9| Curiosidades

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Comencé a teclear en la computadora deprisa, me sentía frustrado, nada de lo que planeaba me salía bien y sabía a la perfección porqué, mi mente estaba en otra parte, no muy lejos, a solo metros de aquí y es que no dejo  de pensar en la chica que se encuentra al otro lado del pasillo. Pensamientos un tanto buenos como un tanto desagradable y es que me molestó que se atreviera a entrar a mi habitación y revisar mis cosas, tal vez ella creía que no me daría cuenta, pero soy muy ordenado y sé con exactitud como dejo las cosas.

Nunca he tolerado las personas que se entrometen donde no deben y estoy restando puntos cada vez, no puedo negar que es hermosa y sus ojos azules me tienen en intriga, no dejo de pensar en que se me parecen familiares, pero he conocido tantas personas con los ojos azules que tal vez solo sea una obsesión mía.

Me cuestiono por haber dado la idea de acompañarla a hacer sus fotografías, tengo mucho trabajo atrasado y aunque tenga que salir de casa de vez en cuando no parece que sea una buena idea.

Escucharla hablar por teléfono con alguien más me hizo cuestionar como me he portado con Ava, ella ha sido tan cariñosa todo este tiempo y siempre quiere hacer lo mejor, aunque la última vez que lo intentó terminé de ser parte del ejercito, sé que aunque mi madre se sintió decepcionada conmigo estuvo totalmente de acuerdo en que tuviera una vida como cualquier civil, a ella nunca le gustó cuando mi padre tomó la decisión de ponerme en un campamento militar, menos cuando de verdad decidí serlo.

Pero a pesar de todo eso lo que me hizo echar atrás fue el te quiero en sus palabras, aunque no tiene ningún sentido, no debería molestarme que tenga pareja, ni siquiera estaba pensando en tener más que una amiga como compañera, así que enojarme no estaba en mis planes, mucho menos estar pensando en ella, en lo que esté haciendo ahí fuera.

Cerré  la computadora y decidí salir para hablar con ella, de seguro debe pensar que no soy alguien normal si la dejé sola en la cocina sin haber terminado de hablar, tal vez se retracte de la idea y no quiera ir conmigo a tomar las fotos que tanto desea.

Estaba en el balcón, hacía algo con su cámara, parecía muy concentrada.

—¿Muy concentrada? —al escuchar mi voz lo que antes tenía en sus manos se cae—. Lo siento. Parece que soy bueno tomándote por sorpresa.

—No, no es nada —recojo lo que antes tenía en sus manos y se lo paso sentándome justo en frente.

Me quedo ahí mirándola, viendo como ajusta el lente de la cámara y luego mira a través de ella, apuntando hacia mí, esboza una sonrisa y sus hoyuelos relucen en su rostro espero que no me este tomando fotos.

—¿Por qué te fuiste? No habíamos terminado de hablar —dice bajando la cámara a su regazo.

—Pensé que querrías privacidad —miento.

—Es bueno que pienses eso —dice—. Pero no era necesario.

Tal vez no era necesario para ti, pero si era necesario para mí, quería decir, pero me contuve.

—¿Era tu novio con el que hablabas? —frunce el ceño.

—No, no tengo novio Chris.

—Lo siento —respondo avergonzado.

¿Desde cuando digo tanto esa palabra? Siento como si mis decisiones fueran erróneas delante de esta mujer.

—Tal vez pienses que soy entrometida —baja su mirada—. ¿Pero porque tienes un arma?

Sonrío, ella no había admitido que la había visto, ha de sentirse avergonzada con su acción de andar merodeando en las cosas que no le pertenecen.

—Es legal por si te lo preguntas. Era militar.

Abre mucho sus ojos.

—¿Y por qué ya no lo eres? —por idioteces, malas decisiones, personas que no creían en mí y sobre todo problemas con la ley. Que básicamente era la peor parte de todo. Haber tenido problemas con algo que debía defender.

—No quiero hablar de eso Lauren, ¿Por qué no me dices algo de ti? ¿De dónde conoces a Joey?

La sonrisa que brillaba en su rostro se fue desvaneciendo. Me di cuenta de que mi pregunta no le había caído bien, iba a cambiar de tema con tal de no incomodarla, pero comenzó a hablar.

—Su familia vivió junto a mi casa por un tiempo,  como desde que tenía cinco años lo conozco, desde la escuela para ser exacta, desde eso somos inseparables —vuelve a sonreír, sin embargo esta vez su sonrisa no llega a sus ojos—. Él es casi como mi hermano.

No he pasado mucho tiempo con Joey, solo nos vemos cuando nos reunimos todos en casa de mi abuela una o dos veces al año, navidad y en ocasiones en el día de su cumpleaños, sin embargo cada vez que hemos compartido ha sido sin ningún tipo de problemas, aunque los últimos cinco o seis años no ha venido por razones que desconozco, según él es confidencialidad lo que hace que se reserve las razones por la que ha dejado de venir. En cierto momento llegué a pensar que se había molestado con alguno de nosotros, pero había hablado con su madre al respecto y me dijo que alguien muy cercano a ellos estaba pasando por una situación difícil y él se había quedado con temor de que algo malo le pasase o peor perder a esa persona. Aún tengo mis curiosidades sobre el tema.

—Crees que podamos ir mañana por la mañana, si no te molesta —cambia de tema, supongo que para alejar esos pensamientos que la hicieron cambiar de expresión.

—Por supuesto —respondo.

Ella toma su cámara y todo lo que tenía junto a ella y se pone de  pie.

—Entonces nos vemos luego —dice camino a su habitación.

Creo que no debí tratar el tema, parece que de verdad le molestó mi pregunta y guardé muy bien el tener cuidado en hablar sobre su vida.

Lila ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora