Lila ✔️

40¦ Fuera de nuestras manos

40| Fuera de nuestras manos

17 de Julio 2011

Me miraba de una forma diferente, no era indiferencia, no era amor como solía hacer cuando intentaba molestarle, no me miraba con diversión como cuando quería tomarle una foto sin que se diera cuenta, no eran las miradas que solía recibir de mi padre. Estas miradas eran diferentes, vacía, como si estuviera actuando, pero no supiera lo que hace. Decía algo en voz baja que mi madre ni mi hermana y mucho menos yo lograba escuchar, y sea lo que sea que decía no me traía buena espina.

Cuando era más pequeña mi madre me habló de todo lo que había pasado mi padre, de la enfermedad que tenía lugar en él, los síntomas que mostraba si no estaba bajo cuidados, pero lo estaba y no entendía porque su actitud, ni tampoco encontraba alguna semejanza de lo que sabía podría presentar. Cuando escuché a Payton decir que estaba mal, se me cruzaron muchas ideas, pero nunca esta, nunca que estuviera como si fuéramos sus enemigos, como si nosotros estuviéramos contra él y le ocultáramos cosas; nunca pensé verlo como lo veo ahora.

Sin embargo lo peor de todo no fue que me confundiera con mi hermana, ni mucho menos que se dirigiera a nosotros con una furia desmedida y descontrolada, lo peor de todo fue ver que cuando entró la mano en su bolsillo esta sangraba y mamá se acercó para ver la herida. Grave error, no sé cómo se sentía, no sé porque tenía la idea de que lo lastimaríamos, porque su acción hacia mi madre fue agarrarla por los hombros con fuerza, ahí me di cuenta que tenía un cuchillo en su mano, con el que supongo se había cortado y con el que cortaba a mi madre quien forcejeaba con él.

No supe en qué momento dejaron de hablar en mi oído o si había respondido y dado la dirección correcta, estaba en shock. No podía moverme de donde estaba, solo veía la terrorífica escena de mi padre maltratando a mi madre y fueron los gritos de mi hermana que me sacaron del trance, que me devolvieron a la realidad. No sabía qué hacer así que me acerqué para quitarle a mi madre o al menos intentarlo, pero cuando me vio acercarme levantó a mi madre y la tiró contra el espejo de cuerpo entero de la pared, con el choque de su espalda contra el mismo se rompió en pedacitos, era mucha la sangre que brotaba de mi madre y no sabría decir si en realidad era de ella o de la mano de mi padre que se había cortado con el cuchillo.

—Pa... —En su mano ya no estaba el cuchillo, aunque así fue mejor, pues me tomó del cuello y empezó a apretar con fuerza, sentía que me faltaba la respiración y los ojos me lagrimeaban dificultándome la visión.

Un sonido de algo rompiéndose hizo que me soltara y cayera al suelo a toser desesperada. La garganta y cuello me ardía y aunque ya me había soltado sentía la presión en mi cuello todavía. Payton se agachó junto a mí para comprobar que estuviera bien. Mis manos que se reposaron en el suelo mientras respiraba con dificultad sintieron un líquido, sangre. Comencé a buscarme la herida y cuando Payton lo vio comenzó a buscarla también, ella si la encontró, no nos dimos cuenta de con qué o en qué momento fue, pero estaba herida.

Se acostó en el suelo y tapó su abdomen con sus manos.

—¡Dios! ¡Payton! —Presioné con mis manos la herida en busca de que no saliera sangre, pero eso no era suficiente, necesitaba un doctor, necesitaba una ambulancia, necesitaba ayuda.

Ya no sabía lo que pasaba, ya no sabía cómo me movía o lo que hacía, veía con dificultad por causa de las lágrimas y me sentía mareada.

—Sal de aquí —dijo con dificultad y yo negaba.

—No —dije.

—Te... te... va a... herir —Entonces lo vi, estaba tras mi hermana mirándome de la misma forma que lo había hecho hace un momento, llevaba el causante de la herida de Payton en sus manos y aunque me temblaban las piernas, mi garganta dolía y no veía bien, me hecho a correr, salí de la habitación, miré hacia atrás y venía tras de mí.

Nunca antes había sentido miedo de alguien a quien amo, nunca antes me había sentido tan confundida y con deseos de estar lejos de él, nunca antes había sido tan torpe como para tropezar con el bolso de mi madre junto a la escalera.

Comencé a rodar hacia abajo y todo daba vueltas a mi alrededor. Sentía los cristales perforando y clavándose en mi piel, en mis brazos, en mis piernas.

Tendida en el suelo con el dolor asechando mi cuerpo y los latidos del corazón desbocado moví la cabeza a los lados y alcancé a verlo parado justo frente a mí, tenía sangre en todos lados, escuché un estruendo y luego sirenas alrededor, pero no supe que pasó, la oscuridad fue más fuerte y me atrapó.