Capítulo 32 | Parte 1.

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Capítulo 32

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Capítulo 32.

Comenzaba mi última semana de prácticas en el «Hospital Johnson Memorial». Eran las 7:30 de la mañana. Extraía un vaso de café en una de las máquinas que se encontraba en uno de los pasillos más cercanos al centro de vacunación.

Me preguntaba si todo habría ido bien con Adrián y su padre. No es que fuera lo suficientemente tímida para enviarle un mensaje o llamarle, pero quería darle su espacio. A penas llevábamos horas sin vernos. Quizá esté durmiendo o cansado...

- Acaban de informarme que hay un paciente con señales y síntomas de dengue hemorrágico en el centro de vacunación. - Dijo Kenneth, acercándose a mi y a la máquina de café.

- ¿Qué sucede últimamente con la gente de éste estado? - Pregunté con sarcasmo, mientras me alejaba un poco de la máquina de café. - No hay que ser un epidemiólogo para saber que hay que botar y eliminar las aguas estancadas que sean posibles.

- Sí, mi reina. - Asintió Kenneth, parecía agotado por la noche anterior. - Debe ser sencillo decirle a todo un estado que prácticamente se ubica en un área pantanosa. - Espetó con sarcasmo.

- Claro. - Le seguí el juego. - Entonces, vamos. - Dije y acomodé mi viejo estetoscopio en mi cuello.

En el fondo, no me sorprendía para nada encontrarme con un caso de dengue hemorrágico en el centro de vacunación cuando el propósito de las vacunas es para curar el Zika. Era fácil que esto pasara por desapercibido, ya que ambas comienzan con señales y síntomas parecidos.

- Espera, ¿y tu Littman? - Kenneth preguntó.

- Yo... - Rasqué un poco mi cabeza, mientras seguía mi camino por el pasillo que se dirige al centro de vacunación. - Pensé que no era el momento, ya sabes...

Kenneth me siguió y caminaba profesionalmente a la par conmigo.

- Tampoco es el momento para tus chorradas y tonterías, pero aún así decides utilizarlas. - Puso los ojos en blanco y le dió un sorbo a su café para luego proseguir. - Mi reina, no debes rendirle cuentas a nadie de lo que traes o no. ¿No querrás herir los sentimientos y el ego del bombón?

- Lo sé, es que...

- Es que nada, Nere. - Interrumpió. - No te detengas por nada, ni por nadie. No soy el más indicado para decirte este tipo de cosas, pero disfruta cada pequeña acción o gesto, no importa de las manos que provengan, sino las buenas intenciones. - Nuevamente le dió un sorbo a su café, antes de proseguir. - Sé que eres una interna como todos los demás y puede que te sientas un poco incómoda y vulnerable, pero está en ti creer que puedes llevar un Littman. Y no porque sea de una buena y estúpida marca, sino porque crees que puedes cargarlo con orgullo por tu capacidad, y al parecer, alguien más cree en tu capacidad. - Dijo y me miró por unos segundos, alzando una ceja.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora