"Entonces..." Tartamudeó Ryan, rascando su nuca con sus dedos. Se lo notaba incómodo, pero necesitaba contárselo. Podía ver aquella escena reproduciéndose en su mente, y sabía que no le agradaba ¿Qué sucede con los hombres en mi vida? Alessandro que se vuelve loco, Ryan que se queda mudo. Honestamente ¿No eran las mujeres las complicadas?
"Si..." Confirmé sus preguntas. Cuanto más lo pienso más idiota me resulta la situación. Es sólo un beso, la gente se besa todo el tiempo. Fueron unos cuantos segundos de mi vida ¿Por qué tienen que hacer de ello algo grande?
"Y tu..." Dijo, aunque sonaba como una pregunta ¿Realmente Ryan quiere que detalle lo sucedido? No lo creo. Veo la preocupación en sus ojos. Sé que odia la idea en su mente, y teme que sienta algo por él. Si odia a Bryce detestará a Beck.
"No..." Negué todo tipo de sentimientos de mi parte ¿No? No ¿Segura? No ¿Si? No lo sé.
Ryan siempre fue muy protector conmigo. Él sufrió mucho con aquella chica hace dos años atrás. Era tan solo un niño, pero realmente estaba enamorado. Hablaba de ella siempre, se había convertido en un idiota por ella. Le prometió el cielo y las estrellas, sin saber que Bryce estaba haciendo lo mismo. Como él la amaba, su odio lo canalizó hacia Bryce. Desde ese momento Ryan me mantuvo en una caja de cristal, protegiéndome de cualquier chico que pueda llegar a lastimarme como lo lastimaron a él. Ambos sabemos que es inevitable salir lastimado. La vida golpea y golpea fuerte.
Recuerdo cuando Ryan la conoció. Mis padres habían ido a la cocina del campamento Saint Lawrence, y como muchos otros años, Ryan me acompañó. Como teníamos tan solo 15 años, no trabajamos de nada. Eran nuestras vacaciones de tres semanas en el bosque y el lago. Allí estaba Emily, una chica de nuestra misma edad. Había viajado con su madre desde Minnesota para trabajar en la consejería. Aún recuerdo su cabello dorado brillante y hermosos ojos azules. Ryan no pudo quitar sus ojos de ella, e imaginaba lo hermoso que serían sus hijos. Pero algo en ella me daba mala espina. Podía ver un síndrome de Regina George detrás de su mirada. Era hermosa, de dinero, amable, porrista, y le gustaba ¿Ryan? Mi amigo de cabello arruinado por la tintura, frenos en sus dientes y algunas espinillas en su frente ¿Justo Ryan le gustaba? Tal vez estaba celosa, me quitaron a mi amigo por tres semanas. Se quedaban hasta tarde conversando en el lago, se tomaban las manos debajo de la mesa. Asqueroso.
Sin embargo, mis vibras respecto a ella resultaron ser correctas, cuando pocos meses después Bryce me habló de su novia. Me contó que era rubia, de hermosos ojos azules, y que tenían una difícil relación a la distancia. Todo sonaba familiar y cuando me dijo que su nombre era Emily, no sabía cómo sentirme.
"¿Es una broma?" Había miedo y dolor en sus ojos azules. Las lágrimas luchaban por escaparse. Nunca lo había visto llorar antes. La cabeza de Ryan se hundió en mi hombro, mojando mi camiseta. En aquel momento mediamos lo mismo. El tiempo pasó, su herida se sanó, y creció mentalmente y físicamente.
"Cuídate. Ya sabes, cuida tu corazón, Zoe" Sus palabras me sorprendieron. Instantáneamente llevé mis ojos hasta los suyos, y vi las cicatrices que sus lágrimas habían dejados dos años atrás. Ambos miramos hacia adelante, habiéndonos dicho todo con ese cruce de miradas que duró tan solo un segundo. Sentí sus dedos apretar los míos, diciéndome que me quería, que siempre me cuidaría y que siempre me pondría primero. Le devolví el apretón, diciéndole que lo quería, que siempre lo cuidaría y que siempre lo pondría primero. Lo vi sonreír y no pude evitar imitar su gesto.
Pasamos el día en la playa, conocimos un grupo de chicos Inglaterra con los que nos hicimos grandes amigos. Uno de ellos me recordaba a Beck. De fuerte acento británico, voz grave, lenta y pausada. Su mirada no era la misma, sin embargo. La de nadie lo es. La de Beck resulta ser tan única, reconocible incluso en la distancia. Los días transcurrieron, y nuestras aventuras también. Amaneceres en la playa, tardes caminando por las calles de Capri, mañanas conversando desde la noche anterior. Alessandro se unió a nosotros, Marco se hizo amigo de uno de ellos. Ambos tímidos y silenciosos, a veces estaban, otras se quedaban conversando a un costado. Todo parecía salir a la perfección.
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REBEL
Tienerfictie#12 en Novela Juvenil (16/06/18) #78 en Novela Juvenil (26/10/17) #131 en Novela Juvenil (19/10/17) #261 en Novela Juvenil (3/10/17) #305 en Novela Juvenil (09/09/17) #431 en Novela Juvenil (04/09/17) #692 en Novela Juvenil (03/09/17) #888 en Novel...