3 de septiembre, 2017
—¿Puedo pasar? —levanto la mirada del ordenador y miro a Lauren en la puerta con una funda extra grande de patatas fritas. Su cabello estaba suelto llevaba un short con estampado floral y una blusa de tirantes rosada, parecía la ropa de una niña de algunos doce años—. Me aburro. —Entra sin que le conteste y se sienta a mi lado en la cama.
—Por supuesto Lauren, puedes entrar —digo rodando los ojos.
—Ese amigo tuyo, Zane, me ha contado mucho de ti —dice mientras lleva una fritura a su boca.
Cierro la laptop y le presto mi atención.
—¿Cuándo fue eso? —cuando vino no duró tanto tiempo junto a ella como para hablarle de mí.
—Me dio su número.
Tan normal en Zane, hablar con todos, y en especial hablar mucho de mí. Por eso Ava y él se llevan tan bien.
—No sabía que le tienes miedo a las arañas.
Me giro para verla mejor y robo su bolsa de papitas.
—No les tengo miedo a las arañas. Solo no las tolero. —asiente—. Haber, dime. Tú a qué le tienes miedo.
Se queda un momento en silencio, se come la papita que tenía en su mano y levanta los hombros.
—Tengo miedo de ver a mi padre otra vez —responde.
Frunzo el ceño, acaso él la maltrataba, ¿es eso lo que tanto vive atormentado sus noches?
—¿Él te maltrataba? —inquiero.
Ella suspira y me da el frente.
—No, él siempre fue un padre ejemplar, nos leía cuentos a mí y a mi hermana, a pesar de que no nos gustaba. Nunca fuimos amantes de la lectura, Payton era más aficionada de la música, tocaba el violín junto a mi madre y yo tomaba fotografías a las plantas que sembrábamos en el pequeño invernadero de nuestra casa. Papá siempre fue muy cariñoso con nosotras, siempre aguantaba las travesuras de Payton y mía —sus ojos se llenan de lágrimas—. Yo lo amaba, pero ahora no puedo amar lo que es. Ni siquiera puedo verlo Chris, llevo seis años sin hablarle, sin verle y es mi única familia de sangre cercana que me queda. Y no lo odio, no puedo odiarlo, pero tampoco puedo amarlo como lo hacía antes. Tal vez si mamá estuviera aquí, si Payton también estuviese aquí fuese más fácil y no tendría porque ignorar su existencia y negarle que me vea.
Remueve sus dedos entre sí y yo uno mi mano con la suya deteniendo ese movimiento.
—Algún día podrás hablarle Lauren, perdonar es difícil, pero no imposible.
Ella niega con la cabeza.
—No lo entiendes Chris. ¡Él mató a mi familia, la mató por mi culpa!
—No debes de echarte, ni echarle la culpa Lauren.
Ella vuelve a negar con la cabeza, de sus ojos brotan lágrimas y se intenta alejar de mí, sin embargo, la detengo y la estrecho contra mi pecho.
Siento como llora en mi hombro y la abrazo por un largo tiempo, tan largo como para notar que se ha quedado dormida. Está muy agotada, la he despertado ya varías veces cuando la escucho gritar, es como si sus pesadillas no se detuvieran ni la dejaran en paz.
Recuesto su cabeza sobre una almohada y la cubro con las sábanas retirando sus zapatos y dejando la bolsa de papas en la mesita de noche.
—Yo estaba ahí cuando las mató —susurra aún acurrucada entre las sábanas, pensaba que estaba dormida, pero al parecer no, solo se dejó mimar por mí—. Estaba con Joey, pasaba ese día la tarde con él y mi hermana se quedó cuidando a mi padre. No estaba del todo estable, le había dado un pre-infarto y tenía que estar en reposo, así que nos torneábamos para cuidarlo, mientras mi madre trabajaba. Payton me llamó estaba apresurada, atropellaba las palabras y solo repetía una y otra vez que fuera a casa que David estaba mal. Y así lo hice, Joey me encaminó a casa, estaba tan asustada de que le hubiera dado un infarto... Hubiera sido mejor así.
Se gira a mirarme con sus ojos algo achinados y rojos por llorar, yo me acerco más a ella y tomo una de sus manos con la mía entrelazando nuestros dedos, su mirada se detiene en ese punto y continúa.
—Había mucho tráfico, demasiado —hace un gesto de negación con su cabeza—. Salí del auto corriendo y deje a Joey atrás, llegué a casa y me di cuenta que mi madre ya estaba ahí, parecía que alguien se había metido a robar a casa así que llamé a la policía pensando que era solo eso. Subí las escaleras y encontré a mi madre, a mi hermana y a mi padre en una discusión sin sentido alguno. Después todo pasó tan rápido, mi padre forcejeaba con mi madre, la hirió de gravedad cuando intenté ayudarla, y me tomó del cuello. —De manera inconsciente se lleva una de sus manos a la parte mencionada, su mirada parece estar en nuestras manos, pero podría jurar que están en cualquier lugar menos ahí.
—Lau...
Niega con la cabeza y está vez me mira.
—Déjame terminar, quiero contarte —suspira y seco una de las lágrimas que ruedan por sus mejillas—. Intentaba ahorcarme, Payton lo detuvo, luego sacó un arma que, no sé cómo rayos no me di cuenta, no lo sé —mueve su cabeza de un lado a otro—. Le disparó a mi hermana y... y salí corriendo. Él iba tras de mí, ya podía escuchar la sirena, cosa que no lo detuvo a volverme a atacar.
Ella se aparta las sábanas del cuerpo y sigo su movimiento, me muestra su pierna izquierda, exactamente una cicatriz en la parte trasera del muslo, tiene un poco de relieve y no es muy grande. Dando veracidad a las palabras que me dijo cuando estaba a punto de irse en el ascensor.
—Me disparó. —Vuelve a tapar la cicatriz con rapidez y me da una sonrisa forzada—. ¿Duré unas tres, cuatro, cinco semanas en el hospital? —dice algo dudosa—, mi madre murió por una herida en la vena Orta y mi hermana no pasó la operación a la que fue sometida. Mi padre está internado en un psiquiátrico, él es esquizofrénico ¿Sabes? Y los medicamentos le estaban haciendo daño, estaban fuera de la fecha de caducidad. ¡Yo compré esos medicamentos y nunca les verifiqué la fecha! —Se altera al decir esto último.
Con esa oración pareciera que la culpa cae sobre ella, sin embargo no creo que sea así, el departamento farmacéutico que vende esos medicamentos no puede expedir cosas vencidas. Aunque ese no es el punto importante, lo importante es que ella aún está sufriendo por eso y que ha confiado decírmelo.
—Lauren, tranquila, no es tu culpa. —La abrazo y ella llora en mi hombro susurrando que sí, que ella tiene la culpa, que ella se siente culpable a pesar de que todos digan que no, que ella pudo hacer más, pero no lo hizo.
Y así pasamos ratos y ratos que no podría saber con exactitud cuántas horas fueron, en la que ella lloraba y yo intentaba calmarla y hacerla cambiar de opinión.
Nunca escuchó mis palabras.
Tal vez por eso no ha superado lo que ha pasado, porque no escucha a los demás.
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Lila ✔️
RomanceElla hizo la promesa de que después de su viaje a San Francisco traería la felicidad con ella. Que superaría ese pasado que tanto la atormenta. Él se ofreció a ayudarla, pero nunca prometió que la ayudaría a afrontar su pasado, aunque sin darse cuen...