Capítulo 6.
Después de haber acompañado a mi compañera cuando desayunaba, fuimos hacia el piso de cirugía y esperamos que nuestros dirigentes nos reunieran en los grupos de siempre para hacer una pequeña ronda.
Como nos dividimos, Gloria tuvo que irse con el doctor Del Valle y los demás internos que él dirigía, mientras que mi grupo y yo seguíamos al doctor Santiago.
Nos guiaron por cada rincón en el piso de cirugía, y debo admitir que mi corazón latía con suma emoción. Es decir, nunca pensé que pudiera ver cada lugar de este piso tan de cerca. La primera vez que había tenido una experiencia tan cercana fue al lado de Adrián, y al pasar por ciertos quirófanos que estaban desocupados, sólo pude pensar en aquella vez que trabajé a su lado, aquella vez dónde me dio la oportunidad, aún sin tener una previa experiencia en el área como tal. Recuerdo nuestro apasionado beso una vez que él terminó la cirugía. Me siento tan frustrada y tan emocionada a la vez, porque sólo él me hacía sentir así. Quizá él no sea para mi de la manera que yo esperaba, pero aún así, podía tenerlo, sentirlo cerca, disfrutar de su presencia y de su interesante forma de actuar.
En el transcurso de la ronda de orientación, también nos presentaron a algunos residentes de cirugía general que estaban en formación, sin contar que nos recomendaron a algunos de ellos en caso de que el doctor Adrián Wayne estuviese ausente.
Como había podido imaginar y luego deducir, Adrián era muy respetado y reconocido en el hospital, pero en el piso de cirugía era como había dicho mi compañero Kenneth entre los cotilleos; el príncipe del bisturí.
Mientras continuamos caminando en grupo por cada parte del piso de cirugía, los comentarios de algunos interesados en la especialidad no pudieron faltar. Nos detuvimos en un pasillo que se me hizo tan conocido y familiar por las veces que ya había estado en el mismo. Sentí el frío del lugar al detenernos por un momento frente a una puerta que yacía cerrada. En su interior todo estaba apagado.
—Y esta es la oficina del doctor Adrián Wayne Milán —nuestro dirigente nos informaba a todos, mientras que nosotros escuchábamos con atención cada detalle—. Para los que todavía no sepan, él será el próximo director del departamento de cirugía general y es quien se hará cargo de sus lecciones mientras sus horas de rondas sean en esta zona. Por algunos inconvenientes, no estará presente por un par de días, pero el doctor Bachéeles se hará cargo de ustedes mientras continúe ausente. Y, claro, yo continuaré al pendiente de ustedes y ayudándoles en lo que pueda y me concierna.
Entre la orientación del doctor Santiago, escuché los murmullos de varias internas que estaban delante de mí:
—¡Esa es la oficina del bombón de este hospital! ¡Qué emoción! —le decía una a la otra en un susurro, pero para mis oídos era como un molesto pitido—. ¡Tienes que verlo! ¡Es bellísimo y a leguas se nota que es bien serio y enfocado en su trabajo!
Mientras escuchaba los comentarios, saqué mi teléfono discretamente y miré la pantalla. Mis ánimos no se elevaban ni un poco al ver que después de su último mensaje no había escrito más. Sabía que en el momento había tomado un vuelo, sabrá el Altísimo, a qué lugar.
«¿A dónde habrá ido?».
Sé me había pasado el preguntarle a dónde se dirigía, pero tampoco me sentía tan mal si me ponía a pensar que tal vez no era de mi incumbencia y eso era lo que él pensaba. Fruncí los labios y guardé mi teléfono. Tendría que esperar a ver que podía suceder. Lo más probable era que no podríamos tener comunicación directamente desde nuestros teléfonos, al menos que se dirija a Estados Unidos. Pero, ¿y si no sé dirigía hacia allá?
Todo esto de su viaje había sucedido tan repentinamente que ni siquiera nos pusimos de acuerdo para localizarnos y comunicarnos por Skype o alguna otra aplicación. Pero carajo, ¿¡por qué tengo qué darle vueltas a este asunto de la comunicación!? Si lo más probable para él no sea tan importante. Lo único que podía hacer en este momento era seguir con mis estudios, con mis prácticas, y esperar pacientemente el momento de volver a verlo.
— Bien, internos. — El Doctor Santiago vuelve a proseguir con el paso y comenzamos a caminar a la siguiente dirección.
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MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓
Romance(+21) (Libro 1 & Libro 2) Alysha N. Doménech Losada, una brillante y aplicada estudiante de medicina que está a punto de comenzar su internado en medicina general. Su vida era tranquila, entre libros y anotaciones, con el novio que siempre había sid...