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Beck POV Suena mi teléfono y me despierta. Abro mis ojos y mi vista está borrosa ¿Dónde diablos está Zoe? Extiendo mi brazo para tomar mi teléfono que no deja de sonar. El nombre de mi primo hace latir mi corazón un poco más rápido. Siento la ansiedad crecer en mi ¿Qué diablos le sucede ahora? Contesto la llamada, esperando escuchar la voz de algún bartender pidiéndome que lo haya a buscar. "¿Beck?" pregunta fuerte del otro lado. Es él. Se lo escucha agitado y eso me impacienta. Jadea y yo no logro responder "Te necesito más que nunca hermano. Estoy... Estoy en un aprieto, uno jodídamente grande. Necesito cuatro mil dolares" trago saliva ¿Qué diablos? No lo dudo. Sea lo que sea, allí estoy. Mi cuerpo está afuera de la cama. Quiero hacer preguntas, pero los sonidos a la distancia me preocupan. Escucho voces, gritos diciendo cosas que no logro comprender. Mierda, jodido Jay "Te prometo que esta es la última hermano, realmente te lo prometo. Pero apúrate. Estoy del lado oeste, detrás del puente junto a un enorme galpón rojo" "Tranquilo. Yo estoy para ti" Logro decir. Las palabras de escapan de mi boca. Mi corazón late cada vez más rápido. No sé por dónde diablos comenzar. Ni siquiera tengo maldito calzado en mis pies. Corro hasta la cocina, esquivando la mirada de Zoe que sigue cada uno de mis movimientos. Rápido, Beck, Jay te necesita. La idea de que esta vez realmente esté en peligro, me da ansiedad. Siento el nudo en mi garganta crecer y unas ganas incontrolables de descargar mis emociones con una bolsa de box. O tal vez envolviendo mis brazos en Zoe. Quiero ver a mi primo con mis propios ojos y asegurarme de que esta bien. Lo veré y lo insultaré por ser un jodido idiota que me ha dado un susto sin importancia. Todo estará bien. Eso quiero creer. Se que guardé una buena cantidad de dinero en alguna de las latas y cajas en los gabinetes de la cocina. Mierda, si tan solo no fuese tan bueno escondiendo las cosas. Iba a usar este dinero para Zoe y para mi, no se, tal vez viajar. Pero ahora esa idea se borra de mi mente. Mierda, joder. Mis dedos aprietan una caja de cereal y la arrojo por el aire. Un poco de mi tensión se libera pero es reemplazada por otro poco más. Me paro sobre las puntas de mis pies y palpo todo lo que encuentro. En algún lugar tiene que estar ese puto dinero "¡Mierda, dónde está!" "¿Qué buscas, Beck?" La voz de Zoe irrumpe mis pensamientos por una fracción de segundo. Dulce, pequeña, frágil, voluble. Dios. Es como una pequeña chispa de fuego intentando derretir un glaciar. Mi corazón baja su velocidad. Decido enfocarme en buscar el dinero y largarme de aquí lo más rápido posible. Mis dedos tocan una lata. It's a bingo. Hundo mis dedos en la tapa que es jodídamente difícil de abrir y puedo ver una pequeña pila de billetes de cien amarrados con una banda elástica. Sólo espero que sea suficiente. Le quito la banda y comienzo a contar. Cuatro mil es suficiente. Demasiado para entregarle a Jay, pero él dijo que es suficiente y eso es lo que importa. Mis manos tiemblan y mis ojos comienzan a arder ante la posible idea de que mi mejor amigo, el único ser humano que confió en mi cuando todos me rechazaban, esté genuinamente en peligro. Siento algo tocar mi brazo y me detengo. Los dedos de Zoe sobre mi piel hacen que mis sentidos tomen otro rumbo. Es una jodida bruja. No me puedo detener. Continúo hasta asegurarme de que es suficiente. Y lo es. Con lo justo, pero lo es. Con dedos temblorosos como papel en el viento, vuelvo a amarrar todo con torpeza. Hago un paso, intentando acercarmea la puerta. Los cereales crujen en el piso debajo de mis pies helados. "¿Beck, qué sucede?" su voz me frena. Ya no puedo evitarla. Necesito que me reconforte, que me asegure que todo estará bien. Necesito que sus ojos me digan que todo saldrá perfecto para yo poder decirle que volveré y todo volverá a la normalidad. Entre Jay y yo y entra ella y yo. "Jay realmente me necesita ¿De acuerdo?" La