Cap. 44

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Tony.

Luego de estar acurrucado en Steve alrededor de 15 minutos, cooperé con él y decidí pararme. Le había preguntado que si el almuerzo primero y después ir a por la maleta o ir a por la maleta primero y luego a algún lugar donde sirvieran almuerzos. A lo que él optó por la segunda opción.

Nos cambiamos un poco, no muy elegantes pero tampoco muy formales. Steve llevaba su chaqueta de cuero color café; yo, por otro lado, me había puesto 7 abrigos, 4 guantes y 2 gorros.

Bueno, no tan exageradamente esas cifras, pero sí iba muy abrigado. Decidimos irnos en mi carro, esta vez era un Jeep negro, para salidas casuales. Cabe mencionar que ya no necesitaba el bastón, aunque el doctor había dicho que me cuidara a mí mismo.

En el camino Steve no paraba de contarme las posibles cosas que podíamos hacer en Canadá. Ya fuera él y yo solos o con Will y Jake. Me parecía bastante lindo que fuera pensando cosas del viaje.

Al llegar, Steve me sugirió que podía ponerme en un lugar de discapacitados, lo cual yo negué en absoluto. No me encontraba tan mal actualmente, y los pocos metros de más que caminariamos me servirían de ejercicio para poder completar de mejorarme.

Will.

Ya era de día, hacía un frío que daba ganas de sólo quedarse en cama con un montón de cobijas bebiendo chocolate caliente y viendo televisión. Pero este no era el caso, ya podría hacer eso en las futuras vacaciones. Ahora teníamos que ir a pedirle permiso al jefe de poder faltar a trabajar por unos cuantos días. Estaba nervioso, no sabía si lo podía convencer de que me dejara hacerlo. Pero eso esperaba.

Comimos algo de pan y chocolate caliente antes de salir de la casa, hoy le tocaba el primer turno a Sofía. La chica rubia que se encargaba de darme ánimos o consejos sobre el romance y esas cosas.

Esperaba que el jefe estuviera ahí con Sofía, casi siempre estaba con ella en el primer turno y después se iba en su auto. Él tenía alrededor de 53 años, tenía la barba algo blanca y el cabello igual. Era muy bueno con nosotros dos. Siempre y cuando cumplieramos con nuestros trabajos.

Llegamos y me di cuenta que estaba su auto gris estacionado fuera del negocio. Jake se estacionó por momento detrás de él y yo bajé. Él ya iba saliendo de ahí así que simplemente salir le hablé.

–Señor Hudson. –Exclamé

–Oh, Will... Que gusto verte. –Comenzó a hablar, su voz era parecida a la de un narrador de película animada de disney. Sonreí antes de hablar.

–Lo mismo digo.

–Dime, chico ¿Qué se te ofrece? –Preguntó. Aquí iba lo difícil.

–Bien, pues... –Miré a Jake a través de la ventanilla del auto al lado mío y volví a ver al frente. –...La verdad es que quisiera pedirle unas vacaciones. –Terminé y exhale en mi interior.

–¿Unas vacaciones, hijo?

–Hmmm, sí. Lo que pasa es que Jake compró ya los boletos de avión y no estaré aquí en la ciudad por un tiempo. –Miró al carro buscando a Jake. Jake se inclinó a mi asiento y saludo.

–Buenos días, Señor Hudson.

–Buenos días, Jake. –Le saludó éste.

–¿Y...? –Alargue la pregunta esperando su respuesta.

–No hay problema, Will. –Sentí un gran alivio y hablé con felicidad.

–¿En serio? –Él asintió. –Muchísimas gracias, Señor.

No Es Como En Las Peliculas (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora