Capítulo 17

4K 216 4
                                    

Déjame entender esto: En mi primer día de clases, aparece el chico malo de tatuajes con increíble acento británico que besé en el campamento. Esta no es la clase de cliché romántico adolescente que quería. Mi vida parece una película vista por niñas de trece años en una piyamada. Hay algo que se debería estar cumpliendo: Distancia. Beck debería estar sentado en su jardín inglés esperando a que venga el sol. 

La clase continuó su curso, claro está, el tiempo transcurrió completamente normal para el resto de los mortales en el salón. No terminé de comprender de qué habló específicamente el profesor, sólo podía pensar en un idiota de intensos ojos verdes sentado detrás de mi, que incluso luego de todo un verano, me sigue causando escalofríos. No debe ser bueno. Los escalofríos son síntomas de enfermedad. Intento recordar conversaciones con Beck. Ahora que lo pienso, jamás mencionó vivir en Inglaterra ¿Cómo es posible que no lo haya visto antes en Mount Vernon? No hay manera en que haya decidido mudarse aquí, nadie viene, todos se van. Necesito recordar. Él estaba en aquel bar, la noche anterior al campamento, y se lo llevó la policía. Entonces si está en Mount Vernon. Puede que sea temporal. Semejante orgullo y temperamento es demasiado grande para un pueblo tan chico. Siento el poder de su presencia a tan poca distancia de mi cuerpo, el cual parece debilitarse segundo tras segundo. Hay un sentimiento en mi, una mezcla extraña de emociones. Por un lado quiero salir corriendo y por el otro esperar a que la clase termine para hundir mi puño en su rostro. 

Veo cómo la boca del profesor McMiller se mueve, siempre pareciendo formar una pequeña sonrisa. Su nombre estaba escrito en la pizarra, junto con algunas palabras al azar que no me hacían ningún sentido. Necesito hacerme la cabeza de que Beck estará detrás de mi por el resto del año una vez por semana, puedo ignorarlo y listo. Sólo debemos preparar ese trabajo y luego adiós, cada uno por su lado. Siento mi mandíbula tensarse al recordar la mirada de triunfo en sus ojos cuando dijo mi apellido para ser compañeros. Realmente disfruta de mi sufrimiento, obtiene placer al verme débil ante su obvio poder. Pero todos tienen una falla, una grieta en alguna parte; una gotera que deja entrar la más pequeña de las gotas, que de a poco, agujerea el suelo. 

El timbre suena y me sobresalta, haciéndome parpadear, sin haber notado que tenía la mirada perdida en el cuello del chico en frente mío. El ruido repetitivo de los pasos sobre el suelo comienza a crecer. El pasillo empieza a llenarse y el aula intenta vaciarse. 

"López, Sheer, Milano y Ryder" Escuché al profesor decir por encima del ruido de los alumnos. Algunos levantaron su cabeza pero siguieron su camino al no escuchar su nombre. Desearía ser uno de ellos. McMiller nos hizo un pequeño gesto con su mano, llamándonos hasta su escritorio "La clase que viene, hablaremos sobre el segundo capítulo del libro, si no lo tienen les recomiendo que lo consigan. Los últimos veinte minutos serán suyos" dice con sus ojos fijos en Fred y Jason. Podía observar de reojo a Beck. Sus manos estaban agarradas detrás de su espalda. Su cuerpo estaba inclinado a un costado, descansando su peso sobre una pierna. Sus ojos penetraban en suelo, de la misma forma en que lo hacen con cualquier cosa que miran. "Y la clase siguiente a la de ellos, será para ustedes. Repasen el tercer capítulo. A igual que sus compañeros, darán un resumen de mi clase y responderán cualquier duda que tenga la clase. No deben olvidar que, si bien no tendrán una calificación, obtendrán puntos a favor para el trabajo de fin de año. Quiero que den la clase como si fueran Lenin ¿Entendido?" Todos asentimos sin emitir palabra alguna y Beck simplemente giró sobre su eje y abandonó el aula. 

Como si mis pies tuvieran vida propia, corrí tras de él. Sus piernas largas y su amenazante y nueva presencia, le permitieron avanzar rápidamente entre la multitud. Se detuvo en su casillero donde guardó un cuaderno y un bolígrafo. Me detuve junto a él, sabiendo que estaba logrando unas cuántas miradas. Zoe, únicamente conocida por ser la hija del italiano del restaurante, está junto al chico apuesto, nuevo y extraño ¿Increíble, verdad? Mi yo de 14 años estaría maravillada. Lo observo acomodar sus libros dentro del casillero, del más grande al más pequeño. Exasperada, cierro la puerta metálica sin su permiso. No tengo tiempo para lidiar con sus juegos, se que quiere fastidiarme y, como siempre, lo logra. 

REBELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora