Jake.
–¿Otro? –Preguntaba sorprendido hacia Will.
–Sí, por favor. –Rogaba el ojiverde.
–Hmmm... No sé, Will. Aún faltan más atracciones a las cuales subirnos. No quiero que llegues a tener un accidente durante una de ellas. –Will ya había comido uno y medio de algodón de azúcar.
–Miren, por qué en vez de estar pensándolo mucho, no nos subimos a los juegos lo más rápido posible y antes de irnos le compras el algodón a Will. Fin, asunto arreglado. –Decía Tony queriendo subir a más juegos.
–Me parece bien. Por qué no Vamos a la rueda de la fortuna. –Dijo emocionado.
Todos dijeron "Sí", excepto Steve que sólo asintió con la cabeza porque se estaba comiendo un churro, o al menos lo que quedaba de él.
Caminé con Will tomados de la mano para formarnos en la fila de la rueda gigante. No había mucha gente formada por ahí, lo cual era una buena señal de que no tardaríamos mucho en las filas.
Will.
Había llegado nuestro momento de subirnos a la gran rueda de la fortuna. Jake me cedió el paso para que yo pudiera pasar primero a la mini cabina del juego. Segundos después de que él entrara el señor encargado del juego cerró las pequeñas puertas. Y comenzamos a ascender.
Steve y Tony venían en la siguiente cabina. Jake estaba sentado con sus brazos extendidos a la altura de mi cuello y con las piernas separadas. Yo iba a su lado recostado en su hombro y tomando su mano que colgaba de mi cuello.
–Oye ¿Esto no te trae recuerdos? –Comenzó a hablar. Sabía a lo que se refería.
–Demasiados. Fue en un juego de estos cuando comenzábamos como pareja. –Solté una pequeña risa.
–Justamente cuando el anochecer caía... –Se separó y se sentó a unos pocos centímetros más alejado de mí. Después dejó caer su mano en el asiento a un costado mío. –...Tú y yo habíamos subido a este juego como amigos, y teníamos las manos apoyadas en el asiento... –Me salió una sonrisa de tonto. –...Yo acercaba lentamente mi mano más cerca de la tuya. –Todo lo que decía lo estaba interpretando de igual manera. Justamente cuando estaba a punto de tomar mi mano, paró y volvió a hablar. –Estaba dudando sobre tomar o no tu mano. Te miraba a ti y mi corazón se aceleraba. –Yo seguía nostálgico y sonriendo de felicidad al recordar eso con Jake ahí. –Pero antes de que yo pudiera hacer algún otro movimiento, tú tomaste mi mano. –Hice lo que decía y él sonrió. –Y te recostaste sobre mi hombro, apreciando juntos la puesta del sol. –Y la comenzamos a ver, una vez más. Estaba a punto de las lágrimas y mi cara seguramente estaba completamente sonrojada. Lo miré con los ojos brillosos y me lancé contra él abrazándolo y llenándole la cara de besos.
–Te amo, Jake. La palabra amor se quedaría corta comparada con lo que siento contigo.
–Yo más, panquecito. Cada día me enamoro mas de ti de ser posible y el estar contigo es como una droga. Jamás podría dejarte. –Lo tomé de las mejillas y lo besé.
Steve.
–Vamos, Tony. Sube con nosotros.
–No, no y no. –Decía mientras negaba con la cabeza y se cruzaba de brazos.
–No me digas que les tienes miedo a las montañas rusas.
–No es miedo, es sólo que no me dan ganas de subirme hoy. Tal vez es por el frío. –Excusaba él. Yo reía por su respuesta.
–¿Entonces me dejarás ir solo en la montaña? –Hablé tratando de hacer que subiera.
–Sólo son 5 minutos. –Replicó. –Incluso menos.
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No Es Como En Las Peliculas (Stony)
Hayran KurguTony Stark y Steve Rogers, dos hombres totalmente opuestos. Uno es un gran multimillonario y el otro un soldado congelado y despertado en el siglo XXI. Ambos comenzarán a tener demasiadas dudas respecto a sus vidas, relaciones y sentimientos. Volver...