38| La Equivocación De Ava

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38| La equivocación de Ava

Había varios hechos que no podían pasar desapercibido tras sus palabras.

"Tú eres el único impedimento para que esto funcione".

Y el nombre de esa chica con la palabra embarazada.

En estas últimas semanas, me había estado preguntando que pudo haber pasado para que Christopher sea tan distante con Ava, y esto no parecía una opción en mis cálculos, que por si eran nulos, ya que no tenía ni la más mínima idea de que pudo haber hecho, aunque aún no lo sepa. No llegaría a pensar que tenía a un niño de por medio.

¿Chris será padre?

Por su cara sabía que no debía de venir nada bueno tras esas palabras, que de por sí no era nada bueno un embarazo no deseado y no me refiero a que un bebé no sea algo bueno, porque lo es, un niño es una bendición, sin embargo esto no sería un problema de ser así.

—Le ofrecí mi apoyo —desvía su mirada para otra parte—. El niño tendría todo lo necesario, todo lo que estuviera a mi alcance, pero... Ya no quería nada con ella y un bebé no iba a cambiar las cosas. Comenzó a decir que se sentía sola, que estar en su casa no le hacía bien, que él ambiente de su hogar le daba náuseas y vino a mudarse aquí conmigo. Le ofrecí la habitación de huéspedes, pero se colaba en la mía y yo me apartaba, porque a pesar de que llevara ese niño en su vientre seguía siendo tan mala con los demás como lo era siempre. ¡Tan celosa y posesiva como si tuviéramos algo! Eso a ella le incomodó, salió por esa puerta y cuando el timbre sonó había dos policías dispuestos a llevarme con ellos.

» Me acusaban de violencia doméstica. Por mi madre, que nunca en mi vida le he pegado a una mujer. Mucho menos a una embarazada hasta causarle la pérdida de un bebé. No sé dónde diablos se metió o quién fue que le proporcionó esos golpes. Pero me estaban acusando a mí. Ella dijo que fui yo quien la agredió. Se lo contó a todos, Ava fue la primera en apoyarla e incentivarla a que pusiera la denuncia contra mí.

» La ayudó a buscar un abogado y se negaba a verme o creer lo que decía. Busqué ayuda de un buen abogado y antes de que todo se volviera más grande y hubiera un juicio donde duraría varios años en la cárcel pude hablar con ella. Lo hizo para verme sufrir justo como estaba sufriendo ella por mi rechazo, que aunque no planeaba enviarme a la cárcel si planeaba marcarme con un recuerdo no favorable. Después de sus estúpidas palabras, retiró la demanda. No querían dejar el caso, pero como no había pruebas en mi contra fue un punto a mi favor, en ningún momento negó que no le había pegado; no era tan tonta como para tener problemas con la justicia por haber omitido la verdad.

—Mató a su propio hijo —murmuro y él asiente.

Mi ceño se frunce, era un bebé, indefenso, que se le negó venir a este mundo.

Siento la necesidad de acercarme y lo abrazo. Recuesto mi cabeza en su pecho y me hace sentir pequeña.

—¿Estamos bien Lauren?

—Siento haber sido un impedimento en esto Chris.

Él iba muy enserio sin lugar a duda. Él era todo lo contrario a lo que yo en algún momento fui. Organizado y dispuesto a lanzarse. Las relaciones nunca han sido mi fuerte, siempre terminaba rompiendo porque nunca llegaba amar al otro. Eso era suficiente razón como para no continuar por mucho algo que no iba a florecer en la otra mitad.

Me separo un poco de él para mirarle.

—Soy muy terca, ¿cierto?

Sonríe mostrando sus dientes.

—Eres muy terca, diría que orgullosa también —responde aún con la sonrisa en su rostro.

Mi mano se mueve justo a su nuca y acaricio su cabello con mis dedos, tan suaves, como si se lo hubiera humectado. Tengo la intención de besarlo y acerco su rostro al mío.

Siento el suave roce de sus labios y su aliento contra los míos cuando se abre la puerta y entra un hombre rubio por la misma, intento alejarme de Chris, pero él no se inmuta de su presencia y me da un corto beso en los labios, tan corto que apenas logré sentir.

—He llegado en mal momento —declara—. Pero no me devolveré, no se emocionen, no soy tan buena persona.

Christopher se ríe y yo frunzo el ceño, ¿quién es él y cómo entró?

—Zane, ¿qué haces aquí? —pregunta Chris.

—¿No puedo visitarte? —responde el susodicho.

Noto como Christopher rueda los ojos.

—Tenías como un año que no pisabas esta casa.

—¡Exagerado! ¿No me la vas a presentar? —dice Zane señalándome, Christopher abre la boca para decir algo, pero es interrumpido por el mismo—. Es más olvídalo, sé hacerlo yo mismo.

Se acercó a mí que ya estaba lo suficiente lejos de Chris como para no robarle su espacio personal.

—Yo soy Zane el amigo de este estúpido.

—Lauren, mucho gusto. —Extiendo mi mano, él la toma y la lleva a sus labios para dar un beso.

—Lo sé, Christopher me ha hablado de ti —dirijo mi mirada hacia Chris quien se lleva una mano al rostro.

—Te pareces un montón a mi hermana ¡Dios! ¿Por qué son tan boca suelta? —levanta sus manos al decir esto último y camina hasta la sala, nosotros le seguimos—. Por cierto, ¿cómo entraste?

Zane sonríe y se tira en el sofá, sus manos se posan en su cabello rubio echándolo hacia atrás y luego las posa detrás de su nuca acomodándose mejor en el mueble.

—Tengo mis tácticas —dice sacando un juego de llaves de su bolsillo.

—¿Cómo rayos tienes mis llaves? —pregunta Chris intentando quitársela.

—Son una copia —se encoje de hombros—, se las robe a tu ex el día que tuvimos la cita con el abogado.

Christopher solo suspira ante las palabras de su amigo y se sienta, me hace señas para que me siente junto a ello, pero niego.

Decido darle su espacio y me voy al balcón mientras ellos conversan a pesar de que Zane quiere incluirme en la conversación. Me recuesto en la barandilla y miró hacia abajo.

Sonrío al ver a una niña rubia se parece a la del parque, va junto a un hombre de igual manera rubio, ha de ser su padre; la niña, Sophie, como dijo que se llamaba se veía muy alegre, daba brinquitos mientras caminaba. Estaba mucho mejor que la otra vez cuando paseaba con la mujer mayor. Vi como se soltó de la mano del hombre y salía corriendo a una mujer de cabello largo y rubio también, la niña estaba muy entusiasmada y, aunque no veía el rostro de la mujer ya que estaba de espaldas y la altura no me permite ver sus facciones parecía muy entusiasta también.

Una linda familia sin duda.

—¡Zane! —escuché el grito de Ava en la sala llamando mi atención.

Me alejé del balcón para ver a Ava ahora abrazando a su hermano, bueno, supongo que las cosas están cambiando y esta vez para bien.

Lila ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora