Capítulo 48 - Rumores

207 22 11
                                    



A los dos días, porque allí estaba claro que pasaban los días, un policía se presentó en mi habitación. Antes de entrar, tuvo unas palabras en el pasillo con un enfermero, que le pidió que no me hiciera preguntas muy complicadas y que, sobre todo, no me alterara. El policía se lo tomó en serio y, pese a que se notaba que solía ser más brusco y directo, entró con mucha cautela y hablando suave. Y, como yo no hablaba ni escribía, me hizo preguntas de respuesta simple para que yo pudiera asentir o negar.

Después de quitarse la chaqueta y comentar que hacía calor allí, me preguntó si recordaba algo de lo sucedido en la mansión, a lo que negué. Se interesó por si me habían hecho daño, a lo que asentí. Y, para terminar, me planteó, con todo el cuidado, si yo... el policía no sabía cómo decirlo... había querido vengarme. Me quedé mirándolo fijamente, preguntándome qué demonios habría hecho Agarés utilizando mi cuerpo. Terminé negando, porque yo no había movido ni un dedo para vengarme. Otra cosa era que mis dedos terrenales hubieran hecho algo al respecto.

El policía me dio las gracias, aunque era obvio que no le había aclarado nada, y salió al pasillo cerrando la puerta tras de sí. Aun así, pude seguir escuchando con nitidez cómo le preguntaba a los médicos si me veían capaz de agredir a una docena de adultos.

–¿Qué nos está preguntando exactamente, agente? –quiso saber una médico.

–Si tiene la fuerza necesaria para agarrar un cuchillo –contestó el policía– y apuñalar a adultos que se estuvieran defendiendo.

Los médicos debieron de quedarse sin palabras, a juzgar por el silencio que siguió, pero a mí se me descolgó la mandíbula. ¡¿Qué demonios había hecho Agarés?!

–Por lo que sabemos, pudo haber drogas de por medio –contestó la médico y se notó que estaba elucubrando, inventando sobre la marcha–. Esos adultos podrían haber estado debilitados y ella sufrir una enajenación... y haberlo olvidado.

–De acuerdo –aceptó el policía, no muy convencido–. Otra pregunta más, ésta por curiosidad. ¿Lo de sus ojos es normal?

¿Mis ojos? ¿Qué les pasaba a mis ojos?

_________________________________________

_________________________________________

EDIT: Ahora podéis conseguir en Libreteka un PDF con los 100 capítulos aquí publicados (pero revisados para quitar fallos y meter información) + 2 epílogos inéditos (y que seguirán inéditos aquí) http://libreteka.es/es/inicio/35-caprice.html

CapriceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora