Volteo para intentar encontrar la autopista por la cual entramos, pero mi vista está sepultada por los edificios a mi alrededor. Debería haber ido con Ryan y sus amigos, estar perdida en una ciudad ajena no vale mi conversación con Beck, luego de todo, volvemos al primer casillero en cuanto a nuestra...¿Amistad? No se si lo puedo llamar así. Mi reloj marca más de las cinco. Un nudo se forma en mi garganta, e instantáneamente mi mente se ve invadida por pensamientos. Considero pegarme una bofetada, pero eso sólo me convertiría en una loca. Loca y perdida. Ahora tengo dos excusas más para decir porqué sigo sin novio. Si estuviese en una película, sería una chica sureña perdida en Nueva York, un chico lindo me chocaría y nos enamoraríamos. Aunque conociendo mi suerte, me estamparía con un chico, y me robarían. Mi vida no es de película. Excusa número tres. 

Comienzo a caminar sin ningún destino fijo en mente. Decido seguir a una chica con maleta, ella luce confiada y tal vez me guíe a la estación de autobuses. Camino en zig-zag, intentando no chocar a nadie pero fallando miserablemente. La chica de rulos se me adelanta y cruza la calle, intento seguirla pero una hora de autos me detiene. Genial. Soy Brian el del meme, nuevamente. En cuanto veo un espacio libre en la calle comienzo a correr, ignorando el hecho de que el semáforo sigue en verde. Soy suicida. Excusa número cuatro. Mi corazón late más fuerte que nunca, y lo escucho por encima de los autos que casi me atropellan. Me paro sobre las puntas de mi pies, intentando visualizar una cabellera ruluda para seguirla. Creo ver algo doblando la esquina y ese es mi pie para comenzar a correr antes de perder a la chica de vista. Con movimientos ágiles esquivo a todas las personas que caminan en mi contra, pero cuando todos me chocan me doy cuenta que nos son ágiles, sólo idiotas. Doblo la esquina y mi camino se libera considerablemente. A pocos metros puedo ver a la chica y su maleta. Continúo siguiéndola intentando disimular. Ella se frena y yo la imito. Veo cómo de su bolsillo saca un par de llaves y avanza hacia un costado. Entró a algún edificio, maldición. Corro hasta ella sin pensarlo. 

"Hola" Le digo elevando mi voz, intentando recuperar el aire. Ella levanta sus cejas y me mira con miedo, sin entender porqué la salude "¿Sabes dónde está la estación de autobuses?" Mis hombros suben y bajan. 

"Em..." Duda. Sus ojos se mueven, escaneando la calle frente a ella. Está igual de perdida que yo "No estoy segura, pero creo que tienes que doblar la esquina y caminar por aquella calle, en sentido contrario a los autos" En otras palabras, tengo que volver atrás en el tiempo y no ser rara y seguir a la gente "No estoy segura, soy nueva aquí, me guié con mi teléfono" Le sonrío agradeciéndole. En cuanto se voltea, golpeo mi frente con mi palma. El teléfono, Zoe, existe algo llamado Google, úsalo ¿En qué año crees que vives? ¿1986? Deslizo mi teléfono de mi bolsillo y busco mi localización. Comienzo a caminar, siguiendo un punto azul en mi pantalla. Al parecer estoy a 20 cuadras. En conclusión llegaré a casa para mi graduación. 

A pesar de estar perdida, de saber que me mataran por no avisar dónde estoy y que no responda las llamadas de mi muy furioso mejor amigo, Sant Louis es hermoso. No se cómo es que nunca viajé hasta aquí siendo que estoy a tan sólo una hora. Debería venir más seguido. Podría traer a Ryan, el problema es que me odia. Excusa número cinco: No tengo amigos. 

Mi teléfono marca las 17:47 y que estoy a tan solo una cuadra de la estación. A lo lejos veo un gran edificio, y un punto rojo en mi teléfono lo marca como mi destino. Nunca amé tanto un punto rojo en mi vida. Entro por la puerta principal y sólo veo una gran cantidad de gente con bolsos. No sé para donde ir y mi mala suerte bloquea me pensamiento racional. A lo lejos veo un letrero con muchas cosas escritas en él, pero sólo me enfoco en una palabras "Illinois". Me acerco hasta allí, evitando chocarme con todas las personas caminando en mi contra. Esa palabra me da esperanzas. Necesito estar en mi casa y aclarar las cosas con Ryan. El pobre debe estar enfadado y preocupado, conociéndolo, más de lo segundo que de lo primero. Me coloco al final de una fila de gente esperando para comprar el boleto. Quito un poco de dinero de mi bolsillo, esperando que sea suficiente. Mis dedos se mueven inquietos. En frente mío una pareja no para de besarse, y yo pretendo no escuchar ni ver la escena desarrollándose en frente mío. Quiero vomitar. Excusa número seis. 

Por fin llego frente al mostrador, y una chica me recibe con una sonrisa. Suspiro, sin saber cómo comenzar a hablar. 

"Hola, buenos días" La saludo, leyendo la lista de destinos que presenta su letrero, asegurándome de que mi estado esté allí "Un pasaje para Mount Vernon, Illinois" Le digo, mientras deslizo incómodamente un billete por el mostrador. Parezco una niña en el doctor cuando le preguntan cuáles son los síntomas y mira a su madre. No se cómo ser adulto. 

"¿Illinois?" Asiento con mi cabeza y ella eleva sus ojos rápidamente para ver mi respuesta. Rápidamente aprieta las teclas en su computadora "¿Qué ciudad? ¿Springfield o Chicago?" 

"Mount Vernon" Le corrijo. Ella muerde su labio inferior y nuevamente comienza a apretar teclas en su computadora. Niega con su cabeza y eso es el fin para mi. 

"Déjame hacer un llamado" Me dice elevando su indice, mientras marca un número y se lleva el teléfono a su oreja. Sus uñas tamborilean sobre la mesa mientras ambas esperamos "Rick, soy Beth ¿Algún autobús que vaya hasta Mount Vernon?...Illinois...No...Ya me fijé...No...Tampoco...Genial, adios". Eleva su índice nuevamente mientras marca otro número "Patricia ¿Autobuses para Illinois?...Sur...Genial" Coloca su teléfono sobre el escritorio y lleva sus ojos hasta mi "Hay un autobús hasta Marion, y allí hay otro para Mount Vernon" Suspiro, aceptando la única posibilidad que tengo. De alguna forma tengo que llegar a mi casa "El autobús sale a las 03:00 am, compras el pasaje en el segundo piso ¡Siguiente!" Salgo de la fila, resignada. No tenía más posibilidades que quedarme aquí. Saco mi teléfono de mi bolsillo y busco a Beck entre mis contactos. Presiono llamar con un poco de miedo y espero. 

"¿Zoe?" Me contesta al segundo pitido. Escucho su voz áspera y tranquila, esperaba que esté enojado. 

"¿Beck?" Pregunto, insegura de si era el Beck bueno o el Beck malo. 

"¿Estás...estás bien?" Duda en su pregunta. 

"Si...Sólo que debo quedarme aquí. No hay autobuses que me lleven a casa ¿Puedes venir a buscarme?" 

"Mándame tu ubicación" Contesta con torpeza, perdiendo la calidez de segundos atrás. Intento contestar, pero noté que ya había cortado. Hago girar mis ojos y camino hasta un banco para sentarme, mientras le envío la localización de la estación. Me quedo allí, de piernas cruzadas, mirando la puerta de ingreso ansiando ver el auto de Beck estacionar allí. No pasaron más de veinte minutos cuando se estaciona su coche y lo escucho tocar el claxon impacientemente. Beck había regresado. 

REBELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora