–¿Estás bien? –le pregunté a Eric.
Él se levantó como movido por resorte, se palpó el pecho y me sonrió ampliamente. Os sonará a locura que, después de lo que acabábamos de hacer, me pareciera que mi nuevo amigo no era más que un chaval tímido y adorable, pero fue justamente la impresión que me dio.
–Sí. Gracias –jadeó eufórico.
–Vale, pues vuelve a tumbarte y no te muevas de ahí –ordené quitándome de encima del muerto–. Ya hablaremos en la sala común –prometí mientras agarraba los tobillos del cadáver–. Pórtate bien con los guardias y médicos, sé pacífico con todos –recomendé y recorrí el corto trecho hasta la puerta arrastrando lo que quedaba del tentempié–. Y no le digas a nadie lo que ha pasado aquí. Aquí no ha pasado nada y tú no sabes nada de lo que le ha pasado a éste. Las medicinas por fin te han sentado bien. ¿Entendido?
Eric asintió y movió los labios en silencio mientras memorizaba todo lo que le había dicho. Yo le silbé a las cerraduras para que se abrieran, salí corriendo tirando del pelele y volví a encerrar a mi revivido amigo. Las lámparas parpadearon muy cerca de mí ya, el poder que había acumulado se estaba agotando.
¿Sabéis eso que dicen de que algo que pesa mucho pesa como un muerto? Pues cuando tienes fuerza sobrehumana por herencia demoníaca, tampoco es para tanto. Tiré del cadáver durante unos cuantos pasillos, esquivando las voces que daban la alarma y correteaban por ahí como locas. Una suerte que lo estranguláramos, porque lo llegamos a apuñalar y dejar un rastro de sangre hubiera sido mucho más espectacular, pero también delator, claro.
Terminé poniéndolo más o menos en pie en lo alto de unas escaleras y lo tiré desde allí para que se golpeara con todo y se deslizara hacia las oscuras profundidades. Había leído suficiente como para saber que haber muerto asfixiado por culpa de una mano estrujándole la garganta no colaría como accidente por un traspiés, o muy malo tenía que ser el forense; pero esperaba que, con alejarlo de nuestras celdas, no dejar pruebas evidentes y tocar un poco el violín para calmar los ánimos, los cuerdos prefirieran no hacerse muchas preguntas y miraran hacia otro lado.
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El título de la canción pega perfecto, pero la letra es más bien lo contrario a nuestra pareja de criminales XD. O, al menos en su caso, "no nos cogeréis con vida" puede que se refiera a la vida de quien quiera cogerlos e___e
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Caprice
FantasyCaprice nos cuenta con mucho carisma la historia de su vida. Fantasía, humor negro y mucha gente chalada (cambiaré de universo, pero mi estilo se mantiene). En cierto modo también es un historia de terror. En cierto modo. No cuento más p...