Capítulo 38 | Parte 2.

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Capítulo 38

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Capítulo 38.

(Adrián)

Cada vez me sentía más culpable. Verla desmayada entre mis brazos me hacía recordar que no estaba influenciando bien en ella. Causarle todo esto me estaba matando por dentro, por más que no lo haya hecho adrede. Sé que no soy un buen hombre para ella, y me duele ser consciente de eso.

Había creado mi propio castigo personal, teniendo que observar a la niña de mis ojos entre mis brazos, sumida en un profundo sueño de disgustos por los malos ratos que le he causado. Presiono mis labios al abrazarla mucho más. 

— ¿Qué demonios le sucedió, Doc? — Frankie pregunta en alerta al acercarse a nosotros. Típico de un ex-agente del FBI querer explicaciones de lo que está observando con preocupación.

— ¿Tú qué crees, Frank? — Frunzo el ceño, con la jovencita entre mis brazos mientras que mi chófer se cruza de brazos, estudiando mis nuevas acciones. — Se ha desmayado por el disgusto que se ha llevado con todo lo que le he dicho.

Me dirijo hacia la puerta trasera del vehículo para entrar nuevamente al interior. Frankie la abre de inmediato y su mirada es una clara advertencia.

— Te dije que la chica podría disgustarse con el asunto de la loca mujer aquella. — Dice, refiriéndose a Amanda. Cierra la puerta con nosotros dentro.

Miro a la jovencita, desganada y vulnerable. Verla de ésta manera, lo único que me causa es no querer soltarla nunca. Quiero cuidarla todo el jodido tiempo, y quiero que perdone mis mierdas. Quiero que entienda que siempre ha sido la única mujer por la cuál sería capaz de muchas cosas, sin contar que estoy adentrándome a mi propiedad con ella.

¿En qué me ha convertido ésta niña? La abrazo con locura. Es lo único que puedo hacer para demostrarle que la necesito como el oxígeno que respiro.

Es capaz de dejarme, y si lo hace, me volveré completamente loco. Jamás he necesitado a alguien tan seriamente como la necesito a ella. ¿Qué tengo que hacer para protegerla? Si todo lo que estaba haciendo para cuidarla estaba resultando mal, como no esperaba. Estoy perdiendo el absoluto control de la situación, y reconocerlo, me estaba jodiendo por dentro. El miedo me invade por completo.

Siento como mi corazón late muy deprisa mientras su cabeza está apoyada sobre mi pecho.

Frankie entra al vehículo de inmediato. El portón principal de la mansión se abre hacia los lados, extendiéndose de forma lateral. Un imperio que yo había logrado con mucho esfuerzo, gracias a mis años de estudio y a la dedicación absoluta de mi trabajo.

— Esto me está resultando fascinante, Doc. — Frankie se burla de mí. Nuestra confianza es total.

Presiono mis labios y pongo los ojos en blanco, pero sólo yo estaba consciente de eso.

— Sólo... lleguemos de una vez. — Acaricio el pelo de la jovencita con necesidad. Mis manos tiemblan en el acto.

"Perfecto." Pensé con pesadez. "Un cirujano tan preciso y reconocido como yo con las manos temblorosas."

Lo que me faltaba para completar. Mierda, esto no estaba bien. Y no lo estaría cuando despertara. Es la jodida razón por la cuál tiemblo como un jodido niño perdido.

Frankie se mantiene en silencio al adentrarnos a mi propiedad principal, la cual había denominado: "La mansión WM," con las siglas grabadas en cada ala del portón. Un lugar tranquilo para una ciudad tan activa en la capital. Una lujosa casa rodeada de jardines llanos muy cuidados con campos lleno de árboles.

Me estaba desesperando no llegar lo antes posible. No me había dado cuenta hasta éste momento de las exageradas hectáreas que rodeaban la casa.

— Frank... — Susurro, perdiendo la paciencia.

— Ya casi, Doc. — Me calma. Está muy concentrado en darse prisa. Ya me conoce.

— Necesito atenderla y vigilar su pulso. Me está volviendo malditamente loco verla entre mis brazos sin hacer nada, Frank.

— Lo sé, lo sé. Cálmate, Doc. Respira, hombre... — Niega con la cabeza con paciencia. — Todo estará bien.

— Es mi culpa. Todo es mi culpa. Reaccionó de ésta manera por mis mierdas.

— Por eso te dije que si estabas seguro de que a ella no le afectaría saber que te hayas metido con la loca mujer aquella... — Se encoge de hombros desde el asiento del conductor. — Aunque haya sido en el pasado...

— Carajo... — Muerdo mi labio inferior con impotencia. — No sabía cómo decirle. No es que sepa manejar todo esto.

— ¿El qué, Doc?

— Esto. — Niego, abrumado. — A ella... — Miro a la mujer que me tiene totalmente enloquecido. — Yo jamás he tenido algo tan serio y profundo con nadie, excepto con ésta niña. Cuando era un veinteañero había perdido las esperanzas, unas que llevé durante toda la maldita adolescencia. Y mírame, aquí estoy como un pendejo, enamorado de todo de ella. — Beso su frente y la acurruco mucho más sobre mi regazo. — Así como ella intentó cuidarme cuando apenas era una niña, ahora deseo hacer lo mismo. Necesito cuidarla, Frank.

— Entiendo tu punto, Doc, pero... ya conocemos tu manera de hacer las cosas. Y yo, claramente, estoy acostumbrado a trabajar para ti. — Detiene el vehículo muy cerca de la entrada, dónde se localizaba una enorme y lujosa fuente, y dónde también estaban mis otros vehículos. — Debes tenerle paciencia. — Me dice con calma. — Es una joven, y apenas conoce tu forma de hacer las cosas. — Niega con gracia. — No parece querer hacer todo a tu modo. Me cae muy bien.

Presiono los labios cuando mi chófer esquiva mi mirada y sale del vehículo, divirtiéndose con mi situación.

— Es una desobediente y su lengua viperina es desesperante. — Salgo del vehículo con cuidado al cargarla. — Pero la quiero. A toda ella.

— Increíble... — Nos mira como si fuéramos una especie en peligro de extinción. — Sí que te afecta la jovencita...

— Es mi jovencita. — La abrazo con extrema protección, temiendo que todos me la quiten. — Es mía. Sólo mía. — Avanzo a pasos decididos hacia la casa al subir las pocas escaleras de la lujosa entrada.

Siento que Frankie sonríe detrás de mí al ver mi ansiedad tan posesiva.

— ¿Qué harás después, Doc? — Me pregunta antes de que yo continuara con mi paso.

Me detengo, pensativo. Sabía a qué se estaba refiriendo.

— Tu padre quiere que asistas a la reunión con urgencia.

Presiono mis labios con molestia.

— Maldita sea. — Me quejo. — No puedo faltar. La situación es muy grave. Las cosas están descontroladas en la OMS. — Miro a Alysha con el ceño fruncido. — Esto me costará, lo sé. — Digo entre dientes. — Ya veré que puedo hacer. Sé que el asunto de mi padre es una gran responsabilidad que también me concierne, pero lo único que deseo ahora mismo es estar con mi niña. — Espeto con convicción, sin girarme tan siquiera. Vuelvo a acelerar el paso. — Avísale que me demoraré más de lo previsto. Qué me llame directamente.

"Bien, Adrián..." Pienso al mirar a mi jovencita y luego a mi casa. "Esto sí que es nuevo para mí."

Sé perfectamente que ella no me lo pondrá fácil, pero yo recuperaría el control de la situación. Sea como sea. Porque ella es mi necesidad, lo más que mi oscuro ángel y yo deseamos.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora