Capítulo 90 - Charlas relajadas en el banco

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Eloy y Ana se marcharon y la gente del psiquiátrico aceptó como versión oficial que el asesino grimoso se hubiera caído por las escaleras porque le habían fallado las lámparas. Aunque, extraoficialmente, se percibía la silenciosa teoría de que yo había impedido una desgracia y después me había vuelto a mi cuarto sin dar problemas. Aquello me dio mucha energía, según Agarés, porque todos pensaban en mí y en mis misteriosos poderes de una forma parecida a como lo harían con un dios.

No hubo castigo ni restricciones de ningún tipo para mí ni para Eric y pudimos encontrarnos en el salón común al día siguiente. Los guardias alucinaron al vernos sentados juntos sin pretender matarnos, aunque enseguida se lo achacaron a que Eric había mejorado mucho gracias a las medicinas y ya no era tan agresivo.

–¿Cuánto tardarás en tener hambre otra vez? –me interesé mientras tocaba el violín para relajar a mis compañeros, que estaban algo crispados por percibir la tragedia.

–No lo sé –murmuró Eric–. Él comía mucho más, pero tenía que alimentarnos a los dos y... y hacía cosas que chupaban mucha energía.

–¿Qué tipo de cosas?

–Gatear por las paredes y ese tipo de cosas de películas de terror.

–Nunca he visto una película de terror, pero me lo imaginaré. ¿Entonces, mientras camines por el suelo, aguantarás unas semanas?

–Supongo que sí –suspiró él–. Pero me siento tan... débil –comentó como si le diera asco.

–Ya, es más divertido cuando puedes arrancar una puerta con una sola mano.

Eric asintió dándome toda la razón. Por lo visto, había arrancado puertas con una sola mano.

–Me fastidia que aquí no haya nadie que suene igual que... ya sabes –le indiqué sin dejar de tocar.

–Ya, nadie huele igual –refunfuñó él–. Aquél del fondo, pero... uf.

Asentí, entendía lo que me decía del loco del fondo.

–Y a la señora esa ni tocarla –añadió Eric, mirando fijamente a la mujer delirante que me había nombrado como Marcada por la Bestia–. Él dijo que está relacionada con los de arriba.

Eché un vistazo al techo. Con que los de arriba también provocaban gente chalada, qué interesante.

–Tenemos que salir de aquí –le dije a Eric, variando la melodía improvisada–. Por lo que sé por Eloy, ahí fuera hay más gente malvada que aquí dentro.

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Bueno, relax. Momento para descansar un poco. Inspirad hondo... y sentíos bien.

La versión de Nina también mola :3 (La de Bublé es demasiado Bond, James Bond, así que paso)

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