Capítulo 3 | Parte 2.

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Capítulo 3

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Capítulo 3.

(Adrián)

No había podido dormir lo suficiente como para sentirme animado con las mierdas que están ocurriendo en la OMS. Después de la extensa reunión que había tenido con las personas más importantes de la Organización Mundial de la Salud por vía Skype, mi padre y yo tenemos que tomar un vuelo con urgencia. La situación era pésima y las cosas se estaban saliendo de control.

«¿Por qué precisamente alguien como yo tenía que pasar por esto? ¿Por qué tenía que vivir algo como esto, cuando ya estaba lo suficientemente jodido con mi vida personal?».

Me inquietaba profundamente que todo esto surgiera cuando al fin encontraba paz y tranquilidad en la chica que deseaba poseer una y otra vez. Entre las mierdas que debía mantener en secreto para ser discreto y las olas de emociones contradictorias que Alysha me hacía sentir, estaba jodiéndome por completo.

Quiero ayudar y hacer todo lo posible cuando se trata de apoyar a mi padre con la posibilidad que ahora mismo tenemos en nuestras manos. Carajo, claro que lo quiero hacer, pero ahora mismo hubiera preferido estar sentado en mi escritorio, discutiendo con Alysha sobre cómo quisiera poseerla y pervertirla con mis pensamientos impuros sobre su delicioso cuerpo.

Siento una jodida frustración el saber que hemos dejado todo lo nuestro en el aire. Sé que estoy muy jodido y que mi cabeza no congenia con mi corazón por mis trastornos y desviaciones, pero yo la necesitaba. Inclusive, podría decir que tiene un punto fuerte de comparación el que yo sienta que la necesite de la misma manera que necesito de ciertas desviaciones. Me odio por eso, odio ser tan desquiciado para querer atraerla a mis oscuras debilidades. Soy muy egoísta, pero esto me puede más, y no entendía el porqué.

En estos momentos yo estaría en el hospital, disfrutando de su presencia desde la distancia, esperando respuestas por su parte en cuanto a lo que yo deseaba que ella aceptara para mis placeres y gustos. No estaría aquí, a punto de tomar un jodido vuelo programado por la Organización Mundial de la Salud para ir hacia el otro lado del mundo.

—Hijo, ¿qué esperas? Ya nuestro vuelo está preparado. Debemos darnos prisa si queremos volver a Puerto Rico lo antes posible —mi padre llamó mi atención, ya que estaba tecleando en mi teléfono personal.

No podía evitar querer enviarle un mensaje a mi pequeña por su logro, por haber aprobado y pasar a mi mundo laboral.  

—En un momento te alcanzo, padre —fui breve y cortante.

Él sabía que no estaba de humor y que no había dormido muy bien, así que se adelantó y comenzó a subir las escaleras que conducían hacia el interior del avión privado.

Yo aún continuaba en las afueras de la pista de despegue y aterrizaje, disfrutando sólo un poco más del cálido clima tropical del país antes de marcharme.

— No puedo esperar para volver a tenerte... — Susurré en un tono tan bajo, que ni yo mismo creía lo que salía de mi boca.

Pulsé "enviar" y sabía que en cualquier momento ella sabría que estaba enterado de que practicaría y trabajaría muy cerca de mí.

"En este momento, mi placer y autosuficiencia están en niveles complacientes. Ya estoy enterado de que serás mi estudiante. Lo único que ahora mismo deseo es darte ciertas lecciones. 'Del tema...'.
La veré pronto, jovencita.
P.D. Eres mía.
Dr. AWM".

Sin más y sin ganas de irme, subí las escaleras para acceder al avión. El vuelo privado sería de lo más pesado, pero lo único que me alentaba era pensar en ella. En cualquier momento me desesperaría por verla de nuevo, por querer tocarla y sentirla.

Me costaba no decirle lo que estaba sucediendo, pero lo hacía por su bien, y por el mío propio. Sé con toda certeza que ella se había dado cuenta que habían problemas más serios y graves que el tema de Jesse en cuánto a nosotros. Aunque, eso también me preocupaba. Todavía sigue empeñado en reconquistarla y tenerla a cómo de lugar. Últimamente sus llamadas me resultaban molestosas cuando el tema iba dirigido a mi niña. No quiero sus jodidas y tramposas manos en ella. Yo no lo permitiría.

Me senté al lado de la ventanilla y junto a mi padre, quien me observaba con cierta curiosidad.

— Lo siento mucho, hijo. Supongo que desde ayer he sido muy impertinente al interrumpir tu vida personal. — Se disculpa con sinceridad, y sé perfectamente que no es su intención el que pasemos por esto.

—Lo entiendo, Andrés. No te preocupes por eso —mi tono fue conciliador, pero realmente estaba de muy malhumor y lo primero que hice fue mirar la pantalla de mi teléfono personal.

"¿Por qué no me ha respondido?"

Fruncí el ceño con fastidio. Me recosté en el cómodo y lujoso asiento de primera clase.

—¿Es por una mujer? ¿Es eso? —mi padre intentó tener respuestas de mi parte en cuanto a mi repentino carácter, pero realmente no estaba de humor.

—No, tengo unos casos importantes que analizar. Necesito estudiarlos para realizar unas posibles y complejas cirugías —decidí ser breve al no decir la verdad.

Aunque, verdaderamente, tampoco mentía, porque sí existían esos casos en espera que debía y deseaba leer, pero mi humor empeoraba debido a cierta mujer que no me respondía.

—Ah, entiendo —aceptó con paciencia y, sin más, se recostó sobre su asiento de vuelo.

Cuando los minutos fueron más torturantes, cerré los ojos y exhalé lentamente, intentando relajar mi mente que iba a mil por hora. Aún el vuelo no había despegado.

"Adrián, relájate. Queda mucho vuelo por delante y estarás en el otro extremo del mundo. Tendrás que armarte de paciencia y esperar que sea el momento para volver a verla." Comencé a mentalizarme.

Mi psicólogo estaría sorprendido de mis cambios de humores tan repentinos y sufridos.

Los pasos de una azafata interrumpen mi acción de mentalizarme. Ella nos ofrece algo de comer y tomar. Siento que me observa más de lo debido.
Su rubor y sus acciones comenzaban a notarse, intentando llamar mi atención. Mi padre se dio cuenta, pero le resté la menor importancia, esperando que en algún momento mi teléfono vibrara con la llegada de algún mensaje.

—¿Hijo? —Andrés intentó atraer mi atención para ordenar algo de desayunar.

— Estará bien con lo que ordenes, padre. — Le dije con seriedad al mirar por la ventanilla de mi asiento de vuelo.

A través del cristal noté el color verde oscuro que mis ojos tenían en el momento. Podía entender que mi padre me cuestionara si estaba bien o no con lo que fuese que me afectara al dejar el país.

Sólo esperaba volver lo antes posible. Tenía que proteger a Alysha de Jesse, tenía que proponerle y que aceptara mis perversos placeres para ella y para mi, y sobre todo, después que mi padre me había dicho que sus internos ahora pasarían por mis manos, deseaba enseñarle a ella muchas cosas de las soy capaz de hacer en cirugía. Quiero que sea apta, y haría lo imposible para que le gustara más aún la rama de la cirugía.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora