27| Una, Dos O Tres Fotos De Chris

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19 de agosto 2017

Estos últimos días había pasado volando y podría decirse que me sentía en una nube, había algo entre Chris y yo, a cada rato estábamos coqueteando el uno con el otro o besuqueándonos como si fuéramos dos adolescentes y no nos hemos detenido a hablar de ello, aunque aún no sé si quiera hacerlo.

Entrecerré los ojos y volví mi vista hasta la cámara. Observé las fotos que tenía algo maravillada, el lugar era hermoso y las fotos se veían mejor de lo que había esperado. Me volteo para sonreírle a Christopher, tenía ganas de sentir que las fotos que hacía eran perfectas y estas eran la que me hacía sentir de ese modo. Christopher me había llevado al conservatory of Flowers de San Francisco, un invernadero victoriano de madera y vidrio, forma parte de los primeros invernaderos del país, es como un privilegio visitar sitios como estos, en especial porque mi madre tenía un pequeño invernadero lleno de flores y plantas con diferentes frutos, su pasatiempo favorito era plantar y tocar el violín.

El invernadero fue algo hermoso, no solo recordé momentos de mi infancia, sino que aprendí sobre nuevas plantas y me hice de unas cuantas semillas que plantaría luego. Tal vez hasta en la misma casa de Chris, necesita algo de estilo propio y a pesar de no tener un patio donde plantar con una maceta me será suficiente, estoy segura que hasta a Ava le encantaría. Una de mis partes favoritas del conservatorio fue la representación de un cuadro de alto relieve de la metamorfosis de las mariposas; desde una oruga hasta obtener sus alas. Siempre me he visto fascinada con ese tipo de cosas. En la naturaleza hay belleza casi en todas partes, por eso me encanta tanto tomar fotografías de paisajes, aunque en alguna que otra ocasión termine por hacer un retrato.

Sí, no me importaría hacer retratos.

Levanto mi cámara para atrapar una vez más a Chris en una fotografía sin su consentimiento, como hacía casi siempre que tenía la oportunidad y a pesar de que resulte algo extraño no logro evitar dejar de atraparlo en una fotografía.


El hombre es atractivo, sale todos los días a correr y sopeso que también va al gimnasio lo que hace tener su torso lo suficiente formado como para poder posar para alguna revista, aunque nunca le diría eso.

No soy tan buena persona como para contribuir a que el ego de algún hombre crezca, por más guapo que sea.

—¿Estás fotografiándome? —inquiere.

Yo sonrío, capturo su ceja arqueada y curvo un poco mis labios. Yo no sé arquear una sola ceja.

—¿Cómo haces eso? —respondo con una pregunta.

Su sonrisa hace presencia y su ceja vuelve a su lugar habitual.

—¿Estás evadiendo mi interrogativa?

—¿Cómo arqueas una ceja?

—Sí, definitivamente estás evadiendo mi pregunta, lo que quiere decir que sí me estás tomando fotos —dice acercándose a mí —. ¿Cuántas has tomado?

Siento que me sonrojo, solo un poco y alejó mi cámara de él. ¿Cuántas fotos le he tomado? No podría decir que son las únicas dos que tomé justo ahora porque estaría mintiendo, no obstante mentir no es que se me dé muy mal. He sabido mentir en varias ocasiones, pero en la mayoría de los casos opto por la verdad. La mentira no solo puede herir a alguien más y ayudarme en el momento haciéndome sentir bien, la mentira también marchita a quien la dice y le apuñala más fuerte después. Pero claro eso depende del tipo de mentira que digamos.

—No escucho una respuesta —Chris me saca de mis ensoñaciones aún insistiendo.

Me encojo de hombros.

—Va a llover, deberíamos irnos —digo mirando el cielo que está cubierto de nubes oscuras, el sol que brillaba anteriormente se ha ocultado dejándonos en escasa claridad. Incluso creo haber escuchado un trueno.

—Han de ser muchas —sonríe —. ¿Sabes que puedo demandarte por tomar fotos de mí sin mi consentimiento?

No había pensado en eso, aunque dudo mucho que lo haga, es más, no debo dudar. No lo hará.

—¿Vas a hacerlo? —Cuestiono para afirmar mis pensamientos.

—Esa pregunta no tiene nada que ver con tus habilidades de cinta negra, ¿verdad?

Suelto una carcajada.

—Corriste como una nena. Pensaba que eras más valiente, ni siquiera sé dar bien un puñetazo —digo aún riéndome sin creer que se lo haya creído. No soy del tipo de personas que practica algún deporte, sí me entretiene ver el fútbol y algunos que otros juegos pero fuera de eso no los he practicado ninguno, salvo lo que nos dieron en la preparatoria que de por sí no fue la gran cosa.

—No creo que quieras dar puñetazos.

—Y supongo que no creías que te había engañado.

Mi sonrisa se queda plasmada en mi rostro, reírse tiene sus efectos.

—Ahora me haces dudar de tus palabras.

—¡Habías dicho que mi boca tenía mal olor! —me quejo.

—Y lo tenías —confirma.

Como si él se hubiera cepillado también. No fui yo la única en levantarse en ese momento.

—No decías eso cuando te besaba.

Sonríe, evidentemente no puede contra ese argumento.

—¿Siempre tienes que ganar?

Sonrío victoriosa y me doy la vuelta en dirección al auto, el cielo está muy nublado y ya caen pequeñas gotas de agua. Espero a Chris junto a la puerta para que me abra, ya que realmente ha comenzado a llover.

—¡Me estoy mojando! ¡Ven, abre la puerta! —me quejo.

En el estacionamiento no hay donde refugiarse para la lluvia y tampoco tenemos un paraguas. Entre cierro los ojos hacia él, si me cae toda esa agua la cámara se volverá un fiasco y es una de mis favoritas.

Él se acerca abre la puerta y entro, sin embargo no pensé que cuando entrara me iba a cargar como un saco de harina en su hombro.

—¡Chris, no, bájame! —Empuja la puerta del coche hasta cerrarla dejado mi bolso dentro por suerte y camina conmigo.

—Esto es por tomar fotos de mí —responde caminando conmigo bajo la lluvia.

—¡Oh, vamos! —refunfuño.

Siento que me da una nalgada y doy un pequeño brinco sobre él.

—¡Hey! ¿Y eso por qué? —me vuelvo a quejar.

Él se ríe solo un poco y pone mis pies en el suelo.

—Porque me dio el deseo —le pego en el pecho algo enojada.

—No es gracioso que tengamos que volver empapados en agua. —Le doy una mirada fulminante y paso a su lado.

—No te enojes Lau —dice tomándome del brazo—, mírale el lado positivo, podría besarte bajo la lluvia.

Él sonríe y su sonrisa se me contagia por igual. Me toma de la cintura y sí decidimos tener ese cliché de besarse bajo la lluvia.

Lila ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora