Caprice

Capítulo 61 - Depresión

Eloy se fue, pasaron las semanas, que ahora me costaba horrores contarlas, y él no volvió. A mí me trasladaron a otra habitación, con mayores medidas de seguridad y menos muebles y otros objetos, puede que como castigo, puede que porque arrasé con la anterior en el momento en el que salté sobre Eloy. Tanto los doctores como los cuidadores evitaban mencionar lo ocurrido; a veces alguien intentaba explicarlo mediante la lógica con una subida de tensión eléctrica, pero los demás lo mandaban callar rápido. En otro momento lo hubiera encontrado divertido, pero entonces nada me animaba.

Me suprimieron las clases de violín para proteger a la profesora y hasta dijeron que había roto el instrumento con mi pataleta y que no me iban a dar otro. Obviamente, tampoco me dejaron volver a salón comunitario, aunque tampoco yo tenía ganas de estar con aquellos chalados.

Basculaba entre la apatía aplastante y las lloreras miserables, pasando por breves accesos de ansiedad en los que rogaba que me dejaran salir y llamar a Eloy. Aquello hizo que decidieran darme unas pastillas para mantenerme tranquila, y lo cierto era que dinamitaban algo en mi interior, impidiéndome alzarme en la ira o el pánico, dejándome desparramada en la desgana y la tontera.

Me reprochaba a mí misma el haber reaccionado así con Eloy. Si hubiera aceptado su marcha con una sonrisa, él hubiera vuelto; a los meses, pero hubiera vuelto. En cambio, ahora, después de asustarlo y hasta hacerle daño, jamás regresaría.

¿Qué sentido tenía entonces seguir allí?

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Please, please, forgive me~

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