Eloy se quedó perplejo unos segundos, antes de asumir que allí nos conoceríamos todos, y más yo que llevaba años.
–Parece ser que cometió unos crímenes muy difíciles de explicar y he venido a ver si consigo sacarle algo y cerrar el caso –explicó a continuación.
–¿Crímenes difíciles de explicar... como el de la mansión en la que me encontrasteis? –pregunté inocente.
Eloy se sobresaltó. Parecía que no había pensado en la similitud, o sí pero que se había esforzado para no pensarlo delante de mí. Boqueó con toda la intención de responder que no, que no se parecía en nada, pero yo lo miraba fijamente y no le salió tan flagrante mentira. Por lo que terminó cambiando de tema, preguntándome por mis estudios hasta que se acabó su hora de visita.
–¿Te vuelves ya a tu lejana ciudad? –me apené cuando se puso en pie.
–No, todavía no. Mañana intentaré hablar de nuevo con Eric.
–¿Entonces... te quedarás a dormir aquí? –planteé emocionada. Por algún motivo, la idea me resultaba divertida.
–Sí. ¿Qué tal se duerme en este hotel? –quiso saber irónico.
–No está mal, aunque no ponen la calefacción lo suficientemente alta y los inquilinos a veces gritan en plena noche.
–Menos mal que tengo tapones –murmuró yendo hacia la puerta.
–No te recomiendo usarlos, no podrías escuchar si alguien se cuela en tu cuarto –advertí con suavidad.
Eloy se volvió como si quisiera averiguar si era un comentario preocupado o una amenaza en toda regla, pero yo ya me hacía la despistada mientras afinaba el violín.
Pobrecito, cómo me burlo de él.
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Jur, jur èwe
Eloy se fue y ahora ha perdido un poco del respeto de esta adolescente. Pobrecito.
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Caprice
FantasyCaprice nos cuenta con mucho carisma la historia de su vida. Fantasía, humor negro y mucha gente chalada (cambiaré de universo, pero mi estilo se mantiene). En cierto modo también es un historia de terror. En cierto modo. No cuento más p...