miro a los ojos por una fracción de segundo. No logro mantener contacto visual. No soy lo suficientemente fuerte como para crear falsas expectativas en ella. No sé qué diablos sucederá. Sus dedos me sueltan y siento como si una parte de mi cayera pesadamente al suelo. "Volveré y todo estará bien, lo prometo" Le aseguro a ella y me aseguro a mi mismo. Temblorosamente, corro hasta la puerta. Con el dinero y mis llaves. Espero llegar a tiempo. Espero que todo esté bien. Repito en mi mente las indicaciones que Jay me dio antes de cortar. Son extrañas pero eso es lo que menos me preocupa ahora. Prendo la calefacción y los vidrios no tardan en empañarse. Afuera está helado, y mis pies que aun están descalzos, sienten la temperatura del exterior. Conduzco por las calles oscuras y desoladas, excediéndome del límite de velocidad. Los lugares que me rodean, comienzan a cambiar abrúptamente en cuanto me aproximo más y más al lugar donde Jay me dijo que estaba. A lo lejos escucho una sirena, pero no logro distinguir si es de la policía o de un auto. Mi mente divaga. Ruego a Dios o a quien sea que esté en control de esta mierda de vida, que no me quite a Jay de mi vida. Es el único que se que no me dejaría por quien soy. Veo el puente y aprieto el acelerador. Me aproximo al galpón y allí puedo verlo. Hay dos o tres sujetos parados en frente de él. Luce pequeño, diminuto, atemorizado. Jamás lo vi así. Mi auto frena de golpe, causando un gran chirrido. Todos los ojos viajan en mi dirección y me observan bajar del coche, descalzo, muerto de frío y con el sobre de dinero en mi mano. "¿Quién carajo es este sujeto?" pregunta uno de ellos y no tarda en voltear su mirada de nuevo hacia Jay, quien no logra apartar sus ojos de mi. Me detengo. Quiero destrozarlos a todos y poder llevarme a mi primo conmigo, pero decido tragar saliva y no hacer nada estúpido. Hago un paso hacia adelante y otro de ellos me muestra el arma en su mano. "Ni lo pienses, niño apuesto" sonríe y sus dos compañeros le acompañan en cuanto ven mi expresión de miedo. "Vengo a traerle dinero a Jay" logro decir a pesar del nudo en mi garganta. En cuanto esas palabras salen de mi boca, el tercero de ellos, camina rápidamente hasta mi y extiende su mano para que le entregue en el dinero. Puedo sentir su respiración contra mi rostro "Primero quiero hablar con mi primo" "Beck" la voz débil de Jay suena desde el fondo. Sus ojos preocupados y desgastados de toda emoción me dicen que no, que simplemente le entregue el dinero así podemos irnos. "No les daré todos este dinero sin tener explicaciones. Quiero hablar con Jay" me planto sobre mis palabras y camino hacia él, esquivando a los tres sujetos que me intimidan. Escucho la pesada respiración de Jay. Es como si casi lograra escuchar los latidos de su corazón yendo cada vez más rápido. "¿Qué diablos estas haciendo?" me susurra y me mira con sus ojos rojos rodeados de intensas ojeras. "¿Qué diablos estás haciendo tú?" le digo entre dientes. Me relajo un poco al verlo de cerca y asegurarme de que no está lastimado. Pero su mente está completamente perturbada. "Sólo necesito el dinero, hermano. Y luego todo estará bien" me responde agitado y tembloroso. Sus pupilas están dilatadas y está más pálido de lo normal. No hay nada de vida en su rostro. "Volviste a las jodidas drogas" le espeto, aunque sonando como una pregunta. Jay baja su cabeza evitando todo tipo de contacto visual conmigo. Tenía la maldita corazonada que me lo dijo desde un comienzo, pero una parte en mi esperaba que fuese solo una fase de depresión que lograría superar. Pero cayó y es mi culpa. Debería haber estado allí para él, siguiendo cada uno de sus pasos y no preocupándome por mi relación con Zoe, que eventualmente terminaría arreglándose sola. "Sólo dame el dinero, Beck. Están pisándome los talones desde el primer día" me contesta aun con sus ojos pegados en el concreto helado que congela mis pies descalzos "No tenia ni un solo billete, y les prometí que les devolvería