Capítulo 5 | Parte 2.

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Capítulo 5

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Capítulo 5.

(Adrián)

Alysha respondió a mis mensajes. Al parecer, continuaba deseándome tanto como yo la deseo a ella. Su interés y curiosidad hacia mi me incita a querer poseerla, para que experimentara conmigo lo deliciosamente prohibido.

Ya que el vuelo había comenzado, no veía el momento para terminar con este viaje de una vez. Me encantaba mi trabajo y eso siempre sería así, pero en el momento me placía mucho más el poder llegar al hospital sólo para verla y seducirla.

No puedo dejar de desearla, de pensar en ella. Últimamente soy como un chiquillo con esa niña. Por más que me jode sentirlo y saberlo, mi mal humor ha disminuido una vez que comenzó a responder mis mensajes. Sabe perfectamente que no aguanto la incertidumbre, pero la muy despistada probablemente esté en su burbuja. Admito que ya estaba considerando palmear su bonito culo, pero no ha sido para nada grave la espera de que respondiera.

La azafata traía unas copas de vino para mi padre y para mí, sin quitarme la mirada de encima. Por más que le había demostrado un evidente desinterés, insistía en llamar mi atención. Al retirarse, suspiré con frustración, pensando que estos serían los días más largos que no disfrutaría para nada.

— Desde que subimos a este avión, no te ha perdido de vista. — Mi padre bromea, tratando de aminorar mi tensión y mi mal humor que ahora se desvanecía. Me encogí de hombros levemente y miré la pantalla de mi teléfono que ahora estaba programado en modo avión.

— No estoy interesado. — Le comenté con desinterés, pero yo no podía dejar de observar la foto de la cuál mis ojos se alimentaban. Le di un sorbo a mi copa de vino y continué observando la belleza que yo mismo había capturado con atrevimiento.

—Ya veo —percibí que mi padre me observaba con curiosidad, pero yo era demasiado discreto y cuidadoso con mi vida privada y mis cosas más personales.

Es por eso que respetaba mi espacio y mi silencio cuando no deseaba abundar en algún tema.

—Hijo, regreso en un minuto.

Asentí cuando me avisó, pero la jodida imagen en mi teléfono continuaba con toda mi atención.

"Ella es mía, y nadie me la quitará." Mi oscuro ángel comenzaba a exaltarse al pensar en todo lo que le haríamos.

Le di otro sorbo a mi copa de vino, mientras sujeté mi teléfono con la otra mano y pasé mi pulgar por la foto que me hacía enloquecer. En ella, Alysha dormía profundamente, desnuda y acurrucada en mi pecho. Su rostro estaba cubierto por los flequillos que también cubrían su frente, y por algunos mechones de su lacio y revuelto cabello negro azulado. Su cuerpo estaba cubierto junto al mío por sus sábanas, y aunque era una foto inocente y muy cursi, me vuelve loco y me excita verla así, tan vulnerable y toda mía.

— ¿Algo más qué usted desee? — La azafata vuelve a asomarse y se contonea de manera descarada, interrumpiendo la atención que le prestaba a mi secreta foto. La miré sin ningún tipo de expresión.

—Otra copa de vino, por favor —le sonreí tranquilamente y me giré un poco, buscando los auriculares en el bolsillo de mi traje azul marino.

Necesitaba relajar la excitación que Alysha me causaba y la música me ayudaba un poco.

La azafata carraspea y volteo a verla. No me sorprendía para nada ver lo que estaba haciendo. Desabotona un poco la blusa que combinaba con su uniforme y eleva un poco su falda.

— Mi interés es que usted pase una buena estancia en este vuelo, señor. — Me sonríe coquetamente y sé con certeza que se me está ofreciendo descaradamente. — Puedo darle más de ese vino que tanto disfruta y algún otro aperitivo, si a usted se le antoja. — Ella mira hacia un extremo del pasillo que conducía a otra cabina.

Sonreí al achicar mis ojos. Sin más, estiro mi mano para darle mi copa que ahora se encontraba vacía.

— Y ahora mismo mi único interés es que me traiga otra copa de vino.

— ¿Seguro qué no quiere nada más? — Alza sus cejas y comencé a sentir su desesperación. Sonrío con cierto aburrimiento por la situación

— Ahora que lo pienso... — Comenté al poner una pierna sobre la otra. Su expresión se expande. — Traiga la botella para mi padre y para mi. Así no tiene que molestarse en pasar una y otra vez. Mi intención no es molestarla. — Le dije con suficiencia. Ella negó con la cabeza y no parecía darse por vencida.

— Créame que no me mole...

—Eso sería todo, señorita. Muchas gracias —sonreí, intentando no perder la paciencia, siendo profesional y comedido.

Ella se marcha bastante aturdida y molesta, pero era la nimiedad que menos me importaba. Conecté los auriculares a mi teléfono y me los coloqué, pensando en que pronto Aly aceptaría mis locuras e intentando olvidar por un rato el porqué volaba lejos de casa.

Minutos después, mi padre volvió a ocupar su asiento junto a mí. Al observarlo, me miró con preocupación. Me quité un auricular, porque ya sabía de qué se trataba.

—Mañana mismo tendremos una reunión en directo con la Organización Mundial de la Salud y con el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas —me informó en forma de confesión.

Sólo pude sonreír con molestia.

—¿No que tomarían las cosas con cierta calma? Ni siquiera nos hemos instalado y ya están presionándote con esto.

—Hijo... —mi padre rascó su cabeza con cierto temor en sus ojos, lo cuál me interesó.

—Andrés, ¿qué es lo que no me has dicho? —lo escruté con la mirada.

Él intentaba calmarse, pero no estaba funcionando. Tragué saliva al darme cuenta de que algo no andaba nada bien.

«Carajo».

—Han sido estrictos al decirme que teníamos que llegar al aeropuerto con extrema seguridad —volvió a informarme a medias.

—Padre, ¿de qué estás hablando?

— El virus ya se ha reportado en Francia, Adrián. — Su voz, prácticamente, era entrecortada. Mi sistema se congela al instante y un escalofrío emana por toda mi piel.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora