Capítulo 67

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N/A: Primero en principal, quería pedirles disculpas. Se que pasó más de un mes desde mi última actualización. Honestamente, no pasé ni estoy pasando el mejor de los momentos. En este mismo instante mi mente no deja de pensar y pensar y pensar. Estaba completamente bloqueada con respecto al libro, no sabía cómo escribir la idea que tenía en mente, y no sé realmente cómo quedará. Espero que comprendan que, al fin y al cabo, detrás de cada capítulo, hay una persona, y detrás de cada personaje ficticio, hay un ser humano con sentimientos reales. Gracias por seguir estando, a pesar de. Los quiero mucho. Manténganse, fuertes, que la fortaleza los hace hermosos. Sepan que mis DMs están abiertos para cualquier cosa.  Disfruten. 

Mel Baker. 

"Beck" mi voz suena grave y pequeña, como si no planeara realmente pronunciar palabra alguna. La punta de su nariz viaja desde mi mandíbula hasta mi hombro, haciendo cosquillas sobre mi piel "Creí que no querías que suceda nada entre nosotros" soy incapaz de decir las palabras apropiadas.

"Jamás dije que no quiero, dije que no debíamos" su arrogancia me seduce "Además, te ves hermosa con este vestido...pero más aún sin"
Las puntas de su dedo rozan la porción descubierta de tela en mi espalda. Cierro mis ojos ante su tacto. Siento sus manos voltearme y mis ojos se enfrentan con su mirada intensa.
"Necesito saber que no te sientes presionada" me dice mirándome fijo. Me siento nerviosa, así es como me siento. Me tomó desprevenida. No he tenido tiempo de pensar realmente. Viajo mis ojos a su cuello y silenciosamente, desarmo el nudo de su moño. De reojo lo veo sonreír. Con lentitud, remuevo su saco, deslizando las mangas por su brazos. Beck me deja todo el trabajo a mi, disfrutando cada segundo. De a poco, desabotono su camisa, revelando en fracciones la tinta debajo de la tela. La punta de mis dedos roza su piel y su pecho se infla. Mis manos acarician sus brazos cuando quito su camisa, dejando completamente expuesto su pecho.
"No tienes que hacer nada si no quieres" su mirada ahora es dulce y un tanto preocupada. Sin decir más, me volteo y lo miro sobre mi hombro, esperando a que termine de remover mi vestido. Beck sonríe de costado "¿Desde cuándo eres así de atrevida?"
Sus dedos tibios se deslizan por mis brazos. Mi vestido cae al suelo y me siento expuesta. No tardo en cubrirme "No te cubras, Zoe, no de mi" su voz suena como un susurro junto a mi oreja. Sus manos atrapan las mías y me envuelve.
Me envuelve con sus brazos, y se mece lentamente, al ritmo de una melodía que suena en nuestras mentes. Puedo sentir su colonia en mi, como si se me hubiese sido inyectada. Ojalá pudiera congelar este momento. Me olvido del frío que nos espera afuera, de su partida en tan poco tiempo, o de los retos de Ryan por no haber ido al baile. Somo nosotros dos, tan cercas el uno del otro, pero aun así no es suficiente.
"Sabes que te amo ¿Verdad?" me susurra el oído. Asiento con mi cabeza, incapaz de pronunciar palabra alguna.
Lo siento alejarse de mi y mi piel inmediatamente siente el frío abandono de su tacto. Me volteo y lo sigo con la mirada. Su espalda descubierta se mueve con cada paso que da. Antes de que pueda decirle algo, se pierde detrás de una puerta, dejándome parada y expuesta, sintiéndome una idiota ¿Qué estoy haciendo? ¿Es esto lo que quiero? No lo sé. Se que no me arrepentiré, es Beck, no hay nadie mejor que él. Beck abre la puerta de lo que creo es el baño, y camina hasta mi. Sus ojos en los míos apartan todo tipo de pensamiento ¿Quién hubiera dicho que mi primera vez sería en la habitación de un motel poco costoso? Parpadeo y mis ojos se apartan de los suyos, enfocándome en la forma en que su torso descubierto se mueve con cada paso ¿Qué es eso? Veo un círculo morado sobre sus costillas.
"¿Qué te sucedió aquí?" mi mano se extiende para poder tocar su piel. Beck baja su mirada y la lleva a donde está la mía.
"Oh no es nada, Zoe" Noto que intenta quitar mi mano de su moretón. Lo conozco, algo me está ocultando.
"¿Seguiste yendo a las peleas de los jueves?" preguntó con temor a la respuesta. Beck revolea sus ojos y confirma mis dudas. Tiene que ser una broma. Extiende su mano, pero hace un paso hago atrás, chocándome con la cama y cayendo sentada sobre el colchón.
"No seas dramática, Zoe" dice con voz cansada una vez que se sienta junto a mi.
"¿Dramática? Elevo mis voz y él sus cejas, disminuyendo la gravedad de la situación. No puedo creerlo. No logro comprender cómo es que siguió yendo detrás de mis espaldas.
"¿Cómo crees que pagó la renta?" me dice con soberbia. Tomo el vestido del suelo y comienzo a colocármelo de nuevo. Beck intenta detenerme, pero esquivo su tacto sobre mis manos.
"Te dije que podría conseguirte un puesto en a pizzería de papá" 
"Por favor, escúchate" dice como si se burlara "No seas ridícula, tu familia me odia. Tu crees que es sencillo porque jamás has trabajado en tu vida"
"¿Por qué tienes que comenzar a tratarme mal?" mi voz se eleva y aprieto mis puños para canalizar mi enojo. Beck, frustrado, gira sus ojos.
"Y tu deja de colocarme en el papel del malo. Soy yo quien te ocultó algo, soy yo quien no aceptó tu bondadoso puesto de trabajo, soy yo quien te trato mal. Siempre soy yo el culpable de todo que merece tu mano firme" Su pecho se infla y mis hombros se encojen. Intento no sentirme intimidada ante su forma de arrasar, pero fallo en el intento "¿Nunca te detienes a pensar que tal vez toda la mierda no venga de mi? Creo que jamás has hecho un poco de introspección autocrítica"
"En vez de gritar que eres inocente de todo, márcame mis errores" Espeto, sin subir la voz. Beck parpadea. Noto que está sorprendido de la misma soberbia con la que le retruqué.

"Lo dices como si esperaras salir impune de todo. No pretendas que no eres jodidamente insegura respecto a todo, y constantemente esperas a que me equivoque para poder echarme toda la mierda encima" Sus palabras se deslizan de sus labios sin ningún tipo de esfuerzo,  y cada una de ellas corta más profundo que la anterior "Te crees superior por estar en un hogar con ciertas características, pero ambos sabemos que todo eso es igual o peor que mi desastrosa familia. Te crees cualquier mierda que tu padre inventa y vives en base a cada una de sus palabras. Eres jodidamente crédula ¿Quieres que siga o ya comenzarás a llorar?" 

Intento decir algo, pero ninguna palabra parece realmente apropiada. Mis ganas de hablar se materializan en las lágrimas que amenazan con escaparse de mis ojos. Parpadeo, intentando sacudir el dolor que siento en mi. Bajo mi mirada, siendo incapaz de verlo a los ojos. No debería haber arrojado una chispa sobre el mar de combustible que es Beck. Yo sólo me preocupé por él, y comencé a hablar, en el fondo sabiendo a dónde podría llevarme una discusión con él. Subo la cremallera de mi vestido y camino hasta la puerta, tomando sólo mi teléfono antes de salir. Abro la puerta y siento el frío de la noche contra mi cuerpo. 

"¿A dónde irás? No seas ridícula, quédate y lo hablemos" Beck dice detrás mío. Me volteo y lo veo, hay una sonrisa leve dibujada en sus labios rosados, capaces de pronunciar palabras dulces y heladas al mismo tiempo. Noto su expresión, sabe que lo perdonaré una y otra vez, sin importar qué. Puedo pretender que no me dijo todo lo que me dijo, pero sólo necesito saber una cosa. 

"¿Dejarás de ir a las peleas?" Beck frunce su ceño y sacude su cabeza, insinuando que seguir discutiendo por este tema es estúpido. Estira su mano, intentando agarrar la mía, pero soy rápida en apartarla. "No. No necesito excusas, ni promesas ni nada por el estilo. Necesito una respuesta de una palabra ¿Si o no?"

"No" Responde casi sin dudar. No parpadea. Mi corazón se saltea un latido. No esperaba eso. O tal vez si, ya no lo se. Tal vez esperaba un poco más de Beck. Quizás ese es mi error, esperar más de lo que él puede darme y yo no darle lo que él necesita. 

"Adiós, Beck" Mi garganta arde con aquellas dos simples palabras. Desearía haberle dicho te amo. 

"¿Eso es todo? ¿Una estúpida pelea y te marchas?" Lo miro, reteniendo mis lágrimas para cuando nuestros ojos ya no se encuentren. Lo noto lastimado y enojado al mismo tiempo. Dejo caer mis hombros, cansada de discutir con él. Sólo necesito que lo comprenda, que me comprenda. Quiero que entienda que realmente, hay cosas que deben cambiarse para que podamos estar juntos "Yo debo cambiar algo de mí para que tú te quedes, pero--"

"Ni se te ocurra terminar esa frase" Elevo mi voz, extendiendo mi dedo frente a su rostro. Mi actitud lo toma desprevenido, pero es rápido en reaccionar con su ceño fruncido y pesada respiración "No hables como si no resigné ni cambié nada por ti. Puse en juego mi relación con mi familia, dejé de lado mi jodida timidez, soporté tus estúpidas peleas con mi mejor amigo y mis discusiones con él debido a ti ¡Terminé en una maldita fiesta por tu culpa, y Ryan pasó el peor de los ratos! No hables de mí como si no hubiera entregado todo por ti. Porque yo te amo tanto que duele, pero me volteo por dos segundos, y noto que sigues siendo el mismo inmaduro, irrespetuoso y desinteresado chico del verano que me hacía llorar hasta que mis ojos ardieran. Por primera vez, seré egoísta y me pondré primero a mí antes que a ti. No puedo estar con alguien que voluntariamente pone en riesgo su salud una vez por semana" 

Mi respiración es pesada y mi corazón comienza a bajar su velocidad. Beck está estático. Mudo. Inflo mi pecho con aire y parpadeo, rogando porque ninguna lágrima se escape en mi abrir y cerrar de ojos. Fallé. Mi mejilla ahora está húmeda y decido voltearme. Salgo de la habitación y me enfrento nuevamente con la noche fría. Pero la brisa helada del invierno que se avecina, no es lo que me corta, sino la simple idea de que cada paso es más pesado que el anterior. Las lágrimas cayendo de mis ojos son como dagas, y cuanto más me alejo de Beck, más profundo aprietan dentro mío. Mi visión es borrosa y no tardo en aclarar mis ojos con la punta de mis dedos. Veo un taxi a la distancia, y apresuro mis pasos para poder alcanzarlo. El coche se estaciona frente a mi y el calor del motor, calienta mis piernas. 

"Buenas noches" Me saluda con voz cordial el conductor. Le ofrezco una sonrisa y murmuro algo que ni yo sé muy bien qué significa. Siento sus ojos por el espejo retrovisor y bajo mi mirada. No quiero que me vea llorar, no me importa si es un extraño "¿Esperas a alguien más?" 

Levanto mi mirada y noto que la puerta aún sigue abierta. Miro hacia la puerta de la habitación del motel en la que estaba recién. Está cerrada y las luces apagadas. Parpadeo y la cierro. Ahora puedo sentir el calor del auto. 

"No, sólo soy yo" Respondo, apoyando mi cabeza sobre la ventana fría que ya comienza a empañarse. Sólo soy yo. 

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