todo en dos días" "¿Cuatro mil dólares?" no puedo evitar cuestionar. "Puede que también les haya pedido un préstamo para pagar mi renta" hago girar mis ojos. "No te daré el jodido dinero" espeto enojado, sabiendo que no es verdad. No puedo creerlo. En vez de meterse en todo este jodido rollo, podría haber recurrido a mi en un comienzo. Ahora tenemos a tres sujetos armados esperando el dinero. "¿Qué diablos has dicho, niño apuesto?" escucho una voz de atrás. Por poco casi olvido que podían escucharnos. Mi corazón se detiene. Siento algo apretar mi espalda y una pesada respiración en mi cuello "Ese dinero viene conmigo, quieras o no" "Oye, Joe, la cosa es conmigo, no con él" Jay me toma del hombro con manos temblorosas y me aleja del sujeto que apunta su arma hacia mi. Me volteo y la imagen de la pistola apuntando directo al estómago de Jay, seca mi boca. Mi cuerpo parece ser inmune al frío para esta altura. "Tic, tac, niño. Quiero ese dinero ahora" Joe dice entre dientes. A lo lejos, escucho una sirena de policía y noto que se acerca. Mis ojos viajan a los otros dos matones, que comparten miradas preocupadas entre ellos. Uno de ellos camina hasta mi y anuda sus dedos en mi camiseta. "¿Tu llamaste a la policía?" me grita en la cara, escupiéndome saliva. Niego con mi cabeza, siendo incapaz de responder. Quiero destrozarle la cara, pero se que solo empeoraría las cosas. "No le dije a nadie a dónde venía ni nadie me siguió" aseguro. No se si el hecho de que la policía se acerque hasta aquí, nos ayuda o simplemente nos hunde en un abismo. "Tenemos que salir de aquí, Joe" El sujeto me suelta y camina hasta el que sostiene el arma frente al abdomen de Jay. "Toma el dinero" se lo extiendo frente a él, esperando que suelte la pistola y tome el sobre. "No tomaré el jodido dinero hasta que me digan cómo diablos la policía nos encontró" Joe grita y Jay tiembla del miedo. Intento hacer un paso adelante, pero unas manos me frenan. "Joe, estan cada vez más cerca" el tercer sujeto interrumpe "Si tu no tomas el dinero, lo tomaré yo "Aquí nadie tomará ese dinero además de mi. Si la policía llega y aún no me dices nada, te volaré las entrañas, niño" extiendo mi mano nuevamente, ansiando que tome el dinero de una vez por todas. Yo tampoco quiero estar aquí cuando llegue la policía. Quiero llevar a Jay a un lugar seguro. Las sirenas están prácticamente en mi oído. Siento mi corazón latir cada vez más fuerte. Mi cuerpo entero tiembla del frío y la ansiedad. "Joe, nos iremos sin tí" uno de ellos dice y arrebata el dinero de mis manos. Todo sucede en cámara lenta. Joe se voltea e intenta quitarle el sobre de las manos a su compañero, causando que el dinero caiga el suelo, perfectamente atado con su banda elástica. Veo las luces de la sirena en el puente. Todos se voltean a verlas. Jay comienza a correr y mis ojos viajan a él. "¡Vámonos!" Uno de ellos grita. Pero los ojos de Joe están pegados en Jay, observándolo correr miserablemente "¡Déjalo ir, Joe!" Un fuerte estruendo me hace cerrar los ojos ojos. Cuando los abro. Jay esta en el suelo. De repente, puedo sentir el frío golpeando mi cuerpo nuevamente. Como miles de estalactitas picando mi piel. "¿Qué mierda has hecho, imbecil? ¡Ya tenemos el jodido dinero" le gritan a Joe. Las voces retumban en mi mente. Mis pies se mueven sobre el concreto congelado. Siento cómo mis talones se clavan sobre el suelo. Mi cuerpo entero tiembla. Parpadeo. Allí sigue Jay. Mi compañero, mi mejor amigo, mi cómplice. "Al principio es incómodo" me dice Jay. Escucho cada una de sus palabras. Es un genio "Porque Layla es más alta que yo. Pero el beso fue genial. Y me dijo que luego de la clase de geometría, me dejará besarla de nuevo" "¿Entonces ya es tu novia?" le pregunto emocionado. "Por supuesto que si" Jay me guiña el ojo "Pero no le digas nada a tu mamá, que le contará a la mía y me retarán" Mis rodillas se apoyan sobre el suelo. Está inmóvil. A penas si respira. Lo escucho gemir suavemente del dolor. Mis manos tiemblan cuando se aproximan a él. Levanto su camiseta y puedo ver la fuente color carmín, erupcionando de su vientre. Mis dedos se tiñen de rojo y una serie de recuerdos viajan a mi mente. "Mis compañeros dicen que estás loco porque no quieres hablar, pero no les hagas caso, Beck" sus ojos turquesas me miran. Jay apoya una mano en mi hombro y me sonríe. Uno de sus dientes le falta. Lo perdió en un partido de fútbol "Aunque no me digas ni una palabra, yo estaré aquí. Jamás hablaste demasiado, que digamos. Ahora sólo hablas un poco menos" Intento no sonreír. Mi primo es el único que no me pregunta por Colin o por papá. "Si quieres te puedo contar sobre el quinto grado" Asiento con la cabeza "Tenemos una maestra nueva que es hermosa" "¿Jay?" Lo sacudo. Sus ojos se abren ligeramente, como cuando lo despierto las mañanas con resaca "Vamos, hermano, déjate de juegos. Vamos a casa" "Lo siento, Beck" Me dice con voz débil. Tose y sus labios se tiñen con unas gotas rojas de sangre. Una lágrima corre por su mejilla. "Creo que necesitas dormir un poco" tomo su cabeza con mis manos y me siento en el suelo, apoyando parte de su cuerpo encima mío. Mi cuerpo está teñido de su sangre. Pero hace ya mucho tiempo que Jay dejó una marca en mi. Siento alguien agarrarme del brazo y es allí cuando reacciono. Siento el ruido de las sirenas pegado a mis oídos. Y cuando elevo mi vista empañada, mis ojos se cruzan con Lewis. "¡Beck!" mi padrastro me grita y agita mi hombro "¿Qué diablos sucedió?" Bajo mi mirada nuevamente y me enfoco en aferrarme a Jay. Su corazón late lentamente debajo de mi palma impregnada en sangre. Un par de brazos me agarran, alejándome de mi primo. Intento soltarme de su agarre, pero ya no tengo fuerzas en mi. Mi padrastro les dice algo a los dos sujetos que me amarran, pero no logro percibir ningún sonido saliendo de su boca. Me suben a uno de sus autos y el motor se enciende. Grito desde lo profundo de mis pulmones, pero no logro emitir sonido alguno. Me alejo, mientras observo cómo cargan a mi mejor amigo en un auto y se lo llevan en otra dirección. Viajo en silencio. No puedo sentir nada. Ni frío. Ni dolor. Mi cuerpo aún está cubierto de sangre fresca, e intento quitarme las manchas de mi piel, pero no lo logro. Jay se murió por mi culpa. Mi mejor amigo se murió por mi culpa. En cuanto veo mi casa, abro la puerta, sin esperar que el coche se detenga. Tambaleo mi cuerpo hasta la entrada. Una colcha se resbala de mi cuerpo. No recuerdo que me hayan dado una. Abro la puerta y siento el cambio de temperatura golpear mi cuerpo. Mis piernas luchan por mantener el peso de mi cuerpo. Camino hasta el baño y me dirijo a la tina. La perilla del agua emite un chillido cuando la giro. El agua sube y se tiñe de rojo. De la sangre derramada por mi culpa. Levanto mis manos frente a mi rostro y noto que aún siguen sucias. Sigo sucio. Tomo una esponja y comienzo a fregar, esperando poder sacar esta mancha. Pero solo se hace más grande ¿Por qué? No fue mi intención. Lo juro. Yo sólo quise ayudarlo. Yo quería salvar a Colin. El tendría que estar aquí conmigo, así yo podría ser una buena persona. Y así Jay estaría bien. Yo quiero ser bueno. Mamá necesita que sea bueno. La mancha de sangre es cada vez más grande ¡Por favor, vete! "Beck" Escucho mi nombre y unas manos agarran las mías "Te estás lastimando" "Lo siento mucho. Hice lo posible para salvarlo" las lágrimas corren por mis mejillas. Siento mi garganta quemar como piedra caliente. Mi cuerpo entero tiembla. "¿Beck, qué sucedió?" Sus manos me agarran el rostro y me obligan a verla. Allí noto que es Zoe y no mi mamá. Sus ojos empapados en lágrimas me miran, esperando una respuesta. "Maté a Jay" Sollozo, perdiendo el aire "Jay murió por mi culpa" Su mirada pierde vida. Cierro mis ojos. Deseando poder despertar de esta pesadilla. Siento cómo Zoe entra a la tina de agua conmigo y apoya su cabeza sobre mi hombro, aferrando todo de ella a todo de mi.
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