**Narra: Harry**
El sábado por la noche ha llegado y hay fiesta en casa de Josh, en la mañana le había llamado a Cassie para avisarle y ella me había confirmado, supongo que Jane también irá, solo espero que no use un vestido demasiado apretado.
El reloj marcaba las 8:15 y yo debía comenzar a prepararme así que dejando a un lado mi celular, tomé una toalla para ir a darme una ducha.
Con una toalla amarrada a la cintura y con el pelo revuelto y mojado, tomé del armario unos Jeans ajustados y una franela sin mangas de color negro, más mi cazadora y botas militares de cuero. Un poco de perfume que las volvía locas y secar con una toalla mis rulos para ‘’peinarlos’’ un poco con mis dedos, para rematar, y ya estaba listo para salir a conquistar chicas.
Tomé la billetera con dinero, mis llaves y el celular, y baje las escaleras por el estrecho pasillo, hasta llegar a la primera planta de mi apartamento y salir de allí cerrando la puerta.
En el garaje, estaban mis tres autos, dos de ellos regalados por mis padres y otro ganado en una carrera.
Un Audi negro, la Range Rover y un Mustang blanco que no utilizaba desde la última vez que corrí en las carreras clandestinas. Decidí llevar la camioneta, era más práctica de llevar sin mencionar que tenía que pasar recogiendo a los chicos de camino. Abriendo la puerta, antes de introducirme en la cabina, inserté la llave en el contacto y el sonido de un motor bien aceitado inundo mis oídos, Apretando el pequeño control el portón automático que me dio rienda suelta para salir de allí.
(…)
Unas cuantas calles y avenidas más allá, estaba frente al edificio de las chicas. Sin más preámbulos aparqué la camioneta y me dirigí hasta la recepción, allí saludé a la chica detrás del mostrador. No era que quisiera ser amable, solo pensé que la vieja Patty estaría tras él, pero no, solo era su sobrina, su sexy pero muy puta sobrina. Eso lo había comprobado yo por cuenta propia el año pasado, si hubiese sabido que ella me buscaría luego de aquella noche, no le hubiera hecho el favor.
Ignorando a la tipa que me hacía ojitos tras el mueble de madera, caminé por el pasillo haciendo resonar mi pesado calzado de cuero, ya frente a la puerta de la chicas, iba a tocar, pero la familiaridad del lugar me permitió tomar la perilla y girarla de una vez por todas, definitivamente mis sospechas fueron confirmadas cuando noté que la puerta no llevaba seguro- que descuidadas- pensé, cualquier bastardo pudo haber entrado y hacer quien sabe qué con ellas, les recordaría eso más tarde.
El pasillo oscuro era iluminado por las titilantes luces leds de la esquinas. El apartamento era pequeño pero estaba bien acomodado en cuanto a iluminación y muebles se refería
Sin mencionar los diferentes motivos decorativos y la funcionalidad de ellos, dados por sus inquilinas.
Como perro por su casa, tomé asiento en el sofá, desde allí se escuchaba el sonido de secadoras de cabello y el resonar de unos tacones chocando con el piso. El sonido de una puerta cerrándose fue lo que oí, antes de que Cassie hiciera acto de presencia.
‘’Hey, Harold, llegaste temprano’’ murmuró Cassie, ella llevaba uno de sus cortos vestidos, no me impresionaba así la conocí desde el principio, sin embargo siempre me preguntaba cual era el truco que tenía la chica para no lucir como puta usándolos.
‘’Si, terminé de vestirme demasiado rápido’’ dije mirando mi reloj, solo había tardado media hora desde que me empecé a preparar.