Algunos rayos de sol daban de lleno por la ventana, rebotando en mi cara. Poniendo la almohada en frente a mí, traté de bloquearlo, pero lastima, ya estaba despierta. Con todo el fastidio del mundo me levanté y cerré la ventana de golpe, sin fijarme en que mis dedos estaban mal posicionados bajo el marco.
¡¡Auch!! –grité llevándome el dedo a la boca. Cuando tuve la valentía para verlo fue peor de lo que creí, mi dedo estaba hinchado y tenía una gran marca roja, casi como una cortada pero yo sabía bien que solo era un magullón.
-Buena forma de comenzar el día, Jane- exclamó mi foro interno.
‘’Ya lo creo’’ le respondí en voz alta.
Aún con mi dedo todo golpeado, camine hasta el cuarto de baño donde me di el tiempo suficiente para asearme y de paso colocarme una pequeña gasa en la parte que ahora sangraba un poco. Ya vestida, Rápidamente tomé mi bolso tipo maletín, para cruzarlo sobre mi hombro saliendo de mi cuarto.
En la cocina me encontré una nota pegada en el refrigerador de mi compañera de casa, donde decía que se había ido temprano a clase y blah, blah, blah. No tenía hambre así que caminando, fui hasta el Starbucks cerca de la universidad para comprarme un café Latte y cupcakes, como desayuno antes de ir hasta el conjunto de Aulas.
Tan desordenada fue mi mañana, que no me percaté de algo importante...
¡HOY ES MIERCOLES!
Y eso solo quería decir una cosa.
¡Hoy, es el día de mi salida con Liam!
-Genial- pensé. El día que me reencuentro tranquilamente con mi mejor amigo de la vida, y tengo un dedo vendado y sangrante.
(…)
Eran las tres y cuarto de la tarde y la clase del profesor Callahan estaba por llegar a su fin, a esta altura yo estaba casi desesperada, todo el día había estado vuelta como loca por la universidad buscando a Cassie, pero nunca la encontré además de terminar toda despeinada y cansada.
‘’Y bien Clase’’ miró su reloj ‘’Esto es todo por hoy’’ dijo, ordenando las carpetas en su escritorio, mientras mis compañeros hacían lo mismo para salir lo más pronto posible.
-Bien Jane, tienes quince minutos para arreglar ese nido que tienes por cabello antes de que Liam te venga a buscar- y con esa interferencia de mi conciencia. Salí lo más rápido posible, hasta los baños de mujeres
(…)
Un poco de agua en mi cara, una pasada de mis dedos entre mi cabello, y ya estaba lista para salir con Liam, no era que quería impresionarlo ni nada de eso, pero una como mujer tampoco debía ser la gemela de la hija del exorcista.
-Vaya, Jane todos esos año en el internado, te han afectado- exclamó mi fierecilla interna-
-Ella, solo quiere verse presentable, déjala tranquila- dijo la voz de la razón.
Y mientras ella discutían sobre el tema, el timbre había sonado y el sonido de la zapatos chocando con el suelo no se hicieron esperar.
Así que con todo el valor, del mundo salí hasta el jardín delantero del recinto.
(…)
‘’Hey, Jane, aquí’’ me llamaron desde atrás.
Yo voltee.
‘’ ¡Cassie!’’ grité. ‘’Te he estado buscando todo el día’’
‘’Si, bueno amiga, esto es algo que creo que tenemos que hablar en privado’’ por el tono carmesí en sus mejillas y su risita, tuve una idea de lo que ocurría.
‘’ ¿Puedes decírmelo ahora, tengo que salir con Liam?’’
‘’ ¿Liam Payne?’’ preguntó la voz ronca de Harry entrando a la conversación.
‘’No te metas, Harry’’ dijo Cassie, empujándolo a un lado ‘’ y si, si es con él’’ dijo respondiendo la anterior pregunta.
‘’ ¿Y tú de donde conoces a Liam?’’ Medio gritó, con signo de molestia.
‘’Es una larga historia, Harry. De todas maneras a ti no te importa’’ le dije a la defensiva.
‘’Ándate con Cuidado Jane, no conoces a Liam’’
‘’Lo conozco más que todos ustedes ‘’
‘’Ya Harry déjala’’ habló Cassie, ‘’ ¡y tú!’’ dijo señalándome.
‘’Ve por él, chica’’ terminó la oración. Yo reí ante sus ocurrencias.
Fue entonces cuando se escuchó la corneta de una motocicleta y al menos que estuviera equivocada, esa era la vieja Harley davidson de Liam.
(…)
Y pues no me equivoqué, Liam me había pasado a buscar hermosa y reluciente moto, que para mi sorpresa seguía perfectamente intacta como la última vez que me subí a ella. El chico de ojos marrones me saludó y ayudó a montarme en la maquina.
¡Y vaya que aún la conservaba! Pensé al sentir como la moto se deslizaba con todo su elegancia, por el asfalto de las calles de Londres, haciendo ese rugido tan poderoso que solo una Harley puede producir, simplemente se sentía tan bien como el aire chocaba con tu cara haciendo volar tus cabellos. Es sensación de libertad tan placentera.