Alejé a Eric del psiquiátrico en taxi, hicimos una paradita para comprarle ropa decente y seguimos en un par de trenes hasta la ciudad en la que mis queridos tíos se estaban desesperando por mi desaparición. Pasamos por su piso antes de que llamaran a la policía y les advertí de que la familia aumentaría.
–Tengo hambre –refunfuñó Eric.
–En seguida estará la cena –contestó mi querido tío, estremeciéndose sin saber muy bien por qué.
–No, gracias, me lo llevo a cenar fuera para celebrarlo –justifiqué y bajé a Eric a la calle antes de que encontrara apetecibles a mis ambiciosos tíos.
Hicimos guardia delante del portal adecuado hasta que ella regresó, a Eric se le hizo la boca agua con sólo verla y dudo mucho que fuese por ser guapa. Fingimos toparnos por casualidad, le presenté a mi amigo y ella nos invitó a subir a su casa. Fue tan fácil que yo no tenía claro quién estaba cayendo en la trampa de quién.
Ella le dio una bebida a Eric y se desentendió de él para enseñarme la casa. Las indirectas respecto a su cama eran tan sutiles como si me hubiera empujado contra el mueble. Le dejé caer que todavía no tenía dieciséis años y que me doblaría la edad, me respondió que el amor es ciego, que yo era muy madura, que mis ojos tenían un brillo especial... Ojalá fuera en lo único en lo que se hubiera torcido. O no, porque entonces no tendríamos cena.
Escuché el batacazo y me encontré a Eric tirado en el salón. Parecía que la bebida no le había sentado bien. Corrí a comprobar cómo se encontraba, pero la mujer me interceptó y se puso mucho más acosadora ahora que nos habíamos quedado solas. Suerte que tengo fuerza sobrehumana y pude hacerla sentarse en una silla de la cocina. Se quedó tan impactada que no hizo falta atarla. Le silbé hasta que conseguí que se echara a llorar y empezara a justificarse. Yo le planté un cuaderno delante y le ordené escribir todos sus crímenes.
–Tu me gustas de verdad –me aseguraba mientras escribía contra su voluntad cómo había matado a su tercera víctima–. Eres especial...Ddesprendes una fuerza...
–Lo sé, lo sé –la consolé, sin dejar dejar de silbar durante mucho rato–. Pero algún día dejaría de gustarte, cuando ya no fuera nueva y me hubieras destrozado, y entonces me harías lo mismo que a esa gente –señalé el cuaderno.
Ella insistió en que no, pero no se lo creía ni ella. Eric se acercó bostezando y, para mayor desesperación de la mujer, le mostró que, en el periodo que no lo había vigilado, le había dado el cambiazo con los vasos.
La hizo beber el que contenía el narcótico, la llevamos al baño, llenamos la bañera de agua caliente, la desnudamos y sumergimos. Eric la obligó a coger un cuchillo y provocarse un buen corte en el antebrazo, después se quedó mirándola. No sé qué la mató, si la bebida, que podía estar envenenada, el desangrarse o el ahogarse, pero a los cinco minutos ella ya estaba en el fondo de una bañera teñida de rojo y Eric se relamía satisfecho.
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Bueno, pues ya está, así da comienzo su vida como asesinos en serie.
(⌐■_■)–︻╦╤─
(XDDDDDD)¿Seguiréis con nosotres a pesar de todo? ^^
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Caprice
FantasyCaprice nos cuenta con mucho carisma la historia de su vida. Fantasía, humor negro y mucha gente chalada (cambiaré de universo, pero mi estilo se mantiene). En cierto modo también es un historia de terror. En cierto modo. No cuento más p...