Capítulo 23

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¿Alguna vez has sentido una cascada golpear suavemente sobre tu espalda? ¿O una tibia brisa contra tu rostro, volando tu cabello como si intentara arrancarte las ideas? ¿Has sentido tu cuerpo derretirse y moldearse nuevamente? Tu piel arde por la emoción de estar allí, en el momento indicado, sintiendo paz y emoción al mismo tiempo. Explorando sensaciones que no sólo las sientes en tu mente, las sientes en todas partes y segundo a segundo tu piel lo nota más. Puedes ver tus brazos erizarse ante tan delicado tacto. Un vibración crece en la parte baja de tu espalda y no se asemeja a algo ya conocido ¿Qué es eso en mi estómago? Tenían razón respecto a las mariposas. Y es tan perfecta la briza y la cascada que no puedes evitar cerrar tus ojos ¿Es esto real? Ya no se qué es real y qué no. A veces la brisa se convierte en viento, salvaje a indomable, y me agrada, pero cuando me acostumbro a él, nuevamente se apacigua. Esos vaivenes transforman las mariposas en águilas. 

"Deja de pensar tanto" Siento la brisa tibia contra mi oído y mi piel se eriza aún más "Se lo que piensas y no es así"

Abro mis ojos y puedo ver la silueta de Beck aún encima mío. Llevamos aquí unos minutos ¿Cuánto dura exactamente un minuto? Porque siento que sesenta segundos repentinamente son una eternidad desde que su aliento golpea mi cuello. Sus palabras me obligan a pensar por primera vez desde que llegó a la cama ¿A dónde quiero llegar con esto? No a donde él quiere, eso es seguro. Ahora entiendo porqué tantas chicas se ven atraídas por chicos peligrosos. Beck está enterrado bajo el peligro, pero no puedo evitar hundirme con él. 

"¿Qué crees que estoy pensando?" Pregunto por lo bajo, aunque mi voz se escucha a la perfección en la habitación vacía y oscura. Apoya el peso de su cuerpo sobre sus codos a los lados de mi cuerpo. Puedo sentir su rodilla partiendo levemente las mías y una ola de nervios arrasa contra mi por completo. Me desconozco, pero al mismo tiempo nunca me sentí tan libre ¿Cómo es posible amar un la caída sin saber si se tiene alas? 

"Que estamos yendo rápido y llegaremos a...tú sabes" Titubea. Siento sus dedos sobre mi frente, alejando un mechón de cabello. Sus ojos brillan suavemente cuando coincide con un leve haz de luz entrando por la ventana. Su tacto es suave y contrasta con su tono de voz rasposa y gastada, como si hubiese estado gritando por mucho tiempo. La forma en que dijo aquellas palabras me hace sentir menos nerviosa, es como si él, Beck Ryder, el chico que tuvo sexo en un campamento para controlar su conducta, tuviera nervios de hablar sobre el tema. No es algo malo, la realidad es que no quiero llegar a eso, no aquí, ni ahora, ni con él. No se a dónde llegaré con él, pero ciertamente no a eso. Jamás "No sería justo para ti ni para mí"

"¿A qué te refieres con eso?" Frunzo mis cejas y siento sus manos alejarse de mi cabello. 

"No me malinterpretes" Su voz suena repentinamente más aguda. Noto lo nervioso que comienza a ponerse, pero no puedo evitar reaccionar ante lo que dijo ¿Injusto para él? ¿Quiere decir que no seré lo suficientemente buena para él y que será demasiado para mi? "A lo que me refiero es que no es justo que yo esté con una chica como tu" 

"Una chica como yo" Repito elevando mi voz. Me incorporo en la cama y su cuerpo gira sobre el colchón. Escucho cómo gruñe y puedo sentir el enojo crecer en ambos. 

"Déjame hablar maldición" Su voz se eleva y choca contra las paredes. Toma aire y escucho sus labios despegarse "Es demasiada responsabilidad. En tu posición, buscas algo serio y lleno de significado con el chico con el que vayas a follar por primera vez, y yo no soy el indicado. Ya he estado allí, y créeme, no quiero volver. Las vírgenes le dan mucha importancia a su primera vez, no las culpo, pero no comparto su pensamiento" Parpadeo unas cuantas veces, intentando asimilar lo que me acaba de decir. No se si quitarme el enojo porque no me puso en una mala situación, o si seguir enfadada por hablar tan libremente sobre mi virginidad y falta de sexo. Me quedo en silencio, esperando a ver qué más tiene para decir "Tampoco sería justo para ti que yo sea tu primero, necesitas a alguien...Ya sabes, bueno" 

"¿Bueno?" Repito. 

"No 'bueno' para follar, en eso soy el mejor" Deja escapar una risa estúpida que pone mis cabellos de puntas "Necesitas alguien a tu mismo nivel de pensamiento respecto a la situación. Yo no quiero estar con una chica que quiera seguir follando conmigo porque me ama, sino con una que lo hace porque soy espectacular en la cama" Cierro mis ojos y tomo aire. No puedo creer la cantidad de cosas que salen de su boca "Es lo mismo contigo, pecas, si aún no has estado con ningún chico, es porque te importa, necesitas a alguien con quien compartir eso" Siento su mano sobre mi mejilla y veo sus ojos nuevamente brillar. Al final, su discurso asqueroso y egocéntrico, no es tuvo tan mal "Créeme, te follaría en un suspiro" Y ya volvió a ser asqueroso y egocéntrico. Empujo su pecho con su mano y siento su espalda caer sobre el colchón. 

"Hasta mañana, Beck" Me volteo y le doy la espalda. No pasa ni un segundo cuando siento sus dedos subir por mi rodilla. No tardo en golpear su mano y él deja escapar un grito. 

"No me invites aquí sino quieres divertirte, me podría haber quedado en el sillón" Me dice contra mi oído. Noto que intenta ser seductor y gracioso, pero que se siente un poco ofendido porque lo detuve ¿Qué quiere que haga? La realidad es que no lo culpo. Por primera vez coincidimos en algo, y es que ninguno quiere tener sexo con el otro. Yo sólo creí que ese discurso en realidad era para frenarnos y advertirnos. 

"No sería justo ni para ti ni para mi"Me burlo imitando su voz con un pésimo acento inglés. 

"¿Qué sucede, pecas, querías hacerlo y te hacías la nena buena?" Elevo mis cejas y abro mi boca dispuesta a gritarle pero su risa me calla "Ya lo se, no digas nada, solo estoy jugando contigo. Si me invitaste es porque querías que estuviera aquí, y estoy seguro que no era para follar, porque llevo aquí mas de diez minutos y sigues con esa camiseta cubriéndote por completo ¿Me equivoco?"

"No" Digo por lo bajo, aún dándole la espalda. 

"¿Qué has dicho, pecas? No logro escuchar ¿Me dijiste que viniera aquí contigo si o no?"

"Si" Elevo un poco más mi voz. Siento un ardor invadir mi rostro y agradezco que todo está oscuro. Sus manos nuevamente amarran mi cintura y en menos de un segundo, nuevamente esta encima mío. 

"Dime porqué me quieres aquí, Zoe. Se que no quieres follar, te leo con facilidad, pecas" Su nariz casi roza la mía. Sus aliente tibio golpea mis labios y siento mi corazón golpeando mi pecho, como si luchara por escapar "Si fuese por mí, ya estarías volando en las nubes, pero te leo bien. Dime qué quieres, en voz alta" Es el mismo Beck demandante de siempre, pero algo en esa actitud cambió, y por algún motiva, me atrae aún más. Permanezco en silencio, sin animarme a emitir palabra alguna. Su cercanía me mata, aquellos milímetros me llevan al borde del abismo, y hacen que los latidos de mi corazón aceleren más y más. Sus labios se mueven y rozan los míos. No puedo sentir su sabor, pero esa cercanía envía un cosquilleo por todo mi cuerpo "Dime" Susurra. 

Rompo la distancia y siento sus labios tibios y suaves. Está tranquilo, nada comparado con el beso que recuerdo en la cabaña en el verano. Mi mente comienza a divagar y aquella valentía que me impulsó a besarlo hace sólo un segundo, es reemplazada poco a poco por timidez y vergüenza. Intento alejarme pero no tarde sentir sus manos agarrando mi cintura para impedir que me mueva. Sus dedos bajan por mi cadera hasta llegar a mis piernas. Mi piel desnuda siente su tacto, y en un segundo, el fuego toca el hielo y todo se derrite. Su palma se apoya firmemente sobre mi muslo y sus dedos abrazan mi pierna. Lo siento subir y bajar, jugando peligrosamente con las distancias. Imágenes del verano llegan a mi mente, y nuevamente siento su cabello mojado sobre mi rostro, sus manos amarrando mis piernas, mi espalda contra la pared y sus labios sobre los míos. Siento su cuerpo alejarse del mío y me distraigo. Veo sólo su silueta elevando sus brazos y subiendo su camiseta por encima de su cabeza. Beck vuelve a mí, y en cuanto se acerca nuevamente hasta mi rostro, siento un collar colgando de su cuello golpear mi mentón. Lo agarro con una mano y lo acerco hasta mí. No puedo verlo, pero siento que estamos mirándonos a los ojos. Mis dedos viajan tímidamente hasta su espalda y puedo sentir sus músculos mover cuando una de sus manos viaja hasta debajo de mi camiseta para agarrar mi cintura. 

"Suéltate, no llevaré esto a ningún lugar peligroso" En otra situación, aquellas palabras no hubiesen inspirado confianza en mí, pero en aquel momento, con Beck a un milímetro de mis labios, su torso descubierto sobre mí y nuestras piernas entrelazadas, esas palabras, parecían ser las más prometedoras que pudieran existir. 

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