(+21) (Libro 1 & Libro 2) Alysha N. Doménech Losada, una brillante y aplicada estudiante de medicina que está a punto de comenzar su internado en medicina general. Su vida era tranquila, entre libros y anotaciones, con el novio que siempre había sid...
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Capítulo 36.
— No lo toques. — Amanda me riñe con un atisbo en su voz.
Vestía de manera provocativa, como siempre había sido su estilo; vestido negro y corto que resaltaba su buen cuerpo, tacones altos, cabello corto sobre los hombros y muy cuidado.
— Amy, ¿qué haces aquí? — Insisto al ponerme en alerta. — ¿Cómo lograste localizarme?
— ¡Eso no importa ahora mismo! — Grita eufórica, asesinándome con la mirada.
Adrián me aprisiona mucho más con su duro y ancho brazo hacia su cuerpo, sintiendo mi tensión.
— ¡Sólo vine a comprobar qué tan cierto es el hecho de que ustedes dos se están revolcando!
— Amy... ¿por qué hablas así? — Mis ojos se engrandecen y me tenso por completo. — Adrián, suéltame... — Intento safarme de su insistente agarre sobre mi cintura, pero no me hace caso y me sujeta con más ímpetu. — Andy, por favor... No es el momento.
Él no dice nada. Se mantiene en silencio. Al girar mi rostro y ver su expresión, las inseguridades comenzaron a surgir en mí.
— ¡Adrián, suéltame, por favor! — Hago otro intento de safarme de su agarre. — ¡Necesito hablar con ella!
Amanda nos observa con una furia que remarca en sus facciones.
— No es el momento. — Me dice Adrián al fin. — Será mejor que te vayas. — Le solicita a Amanda con suma frialdad.
— ¡Andy! — Llamo su atención sin entender su actitud.
— Aly, nos vamos. — Él me ordena muy decidido mientras su chófer espera con extrema inquietud al guardar silencio.
— ¡Pero tengo que hablar con ella!
— Nos... vamos... — Susurra duramente. La furia brotaba de sus ojos verdes.
— ¡Adelante, Adrián! ¡Sigue huyendo de tu verdadera vida y de tu pasado! — Amanda inquiere de forma amenazante.
Niego, sin entender lo que está sucediendo. Mi corazón se agita una y otra vez, intentando descifrar los acontecimientos.
— Anda... — Amanda retoma sus extraños reclamos. — ¿Por qué no le dices la verdad a Nere?
Lo miro desde mi baja estatura.
— ¿Decirme qué?
Adrián se tensa de forma significativa. Me acapara con más insistencia. Su tensión lo hace temblar sobre mí. Frankie, a pesar de quedarse en silencio, es capaz de abrir la boca por una décima de segundo, intentando explicarse por su jefe. Sin embargo, volvió a contenerse.
No me gusta para nada lo que está sucediendo, como tampoco me gusta que Adrián se quede en silencio en éstas circunstancias.
— ¿Le dices tú o le digo yo? — Ella insiste con extrema molestia.