Capítulo 60 | Parte 1.

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Capítulo 60

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Capítulo 60.

Esta conversación parecía costarle más de lo que pensé, pero ahora que comenzaba a sincerarse no podía echarlo a perder. Al menos tenía que saber los líos y misterios que escondía con Jesse.

—¿Por qué no cenamos primero y luego te lo explico? —susurró y volvió a mirarme directamente a los ojos.

— ¿Y si mejor me lo explicas ahora? — Le insistí dulcemente, mientras la palma de mi mano seguía acariciando su pulcra barbilla y su mejilla.

Me sonrió vagamente, rendido.

— Eres muy irritante. ¿Lo sabías? — Me dice al rozar su nariz con la mía y yo asiento con una dulce sonrisa de suficiencia. — Tienes que prometerme que no te irás de mi lado. — Me miró a los ojos a través de mis pestañas. — ¿Estamos?

Tragué hondo por la cercanía de su boca y por el contacto de sus ojos que absorbían mi mirada con ese color tan verde y llamativo.

—¿Por qué me alejaría de tu lado? —susurré, perdida por su aliento mentolado y porque cada vez que sentía las intenciones de querer besarme, mi corazón rebosaba de emoción.

Sabía que lo había convencido, porque su expresión cambió drásticamente y alejó su rostro del mío para mirarme con cuidado. En cambio, yo me quedé en la misma posición, mirando cada gesto y movimiento del espécimen.

— Jesse es dueño de un exclusivo bar nocturno. — Confiesa, pero aunque me sorprende esta información, sigo sin entender nada y él se da cuenta. — Al principio, cuando se hizo dueño capital del mismo, las cosas surgieron de manera legal. Luego, le hizo unas modificaciones dónde sólo podían entrar personas exclusivas.

Mentiría si dijera que eso no me afectaba, puesto que sí me afectaba, porque Adrián estaba involucrado y era algo que, aunque quería saberlo y escucharlo, me dolería.

—Aly, si quieres...

—¿A qué te refieres con "personas exclusivas"? —lo interrumpí deliberadamente.

—Personas con mucho dinero.

Mi corazón latía rápidamente y mi estómago se revolcaba por los nervios que me estaba causando escucharlo responder. Lo miré al negar lentamente con la cabeza y abrí levemente la boca para hablar, pero no pude. Solo me quedé en silencio, esperando que continuara hablando.

—No es como lo estás pensando, Aly.

—Creí que habías dicho que no tenías la capacidad para meterte en mi mente —le dije con sarcasmo y lo escruté con la mirada.

—En este caso es distinto, y no es como lo estás pensando. Al menos no de mí —tragó hondo—. Escucha, toda esa mierda comenzó cuando éramos unos veinteañeros. Su padre quiso que se hiciera cargo del bar y eso hizo.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora