Capítulo 28

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Aquella noche me mantuve al plan original, me encerré en al baño y no salí de allí hasta que Ryan me llamó por teléfono. Para el momento en que me encontré con él, mis ojos ya no estaban rojos y decidí no mencionar nada. Dejé salir cada detalle de aquella fiesta con Amber, por algún motivo, y por primera vez, necesité de una oreja femenina. Ella no tardó en dedicarle todos los insultos a Beck, y su máximo consejo fue que me alejara de los de su especie porque, por más lindos que parezcan, todo lo que tocan se convierte en fuego. "¿Qué puedes lograr con un chico como él además de problemas? No puedes cambiarlo, créeme. No tienes que ser la que lo salve. Cuando alguien se está ahogando, esa persona termina ahogando al que intenta salvarlo" Sus palabras se grabaron en mi memoria y las repito una y otra vez. 

Siento las gotas de agua caer sobre mi espalda, pero aún así, el peso sobre mis hombros parece no irse. Mi estómago se retuerce al recordar que en una semana tendré que dar la clase de Historia Mundial con Beck. Si no hubiese ido a esa maldita fiesta, no me lo hubiese encontrado y el próximo lunes podría despedirme de aquel bruto con tatuajes ridículos. 

Hoy no me dirigió la palabra y agradezco que haya sido así. Se sentó detrás mío y puedo apostar que lo hizo a propósito. Cuando todo el salón estaba en silencio, sentía su respiración contra mi nuca, haciéndome estremecer. Intentaba llevarme al límite, pero mis fuerzas parecen haberse ido cuando se trata de él, y simplemente tenía ganas de llorar. Mi garganta ardía. El resto de la clase estuve mirando fijamente el reloj, esperando a que tocara el timbre. La voz del profesor McMiller retumbó como un eco distante, prácticamente imperceptible dentro de la inmensidad de mi mente. En una semana todo tiene que estar más que listo para no desaprobar la materia antes del primer mes de clases, pero eso significa estar el resto de los seis días trabajando con el idiota que prácticamente escupió mi vida. Siento un nudo en el estómago al pensar en el hecho de que debo acercarme a él y recordárselo, porque se que el y su enorme orgullo no lo harán. Cierro la canilla, la cual hace un extraño y tétrico sonido. Inmediatamente el calor sube por mis piernas, envolviendo mi cuerpo descubierto. Me apresuro a agarrar una toalla. Las gotas se resbalan por mi piel, como lluvia sobre una ventana. Me paro frente al espejo, agarrando con fuerza la toalla entre mis dedos. Elevo mi dedo y sin pensarlo, escribo mi nombre sobre el espejo. Con un reflejo difuso, puedo ver mi ojo en la línea vertical de la Z. Borro. Hay una mancha frente a mi, una mancha ovalada completamente abstracta. Decido modificarla y convertirla en un sol. En ese momento, por algún motivo, las palabras de Amber resuenan en mi cabeza "No puedes cambiarlo, créeme. No tienes que ser la que lo salve", y es allí cuando la situación me golpea. He estado intentar ver sólo el lado bueno de Beck, aferrándome a lo dulce de sus besos y lo hermosa de sus sonrisa. Y es que resulta que cuando algo que te hace sentir igual de mal y bien, todo lo bueno que provoca ese algo, termina opacando todos los errores y las fallas que causa. Si, siento algo por Beck, no lo puedo negar. Pero debo seguir evitándolo hasta quitarme estos sentimientos. Porque terminaré enamorándome de media persona, la versión dulce y graciosa de Beck. Su otra mitad romperá mi corazón en mil pedazos. No puedo tener un corazón sujeto por cinta y pegamento. 

Cuando despierto a la mañana siguiente, Amber y Dante están en el piso de abajo desayunando con mis papás y mis otros hermanos. Corrí a la falda de mi hermano mayor, causando que un poco del cereal de Marco se cayera sobre la mesa. Escuché un gruñido de su parte, un sonido frecuente en él, pero decidí enfocarme en las visitas. Amber se quedó parada junto a nosotros, fingiendo estar celosa por no haberla saludado a ella primero. En cuanto envolví mis brazos alrededor de ella, empezó a hablar sobre lo grande que estoy y de lo mucho que he crecido en estos años. Su expresión gritaba "necesito una charla urgente". Por primera vez en mi vida, siento que tengo una amiga mujer, aunque sea unos años más grande. Nunca tuve temas de conversación con las mujeres; siempre me resultaron muy complejas, ya es suficiente lidiar con mis propios problemas, es más sencillo omitirlos y pasar el rato con Ryan y mis hermanos. Pero ahora lo comprendo. Hablar es aburrido, pero es necesario. Me preparé una taza de café mientras murmuraba por lo bajo con Amber.

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