Ella hizo la promesa de que después de su viaje a San Francisco traería la felicidad con ella. Que superaría ese pasado que tanto la atormenta.
Él se ofreció a ayudarla, pero nunca prometió que la ayudaría a afrontar su pasado, aunque sin darse cuen...
Los días habían pasado volando, me la había tomado fotografías desde los alrededores hasta uno que otros lugares en lo que Christopher se ofreció a llevarme, había conocido el Golden Gate como era de esperarse y tenía mi propia foto del mismo, incluso me dejé convencer de Chris de que me tomara una foto, siempre era yo quien tenía fotos de todo y en escasez fotos mía, tan pocas que las podía citar con la palma de mi mano, pero para quien no me conociese pensaría que el montón de fotos que tengo en el ordenador son de mí.
Era una tarde cálida, me encontraba totalmente sola en el apartamento. Por lo que sé Christopher iba a trabajar, una compañía de publicidad según lo que había dicho, se encargaba de trabajar con la página web de la misma desde la casa y solo asistía al trabajo dos días a la semana, miércoles y los jueves.
El timbre sonó, no podía ser Christopher, apenas son las tres de la tarde y dudo que si asista al trabajo dos días a la semana llegue tan temprano, y en los pocos días que he estado aquí nadie ha venido, por lo visto él no tiene muchos amigos.
Cuando abro la puerta me encuentro con una sonrisa que ya había visto antes, Ava, si no mal recuerdo, la hermana de Christopher.
—¡Hola! —saluda con gran entusiasmo y hasta me abraza como la última vez, respondo a su saludo.
—Christopher está trabajando, así que no está aquí, ¿pero podría ayudarte en algo? —inquiero.
Frunce el ceño y se queda pensativa.
—Se me había olvidado —responde—. Siempre se me olvida que trabaja los miércoles —dice tomando asiento en uno de los muebles.
Ava es muy hermosa, su estatura es casi similar a la mía, solo que algunos centímetros más alta que yo, tiene ojos oscuros y cejas no tan finas de color marrón claro al igual que su cabello ondulado que llega un poco más abajo del comienzo de su espalda.
—¿Quieres ir a comer algo? —pregunta—. Como Christopher no está aquí y no tengo nada que hacer, podríamos salir por ahí, así nos conocemos, estar aquí sola ha de ser aburrido, yo no puedo estar sola en casa cuando Jessica no está ahí, me muero luego —habla muy rápido.
De cierta forma tiene razón, ya había arreglado todas mis fotografías y no tenía nada que hacer, así que, decido aceptar.
—Está bien —respondo.
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Apenas era un sólo día y ya sabía la vida entera de Ava, ni siquiera tenía que esforzarme en buscar un tema de conversación porque ella era muy buena en eso, fuimos una repostería donde hacían unos excelentes cupcakes de todos los sabores y diseños, aunque solo me opté por chocolate y almendra había aprobado como cinco sabores diferentes porque al parecer Ava tenía una obsesión con ellos.