Cap. 18

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Steve.

Salí de la torre, y decidí ir rumbo a mi apartamento, mire mi reloj en la muñeca, eran las 12:00 en punto del día. Esta mañana había sido una de las más raras y divertidas, y ni hablar de anoche. Iba repasando todos los hechos de la noche anterior mientras caminaba. Cuando escuché que me hablaban.

–¿Steve?, ¿Eres tú? –Me preguntó Sharon.

–Oh, sí, hola. –Respondí.

–Qué coincidencia encontrarte por aquí, ¿No? –Respondió sin dejar de mostrar una sonrisa que parecía estar pegada a su cara.

–De hecho y ¿A dónde te diriges?

–Oh, pues prácticamente a ningún lugar en especial, sólo salí a relajarme y buscar un lugar en dónde tomar algo. ¿Conoces alguno? –Preguntó.

–Hmmm, la verdad no. –Respondí después de pensar. Luego recordé un sitio. –No, de hecho sí, hay un lugar donde venden malteadas y pasteles cerca de aquí. Queda a unas dos cuadras a la izquierda.

–Oh genial, ¿Te gustaría venir? –Pensé pero la verdad no tenia nada de apetito, ya que acababa de comer con Tony hace unos cuantos minutos.

–Hmmm... Me encantaría pero ahora mismo no tengo apetito, necesito ir a cambiarme. –Dije levantando la pila de ropa que traía en los brazos.

–Oh, okay, lo entiendo ¿Se puede saber por qué tienes tu traje en las manos y estás vestido así? –Preguntó, haciendo referencia a la camisa ajustada.

–Eh, larga historia. –Dije, la verdad tampoco tenía muchas ganas de hablar que había dormido en la Torre Stark.

–No te preocupes, bueno, nos vemos luego. –Dijo despidiéndose y dirigiéndose al lugar que le dije.

Caminé todo lo que restó hacia mi apartamento. Una vez llegué, introduje la llave en el pomo de la puerta y la abrí. Entré, me senté en el sofá, y me relaje un poco.

En todo el camino, no podía borrar de mi mente a Tony, en el momento mientras yo estaba detrás de él, respirando su aroma, tomando su manos, y malditamente cerca.

El hecho de pensar que tenía la ropa de él, hacia que no me la quisiera quitar por alguna razón. Pero lo tenia que hacer para no ensuciarla y maltratarla.

Camine hacia la ducha y abrí la regadera para tomar una ducha.

Will.

Había sonado el despertador, que segundos después callé de un golpe al instante. Sentí unos brazos de al lado, rodearme aún estando acostado, pidiéndome que me quedara con junto a ellos.

–Jake, sabes que no puedo llegar tarde a trabajar. –Le dije al pelinegro aún adormilado.

–Odio tu trabajo. –Dijo acostado en la cama, con los ojos cerrados.

–No seas perezoso y levantate ya, dormilón. –Dije volteando a mirar su lado de la cama. Él sólo se guió por mi voz y miró hacia mí, aún con los ojos cerrados y acostado, y con una sonrisa me dijo.

–No. –Respondió como niño pequeño.

–¿Eh? ¿No?, ¿Escuché bien? –Dije empezando un juego, mirando e inclinándome hacia él.

–Sí, escuchaste bien. –Dijo mostrando sus dientes en una perfecta sonrisa que hacía juego con su barba de 3 días.

–Vaya, ojala hubieras dicho otra cosa. –Dije otra vez estando en la cama, hincado a un lado de él haciéndole cosquillas. Él sólo pataleaba y se cubría su torso con los brazos, lo cual no le servía de nada. Me cansé de esquivar posibles patadas juguetonas y me subí sobre su torso y seguí haciéndole cosquillas hasta que paré, y por fin abrió los ojos dejando ver unos hermosos ojos color miel y unas pestañas largas a los cuales era adicto a los dos de la misma forma.

No Es Como En Las Peliculas (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora