Capítulo 7.
Realmente, estaba siendo una mañana pesada.
—¿¡Pero cómo no se percataron, internos!? ¡El deber de ustedes era cuidar del señor Olmeda! ¡Deben traerlo de vuelta! —gritó la enfermera Figueroa.
La jefa del piso de cirugía estaba totalmente enfadada, diciendo que nuestro deber era cuidar de un viejo verde.
«¿Y de qué se suponía que ella se encargara, además de gritar como una loca? Seríamos médicos. No niñeros, ni mucho menos strippers de bailes en tubos».
El señor Olmeda era un abuelo mayor que le gustaba tocar las nalgas de las enfermeras y doctoras. De ninguna manera participaría de tal búsqueda.
—Doctor Del Valle... —le susurré mientras tiraba levemente de la manga de su bata blanca—. De ninguna manera iré por el señor Olmeda. Aquí hay muchos internos que pueden encontrarlo.
—Nere... Eh... Interna —corrigió rápidamente—. Nada de palabrerías —me habló entre dientes, disimulando su expresión—. Debemos encontrarlo. Tiene una cirugía importante por la tarde, y no le gustará saber lo que pasará si no lo encontramos —su expresión al decírmelo era chistosa.
Sin duda, me caía muy bien.
El señor Olmeda era un paciente que era atendido constantemente en el hospital por incontinencia urinaria. Había sido tratado sin ningún tipo de cirugía, hasta que comenzó a afectar su vida diaria. Por lo tanto, el momento para una intervención quirúrgica había llegado.
La enfermera Figueroa nos había dicho todas las instrucciones claras antes de marcharse furiosa. La mayoría de las internas no querían buscarlo. Sin embargo, insistí al tratar de hablarlo mejor con Damián.
—Doctor Del Valle, escuche... —me giré completamente, mirándolo intranquila—. Sé que es su responsabilidad y parte de su especialidad mantener al paciente estable, pero ese señor nos ha mirado de forma inapropiada. Me niego.
—Hoy me han dado estrictas órdenes de velar por ustedes también, porque el doctor Luciano Santiago no puede asistir. ¿Y qué hacen? Dejan que un viejo excitado con incontinencia urinaria se escape de su habitación de espera —colocó las manos en su cintura con una sarcástica expresión en su rostro.
Se dirigió hacia los demás internos:
—Bien, escuchen —Damián llamó nuestra atención—. Ya oyeron a Cruella de Vil. Necesito a ese paciente ya. Debo estabilizar la vejiga del viejo gemelo de las conejitas playboys y realizarle sus últimos análisis, hasta que el urólogo llegue de su consultorio.
«¿Cruella de Vil? ¿Viejo gemelo de las conejitas playboys?».
Menos mal que Gloria estaba en el área de maternidad. Seguramente le guste, ya que ella adora a los bebés.
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MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓
Romance(+21) (Libro 1 & Libro 2) Alysha N. Doménech Losada, una brillante y aplicada estudiante de medicina que está a punto de comenzar su internado en medicina general. Su vida era tranquila, entre libros y anotaciones, con el novio que siempre había sid...