–¡Eloy! –exclamé corriendo hacia él.
El pobre, que había estado esperando pacientemente, se puso muy tenso cuando lo abracé. Los fornidos guardias se apresuraron a salvar la vida del policía.
–Estoy bien –aseguró Eloy al comprobar que no lo estaba triturando–. Estoy bien –insistió con mayor seguridad–. Podéis salir.
Recelosos, nos dejaron a solas en mi celda y se fueron a espiarnos al otro lado del espejo.
–Vaya –empezó a decir él, indeciso–. Si te soy sincero, estaba seguro de que estarías enfadada conmigo –reconoció cauteloso.
Yo me separé lo justo para mirarlo a la cara, sin soltarlo.
–Si quisiera resarcirme, primero tendría que sonreírte para que nos dejaran solos, y entonces... –susurré con una amplia sonrisa.
A Eloy le mudó la cara de repente. Noté cómo quería apartarme y escuché su miedo.
–Que es broma –añadí socarrona, soltándolo para ir a sentarme en mi cama antes de los fornidos guardias pudieran decidir irrumpir–. Si te soy sincera, estaba segura de que estarías enfadada conmigo –lo parafraseé más seria.
–¿Por qué? –se extrañó Eloy.
–Te hice daño –le recordé compungida, pero sin andarme con rodeos–. Te asusté. Pensé que no volverías nunca.
–Bueno, tienes más fuerza de la que esperaba... –admitió incómodo.
–Me suicidé –informé como si le dijera que había tenido paperas y él se quedó petrificado–. Volví a ver a mis amigos, que se alegraron también de verme y me dijeron lo mucho que había crecido –añadí alegremente, lo que desconcertó a Eloy, que llevaría meses sin que nadie le hablara con tanta naturalidad de gente muerta y demonios–. Pero me dijeron que era demasiado pronto y me mandaron de vuelta, con la prohibición de bajar antes de cumplir los sesenta –terminé como si me fastidiara.
Eloy boqueó, luchando por encontrar algo coherente que decir. Sí, llevaba demasiado tiempo con gente cuerda.
–Pues... me gusta... eso... por parte de tus amigos –logró responder–. Y, hablando de tus amigos... –sacó una cajita aplanada de debajo de la chaqueta que había abandonado en una silla– me encontré esto hace unas semanas, es el último disco que sacaron... antes de morir todos...
–¡Mis Mapaches! –exclamé al ver la carátula.
–...despeñándose por un acantilado con el autobús de la gira, explotando en el fondo –terminó Eloy, morbosamente impactado.
–Sí, así son ellos, les gusta todo a lo bestia –comenté como si me refiriera a las barbacoas que organizaban. Aunque, ahora que lo pienso, es justamente lo que organizaron, jiji–. ¿Te importa que lo ponga? –me referí al disco y fui mariposeando hacia el reproductor.
_______________________________________
_______________________________________
¡¡Nuestro poli preferido "is in da jaus"!! (Que, pobre, le empieza el trolleo)
Venga, un cliffhanger más suavecito para que no os dé algo a la patata (?)
Y os dejo más Mapaches. Podría poner algo serio, pero creo que todes nos lo pasamos mejor viéndolos hacer el cabra e imaginando lo bien que se lo pasó Caprice con ellos.
PD: Por dejar YouTube rulando sólo, ha saltado de vídeo y esto es lo que me ha salido. Perfecto XDDD
____________________________________
EDIT: Ahora podéis conseguir en Libreteka un PDF con los 100 capítulos aquí publicados (pero revisados para quitar fallos y meter información) + 2 epílogos inéditos (y que seguirán inéditos aquí) http://libreteka.es/es/inicio/35-caprice.html
ESTÁS LEYENDO
Caprice
FantasyCaprice nos cuenta con mucho carisma la historia de su vida. Fantasía, humor negro y mucha gente chalada (cambiaré de universo, pero mi estilo se mantiene). En cierto modo también es un historia de terror. En cierto modo. No cuento más p...