15 de septiembre, 2017
El lugar estaba a oscuras, la luna no había salido y las nubes sombrías que estaban en el cielo daban la señal de que iba a llover. Lauren levantó la cabeza del volante y miró al frente donde caían las primeras gotas de lluvia, su teléfono vibraba en el asiento de copiloto, mientras ella lo veía fijamente sin intensiones de contestar la llamada insistente.
Ahí sentada recordó los sucesos de las últimas semanas, incluso de los últimos años, se vio engañada, usada, vio como corría a su alrededor mientras ella sufría. Sentía que lo que había vivido no era más que una fantasía. Y deseó poder traer los muertos a la vida, a su familia, a esos que ella no pudo proteger y murieron, a esos que ella sí sabía que podía confiar, no en el montón de basura que la había rodeado, no esos que habían prometido serle fiel y la traicionaron, no a esos que por culpa del egoísmo tuvieron el valor de romperla en pedazos.
Salió del carro y abrió el baúl en busca de algo, encontró un mazo, pesaba lo suficiente como para tomarlo con las dos manos, pero no le importó, el enojo era aún más grande. Las personas que siempre le habían importado le habían lastimado y aunque lo que haría no los lastimaría de vuelta era una opción para sentirse mejor, no importaba si destruía la memoria de algún difunto, era lo que quería hacer.
Cerró el baúl y caminó al cementerio a oscuras, era muy tarde como para que alguien la viera y mientras la lluvia estuviera cayendo nadie se acercaría al lugar.
Se paró en medio de una lápida y esbozo una sonrisa que no reflejaba felicidad, era una sonrisa forzada.
Levantó el mazo y golpeó la lápida con fuerza agrietándola en el proceso.
—¡Te odio, malditamente te odio! —gritó golpeando otra vez a pesar de que a la persona que odiaba no se encontraba en una tumba.
Sujetó con fuerza el instrumento y volvió a golpear una y otra vez, los pedazos caían y la inscripción de sea quién sea que estuviera enterrado ahí se iba despedazando.
Lágrimas salían de sus ojos y junto con la lluvia le dificultaba la visión de los daños que había causado.
Se desplomó en el suelo lleno de barro sin importarle acabar toda sucia.
—Yo creí en ustedes —sollozó llevando las manos a su rostro.
—Creí en ustedes.
Se paró del suelo y caminó con el instrumento en su mano de regreso al auto. Lo guardó justo donde estaba y se sentó junto al volante. Ahí se dio cuenta de que estaba errada y que ya estaba lista a darle una oportunidad a quien creía que sí la había herido tan fuerte como para no levantarse, pero eso era diferente, él era diferente y merecía su perdón, no como a los que ella un día llamó amigos y los consideró como familia.
—Siempre creí en ustedes —susurró.

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Lila ✔️
RomanceElla hizo la promesa de que después de su viaje a San Francisco traería la felicidad con ella. Que superaría ese pasado que tanto la atormenta. Él se ofreció a ayudarla, pero nunca prometió que la ayudaría a afrontar su pasado, aunque sin darse cuen...