Capítulo 7

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Canciones para este capítulo:
Temporary fix (One Direction) 

Fall (Ed Sheeran) 

Hands to myself (Selena Gomez) 

Dangerous woman (Ariana Grande)

Close (Nick Jonas ft. Tove Lo) 

El cielo estaba oscuro al encontrarse cubierto de grandes nubes grises. Las gotas pesadas golpeaban contra el techo del comedor y el ruido opacaba las voces de los acampantes. Un ligero viento fresco entraba por la rendija de una ventana abierta. Bryce me descubrió observando a la gran estructura de vidrio que dejaba entrar la brisa fría, y se puso de pie para cerrarla. Mi mente no podía dejar de repetir aquella escena con Beck en la cocina, pero no podía permitirme verlo sentado al otro lado de la habitación. Mis ojos se mantenían fijos en la ventana, ahora cerrada e impidiendo el paso del aroma a lluvia. Mi mirada ansiaba, por algún extraño y retorcido motivo, posarse sobre la esbelta y tatuada figura de Beck. Sin poder detenerme, lleve mis ojos a él. Dos segundos bastaron para observar su cabello ondulado aún mojado por la lluvia de afuera. Pude ver sus tatuajes sin lógica y sentido, pero por algún motivo lucían geniales en el. Y noté que me estaba mirando, y que no estaba intentando ocultarlo. Sus ojos verdes me aniquilaban y sabia que pronto perdería aquel juego de miradas, juego que por algún motivo, creo que Beck siempre que juega, gana. De hecho, creo que Beck sólo juega para ganar. 

"Creo que está dejando de llover" dijo una voz junto a mi. Bryce estaba observando por la ventana, su ceño ligeramente fruncido. Efectivamente, la lluvia comenzaba a cesar, pero no había señales del sol. "El clima de verano juega con mi mente"
Bryce me sonrió y volvió a fruncir su ceño. Aquí viene la típica pregunta de '¿Te encuentras bien?'. No es que me moleste que Bryce se preocupe por mi, es realmente un chico muy dulce, pero por algún motivo la idea de que me hicieran una pregunta cuya respuesta fuera Beck, arruinaba mi día.
"¿Has comido?" Oh. Creo que juzgue demasiado rápido. Un poco de culpa comenzaba a crecer en mi y le ofrecí una sonrisa pero con mi mirada nuevamente pérdida en la ventana ahora cerrada, ofreciendo cuidado y protección de aquella tormenta rebelde e inquieta. El problema es que me gusta mojarme bajo la lluvia, y por más protección que aquella ventana pueda ofrecerme, prefiero sentir lo que hay fuera y no sólo verlo con duda creciendo en mi mente.
"¿Puedes abrir la ventana?" Le pregunté a Bryce sin poder evitarlo. Me ofreció una mirada un poco confusa pero accedió. Ya no se oían gotas golpeando el suelo, pero por esa pequeña rendija abierta podía entrar una ligera brisa con delicioso olor a la lluvia que había cesado.
"¿Hoy tienes planes?" Preguntó Bryce una vez que se sentó junto a mi. Lo miré pero sus ojos no estaban puestos en los míos.
"Arreglé con unos amigos para ir al cine" Bromee y el rió "Solo bromeo. Tengo libre únicamente la noche ¿Que hay de ti?"
"Igual que tu" Respondió con una sonrisa cargada de emoción. Estábamos sentados sobre la barra de mármol que separaba la cocina del comedor. Nuestros pies colgaban en el aire y yo movía los míos para adelante y para atrás.
"¿Qué tienes en mente?" le pregunté sin apartar mi vista del movimiento de mis pies junto a los suyos que permanecían inmóviles.
"No lo sé. Pensé que tal vez podríamos...¿Ir al lago o venir aquí a conversar? Ya sabes... Es que no hemos tenido mucho tiempo para ponernos al día"
Suena genial. Tener un tiempo a solas con Bryce y poder conversar. El lago es una gran idea para conversar. Es tranquilo y se puede respirar aire fresco. Pensar en ello me hace acordar a mi conversación con Beck. Fue tan natural, sin silencios incómodos ni palabras vacías.
"Aquí suena genial, el muelle seguirá mojado esta noche" Mentí. No quería que mi primera cita con Bryce sea en el mismo lugar donde tuve aquella conversación con Beck ¿Sería aquello una cita? ¿Qué tuvo de especial aquella conversación con Beck?
Sin poder evitarlo (una vez más), llevé mi vista hasta el otro lado del comedor. Beck estaba sentado en su lugar habitual. Había un bolígrafo en sus manos y su vista estaba enfocada en un diario con muchas páginas. Su mano hacía pequeños movimientos, creando letras desconocidas sobre aquellas páginas que no alcanzaba a leer. Algo más para sumarle a la lista de misterios de Beck: un diario ¿Que clase de persona escribe en su diario íntimo en medio del almuerzo en un comedor lleno de gente? ¿Cuál es la urgencia de escribir ahora? Si una palabra resume la persona que es Beck, es misterio. El es un gran misterio escondido tras una esbelta figura cubierta en tatuajes. Un gran misterio que no puede ser descubierto solo con mirar sus ojos esmeralda. Un gran misterio que seguirá permaneciendo misterio, porque para resolver un misterio hay que prestar atención y tiempo, y no gastaré ninguna de esas dos cosas en Beck.
"¿Qué te gustaría hacer?" Me preguntó Bryce mientras enlazaba su pie con el mío. Sentí mi corazón palpitar un poco más rápido hasta que me acostumbré a la extraña pero linda sensación de su acto.
"Aunque suene cliché... Sorpréndeme" Dije riendo suavemente y él sonrió como si aquel fuera el más relajante de los sonidos. Reí mentalmente ante ese pensamiento, ya que mi risa no se caracteriza por ser 'relajante'. Sobre todo cuando me río viendo televisión, es como si un animal se apoderada de mi.
"Yo estaré trabajando hasta la cena. Luego de que todos terminen de comer nos quedaremos aquí ¿Que te parece? "
"Perrrrfecto" Respondí con voz de pirata, lo que hizo a Bryce reír. Honestamente, este chico se ríe de todo lo que hago o realmente mis chistes son geniales. Definitivamente la segunda opción no es, sonó la voz de mi hermano Marco en mi cabeza.
Cuando todos hubieron terminado de comer y yo lavara los platos junto con un poco de ayuda de mis compañeros, fui hasta mi habitación. Me recosté sobre mi cama, procurando que mis zapatillas sucias no tocaran el edredón. Mi cabaña estaba oscura. Las nubes tapaban el sol y la poca luz del día que había, estaba siendo cubierta por los árboles frente a mi habitación.
"Diablos" dije en voz alta cuando la voz de Bryce diciéndome 'Por favor, no te olvides' sonó en mi cabeza. Me había pedido que buscara unas hojas que estaban sobre su cama y las transcribiera con mi letra, ya que el afirmaba que la suya era desprolija, aunque creo que aquella fue su forma sutil de decirme que no tenía tiempo para hacerlo y sabía que yo tenía tiempo de sobra.
Me puse de pie, cuestionando si me había quedado dormida por unos segundos o no. Cuando abrí la puerta y vi que estaba lloviendo, note que efectivamente me había quedado dormida y había perdido la noción de lo que sucedía a mi alrededor. Consideré en esperar a que cesara la lluvia pero luego la voz de Bryce en mi cabeza sonó nuevamente diciendo "Por favor, déjalo en la oficina de la señora Tucker antes de las seis". El reloj marcaba casi las cinco, y si el trabajo que tenía que hacer era largo, no llegaría a entregarlo a horario.
Até mis agujetas y abrí la puerta de mi cabaña. Me paré bajo el techo de madera que me protegía de aquella lluvia fuerte e inquieta. Tomé un fuerte suspiro y bajé corriendo las escaleras. Corrí por el camino de tierra que me llevaba hasta la cabaña de Bryce. Mis zapatillas aplastaban pequeños charcos de barro que comenzaban a formarse y algunas gotas manchaban la parte baja de mis jeans apretados. Por fin llegué hasta la cabaña de mi amigo y no tarde en esconderme bajo techo nuevamente. Mi cabello mojado caía sobre mi rostro y sentía cómo mi ropa se pegaba a mi cuerpo. La mezcla de mi ropa empapada y el viento fresco hacían erizar mi piel, como cuando tocan mi cabello suavemente.
Toqué la puerta de la cabaña, insegura de si Bryce se encontraba allí o no. Al no obtener respuesta giré la perilla y empuje le pesada madera de la puerta. La habitación estaba oscura y fría, casi tanto como la mía. Había solo tres camas simples y en la de la derecha había una carpeta marrón. Supuse que esos eran los papeles que Bryce quería que transcribiera, así que caminé hasta allí. Dentro de la carpeta había diez papeles escritos con una letra un tanto desprolija y allí comprendí porqué Bryce pidió de mi ayuda. Me senté sobre su cama, que olía a su usual colonia, y comencé a copiar en unas hojas en blanco los escritos de mi amigo, luchando de vez en cuando para comprender su letra. Mi mano comenzaba a doler y no encontraba la posición indicada para escribir. Murmuraba en voz alta alguna de las palabras que escribía y no podía evitar morder la punta de mi lengua. Por fin terminé de escribir, las últimas palabras no tan prolijas como las primeras, pero mejor que las hojas escritas por Bryce.
"¿Qué diablos haces tu en mi habitación?" Una voz áspera y grave me tomó desprevenida. Por supuesto, Beck había aparecido.
"¿Qué haces aquí?" Le pregunté aún asustada por su repentina aparición. Mi corazón latía a una velocidad increíble, aunque estaba insegura de si era por su presencia o por el susto. Beck giró sus ojos y caminó hasta su cama. Sus botas retumbaban en la habitación haciéndome parpadear con cada uno de sus pasos pesados.
"Esta es mi habitación, pecas" me dijo sin voltear para verme. Su apodo me causó extrañeza y me hizo llevar mis manos hasta el puente de mi nariz cubierto de pecas marrones claras. Me sorprendió el hecho de que haya notado un detalle tan pequeño como aquel, pero más me sorprende seguir asombrandome por las formas misteriosas en las que Beck actúa.
"Ya lo se" dije avergonzada, sin querer admitir que estaba equivocada "Estoy aquí trabajando ¿Tu no deberías estar en el comedor?"
"Ya terminó la estúpida actividad, pero todos son lo suficientemente idiotas como para no querer mojarse... Tu novio incluido" Giré mis ojos al escuchar aquel término referido a Bryce, que cada vez me molestaba más.
Mantuve silencio, esperando que la lluvia cesara para poder salir de aquella cabaña que me mantenía encerrada con Beck. Saldría corriendo para no pasar ni un segundo más con el, pero no puedo correr el riesgo de que los papeles de Bryce se mojen.
Llevé mi vista de la ventana hasta Beck que estaba quitándose sus botas empapadas. Su camiseta negra se pegaba a su cuerpo, marcando cada uno de sus músculos cuando se movía. Gotas corrían por su cabello y bajaban por su mejilla, terminando en algún lugar de las gastadas maderas del suelo. Sus manos viajaron hasta el cuello de su camiseta y comenzaron a tirar de ella ¿Qué diablos está haciendo? Inevitablemente llevé mi vista a otra parte, aunque mis ojos luchaban por no mirar hasta donde estaba el. Logré ver su espalda descubierta, vacía de tatuajes lo que me sorprendió. Los músculos alrededor de sus omoplatos se movían junto con sus brazos que luchaban por quitar su camiseta mojada. No podía apartar mis ojos de su figura. Lo escuché quejarse al no poder quitar su camiseta que se pegaba a su piel. Esperaba que arrojará su camiseta empapada al suelo, pero la estiró delicadamente y la colgó en una silla. En cuanto se volteó llevé mi vista a mis manos. Lo escuché reír y podía imaginar que agitaba su cabeza.
"¿Te gusta la que ves, pecas?" Preguntó. Pude escuchar la arrogancia en su voz.
"No te comprendo Beck, honestamente no logro hacerlo " Dije sin poder evitar mis palabras. El se volteó y pude ver los tatuajes sobre su pecho, estómago y la línea V de su cadera. Sus ojos mostraban un poco de confusión pero al mismo tiempo notaba que disfrutaba que le reconociera su misterio, ya que el misterio era el combustible de la imagen de Beck "Horas atrás me estabas insultando en la cocina y ahora me haces chistes"
"No te hago chistes, te molesto para que gires tus ojos creyendo que no te estoy viendo. Y en todo caso, yo no te comprendo a ti" Dijo cuando se volteó. Aparté rápidamente mis ojos de la mariposa negra tatuada en su estómago. Me causaba extrañeza la delicadeza de sus tatuajes sobre la dureza de su cuerpo y personalidad. Intentaba enfocar mi atención en cualquier parte que no sea su torzo desnudo, pero no quería distraerme mirando a la pared porque delataría el incremento de mis nervios frente al revelo repentino de su abdomen y tatuajes.
"¿Por qué no me comprendes, si es que puedo saber?" Pregunté con la misma cantidad de arrogancia con la que el me había hablado, intento mantener mis ojos de su cuello para arriba.
"Eres linda, pecas, pero eres muy falsa" Su término me hizo enfurecer ¿Falsa? ¿Quién demonios se cree que es como para decirme falsa? Lo único que he sido fue astuta al mantenerme lejos de el, no he sido falsa.
"¿Quién te da el derecho a llamarme así?" Espeté. Mi voz sonó fuerte y aguda, quitandome todo tipo de capacidad intimidante en aquella discusión. Pero es en vano discutir con Beck, sin importar la verdad de mis argumentos, el siempre tendrá un arma secreta para destrozarme en pedazos. El gato tarde o temprano atrapa al ratón.
"Oh no necesito ningún papel que avalen las palabras que salen de mi boca" Respondió con una sonrisa burlona mientras abría el cierre de su maleta negra. Dentro su ropa estaba perfectamente acomodada y no vi otro color que no fuese negro y blanco "Ya descubrí tu pequeño juego, Zoe Milano"
"¿Juego?" Pregunté mientras lo observaba quitar de su maleta una remera de algodón negra.
"Vaya, que bien que lo juegas" Dijo, su voz llena de sarcasmo. Sus labios dibujaban una sonrisa falsa y triunfadora, formando un hoyuelo en cada mejilla "Ya me he dado cuenta de qué se trató nuestra conversación en el lago y toda tu actuación gentil de darme los cigarrillos" Esta vez sus sonrisa se borró levemente. Había enojo en sus palabras, incluso rencor, pero mantenía su sonrisa firme, como si dejar de formar aquella sonrisa sarcástica mostrara aquel lado débil que conocí de él en el lago.
"No fue falsa aquella conversación" Dije lentamente pero sintiéndome ofendida. Mis piernas se movieron de la cama y sin darme cuenta me había puesto de pie, indignada por la forma en la que me estaba tratando Beck. De nuevo "Solo decidí conversar contigo, pero veo que tu no estabas allí por el mismo motivo" No pude evitar las palabras salir de mi boca. Observé la expresión confundida de Beck, quien no entendía lo que intentaba decir. De repente sus cejas se elevaron y una sonrisa de lado se dibujó en su rostro.
"Es por lo de Danielle" Rió burlonamente "Aww, Zoe ¿Estás celosa?"
"¿Qué? Claro que no" Reí con falsedad. Mi voz sonó aguda y rápida, casi tan falsa como mi risa ¿Estoy celosa? No, claro que no. No quiero estar relacionada con Beck de ninguna forma, y menos si se trata de unos cuantos minutos sin control y sin ningún tipo de sentimiento de por medio ¿Quiero algún tipo de sentimiento con Beck? No, basta Zoe, deja de pensar en esto.
Su camiseta cubría su cuerpo, aunque no noté cuando se la colocó. Su pecho subía y bajaba con su lenta respiración. Algunas gotas permanecían en el cabello ondulado y mojado de Beck.
"¿Segura?" Preguntó. Su voz sonó sería y grave. No había arrogancia ni sarcasmo en ella. Llegó a mi tan rápido que no sabía si la había escuchado o había sido producto de mi imaginación ¿Estaba segura? No lo se.
"Segura" Mentí. Beck hizo un paso adelante, sin provocar ningún tipo de ruido sobre la madera. Sentía cómo mi corazón latía cada vez más rápido, y temía por que su sonido pudiese llegar a ser escuchado por aquel chico de ojos verdes que seguía haciendo pasos lentos y peligrosos hasta donde me encontraba yo.
"¿Al 100%?" Su pecho subía y bajaba rápidamente a menos de un metro del mío. Por primera vez podía apreciar a la perfección el intenso color verde de sus ojos, y no pude desperdiciar la oportunidad de verlos. Cargaban tanto misterio e intriga ¿Qué hay detrás de ellos? ¿Más capas de soberbia y rebeldía o algo nuevo y jamás visto por otra persona?
"Al 100%" Mentí nuevamente. Mi espalda golpeaba la pared de madera de la cabaña. El aire era pesado y caliente. Podía ver algunas gotas cayendo por el cabello de Beck. Nuestra proximidad era peligrosa, casi tan peligrosa como él, pero por algún motivo no quería romper aquella cercanía.
"¿Te puedo hacer una pregunta?" Su voz sonó como un susurro, uno que sólo yo podía escuchar debido a nuestra cercanía y soledad en la cabaña. A sentí, incapaz de pronunciar una sola palabra con un poco más de coherencia que mis pensamientos "¿Alguna vez te ha sucedido de tener una duda enorme en tu cabeza y no sabes cómo diablos quitársela?" Permanecí inmóvil, sin saber qué responder ante aquella pregunta extraña en un momento extraño. Sentí su pantalón aún empapado en agua de lluvia rozar contra el mío. Mis manos estaban contra la pared. No sabía si podía salir de allí porque no se me había ocurrido moverme siquiera "Respóndeme, Zoe" Ordenó suave y pausadamente. Yo asenti y el sonrió de lado con satisfacción "Tengo una duda en mi mente, inquieta y molesta, y no se cómo diablos quitarmela. Pero luego pensé que las dudas no se quitan, se ponen en práctica para ser comprobadas o falsadas" Su pecho chocó contra el mío, y podía sentir ahora su corazón latir contra el mio. Moví mi cuerpo hacia un costado, con la idea de escaparme de aquella situación, pero su mano agarró mi muñeca y le llevó hasta arriba de mi cabeza, amarrándola contra la pared. Sus ojos no se apartaban de los míos. Sentía cómo mi corazón golpeaba mi pecho, desesperado por un poco de tranquilidad. Sentí mis labios secarse y no tardé en llevar la punta de mi lengua hasta ellos para humedecerlos. En ese momento Beck llevó sus ojos hasta mis labios y luego nuevamente a mis ojos. Sus ojos eran verdes y hambrientos. Su labio inferior se hundió en sus dientes, lo que provocó un nudo más grande en mi estómago. Sentía mis rodillas débiles y podía jurar que mis manos comenzaban a sudar. Su rostro bajó hasta el mío y su nariz rozó la mía. Podía sentir su aliento caliente contra mis labios y alcanzaba a oler el aroma de su colonia. La mano que no estaba agarrando la mía, viajó hasta mi cuello. Sus dedos subían y bajaban suave y delicadamente por mi piel, rozando mi garganta con delicadeza. Sus dedos eran duros, tan distinto de sus movimientos. Sabía que estaba mal y que debía moverme, pero por algún motivo quería estar lo más cerca de Beck posible. Esa distancia mínima que nos separaba, era más peligrosa que el acto que le seguía. Estábamos tan cerca sin embargo su distancia me desesperaba y hacia mi corazón latir más y más. Mis labios sintieron la suavidad de los suyos. Sus movimientos eran lentos y tímidos, no reflejaban la esencia de Beck. Mi mente se detuvo, como si hubiesen apagado el interruptor que la manejaba. Sólo me podía concentrar en los labios de aquel chico rebelde sobre los míos. Sus labios suaves jugaban con los míos y con mi mente, haciéndome perder el control de mis pensamientos y mi cuerpo por completo. Sentí cómo mi mano se liberaba de su agarre y la bajé hasta sus hombros. Sus dedos tomaron firmemente mi cintura y me empujó contra la suya. Ya no sabía cuánto más podíamos acercarnos, pero él lograba romper más y más aquella distancia inexistente entre nosotros. Sentía mi piel arder y él pudo sentirla también cuando sentí su meñique apoyarse sobre mi cadera levemente descubierta. Beck se separó de mi, y aquel milímetro de distancia me volvía loca. Mis ojos se abrieron y me encontré con los suyos fijamente en los míos. Había una mezcla de emoción, locura y rebeldía en su mirada, y moría por preguntarle qué veía él en mi mirada porque yo no sabía qué pensaba en aquel momento. Mi pecho subía y bajaba rápidamente, y cada movimiento que hacía chocaba más con el pecho de Beck.
"Lo sabía, maldición, lo sabía" Dijo en un susurro sin aliento.
No alcancé a decir nada cuando sus labios chocaron los míos de nuevo. Esta vez no hubo nada de delicadeza en su beso. Su fuerza y misterio estaba expuestas a su máxima potencia. Nuestro beso era la mezcla perfecta entre rebeldía y temor. Aunque la perfección no siempre es buena.
Sus manos bajaron de mi cintura hasta mis muslos, subiendo mis piernas hasta su cadera. Mi espalda golpeaba la pared y mi pecho chocaba con el suyo. Mis manos viajaron al cabello en su nuca que aún estaba mojado. Podía sentir su corazón latir contra el mío, creando un sonido aturdidor. Su lengua acariciaba la mía a medida que yo jalaba suavemente de su cabello, para de alguna forma aliviar aquel dolor extraño que comenzaba a crecer en mi estómago. Aquel beso con Beck era el peligro más encantador que pudiera existir. Nuestros labios se separaron, para lograr conseguir un poco de aire. Mis ojos permanecían cerrados, pero podía sentir los suyos perforandome. Podía escuchar nuestras respiraciones agitadas, y sentir mi pecho y el suyo subiendo y bajando en sincronía.
"¿Que es lo que tu tienes y no las demás?" Susurró tan bajo que dudé de si lo había dicho o yo lo había imaginado. Permanecí en silencio, repitiendo aquella pregunta una y otra vez en mi mente. Abrí mis ojos y me encontré con los suyos. Verdes, inquietos, misteriosos, cargados de pasión y fuerza "Dímelo, Zoe, porque no pude descifrarlo yo mismo"
"¿De qué hablas?" Mi voz agitada a penas logró salir de mis labios. Nuestras frentes estaban unidas y mi nariz estaba a milímetros de rozar la suya.
"Explícame porqué no he logrado sacarte de mi mente. Explícame porqué diablos necesité besarte" Su aliento caliente aún chocaba con mis labios, haciéndome extrañar su gusto contra el mio "Explícame porqué lo volvería a hacer una y otra vez"
"Hazlo entonces" Mi boca respondió sin mi mente haber procesado mi respuesta. Pero no me arrepentí de haberlo dicho. Besar a Beck es un peligro, es arrojarse al agua solo para terminar ahogandose, pero aunque sea solo una vez más, una última vez, estoy dispuesta a hundirme en lo más profundo para sentir el placer de ahogarse. Porque si placer significa ahogarme en peligro, entonces me hundiré al borde de la muerte para sentir vida.

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