Procuramos no dejar huellas y que aquello pareciera un suicidio. Estaba segura de que no engañaría a una buena investigación, pero mientras no encontraran por dónde tirar del hilo hacia nosotros y se metieran en un callejón sin salida, me bastaba. El mayor problema era que la gente de la cafetería pudiera recordarme, así que les dije a mis queridos tíos que era hora de empezar la gira mundial.
No estuvo mal aquella época. Alternábamos mis conciertos con la caza de las almas más corruptas que podíamos encontrar. Fue divertido.
Pero empecé a hacerme demasiado famosa. Para colmo, la prensa amarilla se enteró de dónde había pasado yo cinco años de mi vida y a mis queridos tíos les dio un ataque de ansiedad, uno de ésos por los que en el psiquiátrico te sedarían y te encerrarían una temporadita. Eric bromeó sobre considerar suficientemente corruptas las almas de los paparazzi e incluirlos en el menú, ya que tenían nombre de ingrediente de pizza. Yo me lo tomé con calma, no notaba que estuvieran destruyendo mi carrera, sino todo lo contrario, ya que me llegaba energía a diario sin necesidad de actuar.
Redujimos los conciertos a uno al mes, pero era más que suficiente. Las salas, teatros, estadios y descampados se llenaban con mayor fervor. Para no haberle pedido fama y éxito a Agarés, no me iba nada mal. Y ése era el problema, que la cantidad de energía que me llegaba era tan enorme que no sabía qué hacer con ella. Las habitaciones de hoteles reventaban, así que la prensa amarilla publicaba que mis juergas eran un pelín salvajes. Nada más lejos de la verdad.
En realidad, lo más salvaje que hacíamos era, dos veces al mes, ir a buscar la cena de Eric. El resto del tiempo lo dedicábamos a a investigar a próximos tentempiés e idear formas de matarlos que no levantaran las sospechas de la Policía. Aunque en el hampa empezó a correr el rumor de que alguien se dedicaba a hacer limpieza de los peores capos y sicarios.
De mientras, andar tanto en la calle, los tugurios y las fiestas de las altas esferas, en las que podíamos entrar gracias a ser yo la niña prodigio con trastorno mental, nos hicieron conocer a muuuucha gente. Y la gente tiene problemas. Y algunos problemas son especiales. ¿Y para esos problemas especiales qué mejor que un par de adolescentes especiales?
Lo sé, lo sé. Suena totalmente a "Jóvenes detectives paranormales", y la verdad es que nuestras andanzas de entonces darían para una saga de novelas ligeras, de ésas que los padres creen que son para niños de siete años, por el título, y luego resulta que las protagonizan un par de tarados demoníacos matando gente al son de la música. Lo sé, sería un éxito rotundo. Pero no necesito más fama, no es cuestión de sufrir una combustión espontánea por exceso de energía.
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¿Tendrá esta historia un final feliz? ^^
(Por favor, pensad en una acepción de "feliz" que incluya asesinatos en serie con la más inquietante normalidad XD)
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Caprice
FantasyCaprice nos cuenta con mucho carisma la historia de su vida. Fantasía, humor negro y mucha gente chalada (cambiaré de universo, pero mi estilo se mantiene). En cierto modo también es un historia de terror. En cierto modo. No cuento más p...