35| Shay

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35| Shay

Me giro otra vez hacia Zane y termino mi copa de vino, en el escenario logro ver como reconocen a algunos empleados por el buen desempeño en estos últimos meses. Y quisiera ser uno de ellos con tal de alejarme de la mujer que se dirige hacia mí.

No entiendo como en algún momento pude compartir momentos supuestamente buenos con ella, realmente es atractiva. No tiene atributos en excesos, las curvas que marcan su cuerpo con una buena distribución te hacen querer estrecharla cerca, su pelo oscuro y largo por las extensiones le quedaban perfecto, se me hacía raro las veces en que se despojaba de la melena falsa, justo como ahora, su cabello llegaba un poco más allá de los hombros.

La mayoría de los hombres se giran al verla, hace un año y medio yo era uno de esos estúpidos.

¡Maldito Christopher del pasado!

El peor problema en que pude meterme fue bajo esa falda.

Podía ser dulce y tener la cara más angélica que hayas visto, pero no iba caer, no iba a enterrarme en algo que ya conozco y que no me gustó aunque en su momento pareciese lo contrario.

—¡Christopher! —me saludó y me quedé justo como estaba, sin prestarle la más mínima atención.

No estoy para ofrecer mi tiempo a alguien que no lo merece, que no supo apreciarlo en su momento y que solo piensa en sí misma.

—Tenía ansias de verte —dice posando su mano en mi brazo izquierdo y sentándose justo a mi lado.

No me había dado cuenta que ese asiento estaba vacío.

¿Dónde rayos es que han quedado las palabras que le he dicho a esta mujer? ¿Qué se supone que se hace cuando no entienden que no quiero tener nada que ver con ella? ¿Qué se supone que pasó con lo que hizo?

Tengo vergüenza de ella, la vergüenza que no sintió con sus decisiones la tengo yo de tan solo pensar que he estado con una persona sin corazón como ella.

—Qué lástima porque yo no —respondo de mala gana con los dientes apretados.

Las personas aplauden justo cuando Shay decía algo que no logré escuchar. Todos se ponen de pie para felicitar a otros o simplemente para irse, justo como yo iba a hacer. Pero me detuvo tomándome por el brazo.

—Sé que no terminamos de buena manera, Pher, pero no significa que no podamos ser amigos.

De hecho si habíamos terminado de buena manera, de mi parte claro que sí, pero ella no quería eso y lo complicó todo.

—Lo siento, Shay, pero suficiente tuve con el desastre que armaste y a menos que quiera amanecer justo a tu cama borracho y drogado, pues no.

Vi como su cara se enrojeció de furia y la sonrisa que antes tenía desaparecía entre sus labios apretados y pintados de un color carmesí.

—¿Me crees drogadicta? —chilló.

—De ti puedo esperar cualquier cosa.

Y no lo vi venir. Pero ya tenía su palma justo en mi mejilla.

¡Dios! Que respeto a las mujeres, pero esta era una de esas a las que no quería respetar.

Debería de encontrar a alguien que le baje los niveles de ego que innecesariamente tiene.

—Vuelves a pegarme y no dudaré en...

—¿En qué Reid? —justo a su lado aparece Grayson Hamilton, que por como posa su mano en su cintura es con quien vino Shay y que lamentablemente es el encargado de Recursos Humanos—. No creo que vayas a pegarle a una mujer, no te creía uno de esos.

Y definitivamente no debo contradecirlo si no quiero ser despedido, aunque nunca pegaría a una mujer.

—Y no lo soy Hamilton. —Le hecho una breve mirada a Shay que sonríe con satisfacción. Miro mi reloj notando que casi son las doce—. Espero que pasen feliz noche —miento, no me salen buenos deseos para ninguno de los dos.

Paso a su lado sin esperar respuesta.

¿Dónde se habrá metido Zane? ¿No se supone que estaba conmigo?

Niego con la cabeza, el muy desgraciado siempre sabe escabullirse. Me dirijo al estacionamiento y pongo el auto en marcha.

 Me dirijo al estacionamiento y pongo el auto en marcha

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27 de agosto 2017

La casa estaba en total silencio cuando abrí la puerta, los zapatos de tacón que supongo llevaba Lauren estaban junto a la puerta; en la encimera se encontraban dos tazas sin ningún contenido dentro, seguramente Ava y Lauren habían estado ahí sentadas en mi ausencia.

Saqué la chaqueta del traje y la dejé encima del mueble. Justo en el pasillo me di cuenta que la puerta de la habitación de Lauren estaba abierta y sin dudarlo entré a ver si estaba dormida.

Se encontraba sentada en la cama con una laptop en su regazo, con la poca luz que había en la habitación notaba sus ojos hinchados y rojos por haber llorado, incluso su cara estaba sonrojada, llevaba el mismo vestido que tenía cuando nos íbamos.

Cuando se dio cuenta de mi presencia cerró la laptop de golpe y se incorporó de inmediato.

—Me sentiría mejor si salideras de mi habitación. —Evidentemente seguía enojada conmigo.

Esa amistad que había establecido con Ava debía ser lo suficientemente importante como para aún estarlo.

—Quiero hablar contigo.

—Pero yo no —se acercó a mí y tiró de mi camisa en dirección a la puerta.

Me quedé viéndola esperando que cambiara de opinión. Pero su mirada fría y azulada se clavaba como dagas a mi encuentro. El toque sonrojado solo la hacía lucir más enojada y dura.

Su orgullo estaba activo frente a mí.

—Mi día ha sido lo suficientemente activo como para conversar ahora Christopher, por favor —habló con más suavidad.

Pasé la mano derecha por mi cabello frustrado. ¿Por qué las mujeres son tan complicadas? Unas se regalan como algún bono navideño dado por el gobierno, y otras simplemente deciden ser ellas e ignorarte deliberadamente.

¡Alguien que me dé ese manual tan deseado para entender esta vida!

Suspiré y decidí no molestarla más e irme.

Suspiré y decidí no molestarla más e irme

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Lila ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora