Epílogo
16 diciembre, 2017
El área era ocupada por varios fotógrafos, seis en total, cada uno minuciosamente escogidos para representar la semana de fotografía de la galería de arte de San francisco. Yo era parte de ese pequeño grupo de fotógrafos. La galería se enfocó no en tomar fotógrafos estrictamente reconocidos, sino de los más destacados en alguna red social, me tomó enteramente por sorpresa que una galería estuviese dispuesta a exponer en una de sus salas fotos mías inéditas.
Algunas personas se acercan a observar mis fotos, otras hacen críticas de las mismas, no importa si les gusta a todos o no, me siento orgullosa de haber logrado algo tan grande sin siquiera proponérmelo.
Mi área estaba totalmente dedicada a San Francisco, tenía una fotografía de Alcatraz en un atardecer como fotografía central, una capa oscuro se veía a su alrededor, había puesto ese efecto justo ahí con la intención de representar el alma del asesino que según se dice aún mora en la cárcel de Alcatraz. Había tomado esa fotografía hace aproximadamente un mes, Ava me había invitado a ir a Alcatraz y no dude en visitar la isla y tomar unas cuantas fotografías, sin duda esa fue la mejor y la mejor elección para representar mi exposición.
Habían siete fotografías en total que representaban la esencia de la ciudad, en una de ellas estaba plasmado las casas victorianas que se suelen ver en todo San Francisco, la famosa foto del Golden Gate, una de las fotos que tomé en el Conservatory of flowers de San Francisco y las demás de ningún lugar en especial pero todas las fotos fueron tomadas en la ciudad.
Saludo a algunas personas y me siento algo pequeña a pesar de tener unos zapatos de tacón, mi altura nunca ha estado a mi favor, pero justo ahora me siento pequeña delante de los demás fotógrafos, cuatro hombres y dos mujeres, entre nosotros seis yo soy la más baja.
Nos toman una foto juntos y sonrío a pesar de que no me gusten que me tomen fotos.
—Compraría una de las fotos si tuviera dinero —doy la vuelta y me encuentro con Ava y sonrío—. ¡Felicidades!
La estrecho en un abrazo apretado.
—Gracias —respondo—. ¿Dónde está Chris?
—¿Aún no ha llegado? —niego.
Ava y yo en algún momento nos hacemos con una copa de vino y le damos la vuelta a la galería, ya he visto todas las fotos, pero verlas otra vez con Ava no está mal. Nos detenemos a observar las fotos con algún modelo.
Unas manos me rodean por la cintura y besan mi mejilla, sonrío porque sé muy bien que se trata de Chris.
—Estas hermosa y felicidades —me extiende un ramo de flores y no puedo evitar sonreír más.
Son simplemente rosas, unas que debieron costar mucho dinero, en este tiempo es muy difícil conseguir una floristería abierta.
—Gracias —respondo tomando el ramo entre mis manos y le doy un casto beso en los labios.
Noto como lleva un sobre en su mano que aún no me entrega.
—¿También me escribiste una carta? —no dejo de sonreír.
No creo que Chris me haya escrito una carta, pero no todo lo que creo es cierto.
—No la escribí yo, me la dieron en recepción —me la extiende y la tomo entre mis dedos algo intrigada.
No abro la carta, afuera tiene el remitente, es de mi hermana, ella ha escrito una carta para mí. No sé si está pidiendo perdón o qué desea decirme. Pero sin tener en cuenta el contenido de la carta decido no abrirla por el simple hecho de que ella la ha escrito. Justo ahora todo parece perfecto. No quiero arruinarlo.
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Lila ✔️
Roman d'amourElla hizo la promesa de que después de su viaje a San Francisco traería la felicidad con ella. Que superaría ese pasado que tanto la atormenta. Él se ofreció a ayudarla, pero nunca prometió que la ayudaría a afrontar su pasado, aunque sin darse cuen...