Capítulo 55 - El diagnóstico

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Mi historia les dio a los loqueros la pieza que necesitaban para terminar de redondear mi caso. Según les escuché a través del espejo, los sectarios se empeñaron en identificarme con un demonio y yo me lo acabé creyendo, lo que, unido a los malos tratos, me provocó un desdoblamiento de personalidad. Y lo que decía haber visto a través del espejo del pequeño salón eran en realidad momentos en los que mi personalidad principal reflotaba. Hicieron que sonara tan sólido, tan creíble, que daba miedo. Una suerte que, como les recordó Eloy, aquello no explicara el resto de cosas raras de mí.

–Muchas gracias por ayudarnos a desentrañar el misterio que es Caprice –fue la evasiva respuesta de uno de los doctores–. Ya no tiene por qué seguir viniendo.

–No vengo por obligación, así que, si no les importa, seguiré viniendo.

–Tendrá mucho trabajo con...

–Nada que me impida venir un par de horas en mis días libres.

–Agente –intervino otra voz con mayor seguridad–, lo mejor para esta niña es romper con lo sucedido, para poder superarlo y curarse. Su presencia la remitirá de continuo a los hechos traumáticos.

–Doctor –contestó Eloy como si se la quisiera devolver–, creo que infravalora a esa niña. Es más fuerte de lo que piensa. Y su mayor problema no es ese trauma del que habla, sino que está sola en el mundo. Ya era huérfana, luego la adoptaron esos degenerados y ahora no tiene a nadie. El orfanato lo movieron de sitio, ya no queda nadie que ella conociera. ¿No comprende su situación? Está sola, sus únicos amigos son personas que no parece que existan. Y tampoco parece que ninguno de ustedes vaya a serlo.

Yo les había dado la espalda y fingía dibujar para que no me vieran llorar. Lo que había dicho era tan cierto...

–¿Y va a ser usted su amigo? –le plantearon escépticos.

–Intentaré cumplir el papel de su hermano mayor, un referente. Porque me gustaría tanto como ustedes que pudiera curarse y rehacer su vida –terminó declarando y se fue muy digno, recordándome a mi tutora.

Y yo me quedé allí, sintiéndome un poco reconfortada, como no me había sentido desde el último abrazo de Hilde en el Infierno.


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Me imagino el día en el que Caprice coja una guitarra y cante esto *ojos soñadores*

(Sí, los subtítulos son un poco caca)

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